XII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
Nos introducimos en la semana en la que el tiempo de luz es más extenso. En
ella está el solsticio de veranos. Dicho sea esto refreído al hemisferio Norte. En
el Sur el invierno viene con más horas de oscuridad. El día más relevante de la
semana es la fiesta del Nacimiento de san Juan Bautista. La fiesta, además de
coincidir –más o menos-con el acontecimiento cósmico del solsticio, tiene otras
referencias temporales, tres meses después de la Anunciación cuando el ángel
dijo a María que “ya estaba de seis meses la que se creía estéril”, Isabel, y faltan
otros tantos meses para celebrar el nacimiento de Jesús. Es semana en la que se
respira en nuestro hemisferio un aire prevacacional, el calor nos inunda, se
relaja la actividad laboral y se preparan las vacaciones. La liturgia sigue su ritmo
y, excepto ese día, nos ofrece lecturas continuas. Las primeras lecturas están
tomadas del segundo libro de los Reyes. Relatan los acontecimientos más tristes
de los dos reinos, el de Israel y el de Judá. Ambos son invadidos, el del Norte
por Senaquerib rey de Asiria y el de Judá por Nabucodonosor, rey de Caldea, y
se producen las deportaciones de las personas más relevantes de ambos reinos
judíos. Todo se debe, insiste el autor del texto a que esos reinos habían la
espalda a su Dios y se habían vuelto hacia otros dioses. El sábado podremos leer
las lamentaciones, del libro de ese nombre, que suelen ser atribuidas al profeta
Jeremías. Nada más real ante esos acontecimientos que el Lamento.
Con permiso de dominicos.org