Solemnidad. Domingo de Pentecostés
PENTECOSTÉS Y LA VIDA HUMANA.
Pentecostés está unido al Espíritu Santo. Pero actualmente hay pocos católicos que
saben porqué la palabra Pentecostés en CLAVE DE FE CRISTIANA es sinónimo de
presencia del Espíritu Santo . Menos aún saben el para qué de la presencia del
Espíritu Santo en la historia humana de cada día y hasta piensan que es una
piadosa exageración si se les dice que la presencia del Espíritu Santo, los hombres
y mujeres lo necesitamos para lograr la plenitud humana: lograr la perfección
humana. Y es así sin ninguna exageración. Ni que decir lograr la vida cristiana… S.
Tomás fiel a la revelación de Jesús sobre el Espíritu Santo afirma que sin la gracia
del Espíritu Santo no se puede hacer ningún acto cristiano…, siguiendo a S.Pablo
que afirma rotundamente que nadie puede pronunciar el nombre de Jesús con valor
de salvación sin la animación del Espíritu Santo. Pentecostés está unido al Espíritu
Santo. El Espíritu Santo esta unido al Amor. El amor al Perdón. El Perdón a la Paz.
La Paz a la felicidad…
De ahí la importancia de la festividad de Pentecostés que es como la otra cara de la
festividad de Pascua. El cardenal Pironio lo llamaba la “super Pascua”. En
Pentecostés se nos entrega el fruto de la Pascua . Es decir: la presencia
activa y transformante en el mundo de los hombres. Presencia del Espíritu
Santo que recrea la vida entera de “todos los hombres y de todo el hombre” 1 . Con
Pentecostés se inicia el ansiado mundo nuevo y el logro de la buscada liberación
integral. Es un hecho en personas y comunidades que le abran sus corazones.
En coherencia con la total imprescindibilidad de la presencia y actividad del Espíritu
Santo para el ser y misión de la Iglesia, nuestro querido Papa Francisco reclama
como broche de oro en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, que “los
evangelizadores se abran sin temor a la acción del Espíritu Santo”.
Les voy a transcribir textualmente el primer número del capítulo quinto (N° 259) de
la Alegría del Evangelio: “ En Pentecostés el Espíritu hace salir de sí mismos a los
Apóstoles y los transforma en anunciadores de la grandeza de Dios, que cada uno
comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la
fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y
en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”.
“Invoquémoslo, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo
de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma”
A tal punto la vida cristiana está animada por el Espíritu Santo que siempre que se
refiere a El –el mismo Jesús- se refiere en términos globales como “…nos enseñará
1 Concilio Vat.II: Gozo y Eesperanza
toda la verdad” y “ …lo penetra todo…” Es tal su poder transformante haciendo
siempre la verdad en el amor que como signo de su presencia recrea la unidad
desde la diversidad . Así aconteció en el primer Pentecostés 2 Lo que jamás se había
pensado que hombres y mujeres de razas diversas hablando su propia lengua se
entendieran en su mismísima lengua materna.- Con la efusión del Espíritu vínculo de
Amor en Dios entre el Padre y el Hijo, hombres y mujeres, enemistados pueden
transformarse en una gozosa fraternidad.
Es lo que necesitamos, hoy, en la Argentina y en el Mundo entero.
Orar es reconocer la presencia bienhechora de Dios - Oremos, entonces, con fe en el
Espíritu Santo, por la Paz que necesitamos y supera todo anhelo y esfuerzo humano
Miguel Esteban Hesayne
.Obispo
2 Hechos Cap. 2.