IV D OMINGO DE C UARESMA , C ICLO A
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
PRIMERA LECTURA
David es ungido rey de Israel
Lectura del primer libro de Samuel 16, lb. 6-7. 10-13a
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
-«Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque
entre sus hijos me he elegido un rey.»
Cuando llegó, vio a Elías y pensó:
-«Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo:
-«No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no
ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo:
-«Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé:
-«¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió:
-«Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» Samuel dijo:
-«Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue. »
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen
tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel:
_«Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel
momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 22, lJa. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por
cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me
sosiegan. R'.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con
perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en
la casa del Señor por años sin término. R.
SEGUNDA LECTURA
Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14
Hermanos:
En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.
Caminad como hijos de la luz -toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz-,
buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las
tinieblas, sino más bien denunciadlas.
Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice:
«Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»
Palabra de Dios.
Yo soy, la luz del mundo Dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
EVANGELIO
Fue, se lavó, y, volvió con vista
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-41
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron:
-«Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?»
Jesús contestó:
-«Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios.
Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la
noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.»
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego
y le dijo:
-«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir
limosna preguntaban:
-«¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían:
-«El mismo.»
Otros decían:
-«No es él, pero se le parece.»
Él respondía:
-«Soy yo.»
Y le preguntaban:
-«¿Y cómo se te han abierto los ojos?»
Él contestó:
-«Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que
fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver. »
Le preguntaron:
-«¿Dónde está él?»
Contestó:
-«No sé.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo
barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido
la vista.
Él les contestó:
-«Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban:
-«Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros replicaban:
-«¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
-«Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó:
-«Que es un profeta.»
Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista,
hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:
-«¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que
ahora ve?»
Sus padres contestaron:
-«Sabernos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo
sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos.
Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse. »
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya
habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por
eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
-«Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador. »
Contestó él:
-« Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo.» Le preguntan
de nuevo:
-¿«Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?»
Les contestó:
-«Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?;
¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos? »
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-«Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros
sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.»
Replicó él:
-«Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me
ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es
religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un
ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.»
Le replicaron:
-«Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
-«¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó:
-«¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo:
-«Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo:
-«Creo, Señor.»
Y se postró ante él.
Jesús añadió:
-«Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los
que ven queden ciegos.»
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:
-«¿También nosotros estamos ciegos?» Jesús les contestó: -«Si estuvierais ciegos,
no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.»
Palabra de Dios.
L OS CIEGOS Y LA LUZ - IV D OMINGO DE C UARESMA , “A”
Jesús curó a muchos ciegos... Sin embargo, ésta curación ocupa en el Ev.
de Juan un capítulo entero (el 9). Ya este simple hecho tiene que hacernos
sospechar que hay “algo”, hay MUCHO detrás de esta curaci￳n...
Al leerlo este capítulo - y lo hemos leído entero - San Juan no se detiene
tanto en el milagro, sino más bien en las distintas reacciones de los hombres
ante este hecho de Jesús...
Hay, en efecto, un profundo simbolismo:
Por una parte, un ciego... que ve, que descubre al Salvador ... Y por
otra, unos “sabios” que dicen ver... pero en realidad están ciegos ’ pues no
alcanzan a ver al que tiene adelante.
Y el milagro se realiza a través de una purificación con agua ...lo cual nos
remite a la dinámica de la Cuaresma, al final de la cual renovaremos las promesas
de nuestro Bautismo (purificación a través del agua...), y lo haremos precisamente
por medio de la aspersión del agua durante la Vigilia Pascual.
[Notemos cómo cada uno de los evangelios que vamos leyendo durante los
domingos de este ciclo litúrgico involucra algún elemento bien definido, que tiene
que ver con nuestra vida de todos los días , la natural y la sobrenatural: el
primer Domingo de Cuaresma nos hablaba del pan (y las tentaciones); el segundo,
de la luz (de la Transfiguración); el tercero, del agua y la sed (la samaritana); y
hoy, el tema del ver o no, de un ciego que ve, y otros videntes que están ciegos,
de la luz y las tinieblas... ]
El ciego: caracterizado por una enfermedad terrible ... que lo era mucho
más entonces. Se trataba de un hombre anulado . Su vida era siempre triste y
miserable, era vivir siempre en la oscuridad, no gozar de la luz, no distinguir los
colores. Los ojos, considerados las “ventanas” del cuerpo, estaban siempre
cerrados, y por ende dejaban al cuerpo en condición semejante a la de un
sepulcro: cerrado, lleno de oscuridad y de muerte...
Por eso la ceguera era relacionada con la comisión de algún pecado muy
grave, y por eso mismo la pregunta de los apóstoles...
Por todo esto, el ciego del Evangelio es una perfecta imagen del hombre
cuando se encuentra lejos de Dios...
Sin fe, “no ve”, no puede avanzar, no puede vivir...
Frente al milagro consumado, las opiniones se dividen:
Sus conocidos:
—¿Es el mismo hombre, o es otro?
Los fariseos:
- ¿El que lo ha curado, viene de Dios?
“Sí: un pecador no podría hacerlo”
“No: lo hizo en Sábado.”
Pero en uno y otro caso retroceden ante la perspectiva de tener que
comprometerse con Jesús.
Si lo reconocen como Dios, deberán escucharlo, obedecerle, cambiar... Y
ellos están muy “c￳modos” como están. Por eso echan al ciego cuando les dice que
es un Profeta: no tienen argumentos [“No hay peor ciego...], y la única solución
es “no querer ver”...
«He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y
queden ciegos los que ven.»
Hay quienes, teniendo ojos muy saludables, están ciegos .
No necesitan un trasplante de córneas, sino un trasplante de fe.
Necesitan abrir no los ojos, sino el corazón.
Frente al milagro, se amargan en lugar de alegrarse (tristeza blasfema, que
rechaza los dones de Dios...), acusan a Jesús, y echan al que recibió el milagro,
llenándolo de insultos... Ellos son los verdaderos ciegos: no ven, no quieren ver, y
en esa terquedad ya tienen su castigo, pues se privan de la alegría de Cristo.
Algo semejante les ocurre a muchos en su actitud frente a la Iglesia, con
limitaciones, pero milagro viviente al fin: son los que no quieren creer que signos
tan pequeños (agua, pan, vino, aceite...) puedan comunicar algo tan grande... Son
los que se escandalizan de lo que hizo Jesús: “ escupió en la tierra, hizo barro con
la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: «Ve a lavarte a la piscina de
Siloéᄏ, que significa ᆱEnviado.ᄏ”
+ En la noche de la Vigilia Pascual, todos nosotros viviremos
simbólicamente la realidad profunda del Evangelio de hoy: entraremos en el templo
a oscuras (que es como se encuentra la humanidad sin fe en Cristo), presididos por
el Cirio Pascual (símbolo de Cristo Resucitado). Cantaremos “LA LUZ DE CRISTO” -
“DEMOS GRACIAS A DIOS” ; encenderemos nuestras velas, haciendo nuestra esa
luz que expulsa la oscuridad...
También nosotros, “ciegos” de Dios, fuimos llevados a la piscina de
“Siloé” (pila bautismal), fuimos lavados, y ahora por gracia de Dios,
vemos...
+ Muchos viven penosamente... porque les falta fe; y sin la fe, los
problemas arduos se vuelven insoportables, las cosas difíciles se vuelven
imposibles, la felicidad se transforma en un puerto huidizo e inalcanzable, y la
existencia humana se torna una terrible pesadilla...
Pero también muchos de nosotros podemos vivir como “ciegos”, sin fe.
Decimos que tenemos fe, pero está cubierta por las tinieblas de nuestra pereza,
nuestro desinterés, nuestra abulia, nuestra carga inmensa de problemas, nuestra
desesperación... No asumimos completamente lo que significa ser cristiano...
Nos falta garra y coherencia para obrar de acuerdo a nuestro título de gloria
más grande: somos cristianos . Por eso la noche de Pascua la Iglesia nos invita a
renovar nuestros compromisos bautismales, para que Cristo sea nuestra Luz y
nuestra Vida.
+ La “L UZ DE C RISTO resplandece ante todos los hombres. Aquí sólo es
ciego el que no quiere ver...
+ Pero no se trata s￳lo de ”ver”; hay que mirar , hay que observar con
detenimiento en todo lo que ocurre nuestro alrededor... Más aún, hay que aprender
a contemplar, a ser “contemplativos en la acci￳n”, para descubrir c￳mo el Se￱or de
todo está verdaderamente en todo y en todos...
· Dios nos habla por los hechos de cada día, los acontecimientos en
general de la historia y en particular de nuestra vida personal. Con la fe nos alcanza
y sobra para descubrir los “signos de los tiempos”... “En el rostro de cada uno,
especialmente si se ha hecho transparente por sus lágrimas y dolores, podemos y
debemos reconocer el Rostro de Cristo” (Pablo VI).
· Dios nos habla de modo especialísimo en su Iglesia:
Palabra
Sacramentos
Eucaristía
Nuestra fe estaría totalmente muerta si después de haber descubierto a
Cristo presente de tantas maneras, no se expresara en una nueva forma de vivir.
Que cada día nos dejemos transformar por Cristo... que la renovación de
nuestros compromisos bautismales renueve nuestra vida... Como le ocurrió al ciego
(el cambio lo dej￳ tan transformado, que no lo reconocían: (“¿es él u otro que se le
parece?”), que también nosotros seamos resplandor de Cristo.
O, como lo dice San Pablo a los Efesios (IIª lect.):
“Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor.
Vivan como hijos de la luz.
Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad”
Amén