Solemnidad. San Pedro y San Pablo, apóstoles (29 de Junio)
Pedro Guillén Goñi, C.M.
Según una antiquísima tradición se celebra en un solo día, el 29 de junio, la fiesta
de los dos pilares más destacados de la Iglesia de Cristo en sus orígenes: Pedro, el
discípulo y sucesor de Cristo en la tierra y Pablo, el evangelizador, que irradia la
Palabra del Señor y funda y consolida las primeras comunidades cristianas.
Buena oportunidad para recordar algunas actitudes de la personalidad de San Pedro
y San Pablo que deben ser ejemplo de respuesta comprometida desde la fe en el
mundo de hoy.
Destacamos en San Pablo:
1.La profundidad de su formación teológica para conocer mejor a Dios, amarlo y
defender sus convicciones con mayor conocimiento y compromiso de causa (Gal. 1,
14).
2.La apertura a los signos de Dios que desemboca en una conversión, en un cambio
total de vida pasando de perseguidor de los discípulos del Señor a defensor del
mismo Cristo que lo acoge, lo elige y lo perdona (Hch. 9.4).
3.La plena identificación con el Señor que suscitará en él una armonía plena con el
Maestro para encauzar la totalidad de su vida a la plenitud del evangelio, “no vivo
yo sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal. 2, 19-20).
4.El compromiso evangelizador que lo impulsará a anunciar al Señor resucitado
extendiendo la fe por diversos lugares y fundando las primeras comunidades
cristianas sin importarle los peligros, la persecución o la muerte (Rm. 8, 35).
5.La persuasión de formar comunidades cristianas sólidas desde el conocimiento de
Cristo y desde la fe escribiendo las conocidas Cartas Paulinas, para animar a los
primeros cristianos a mantenerse firmes en el seguimiento de Jesucristo (Gal. 1,
11).
Por diferentes caminos pero coincidiendo en el mismo proyecto, San Pedro es
también figura señera de la primitiva Iglesia y ejemplo de seguimiento:
1.Su disponibilidad en la respuesta al Señor cuando siente su llamada (Mc. 1, 16).
2.Su coraje y decisión en el acompañamiento del Señor en la instauración del Reino
aunque no estuviera exenta de limitaciones humanas (Mt. 16, 23).
3.Su fidelidad y perseverancia por la causa de Cristo y del evangelio en situaciones
de dificultad, persecución y muerte (Jn. 6, 68).
4.Su responsabilidad y aceptación para continuar la misión cuando el Señor les
dejara en este mundo (Mt. 16, 18).
En esta fiesta celebramos también el día del Papa Francisco. Su humildad, sencillez,
apertura y cercanía a las personas, especialmente a las más necesitadas, la
búsqueda de los alejados en las periferias humanas y geográficas nos anima a
entender la óptica del evangelio desde ese mismo esquema que el Santo Padre
pregona.
Con permiso de somos.vicencianos.org