“aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio”
Mt 11, 25-30:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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1. TE ALABO, PADRE, SEÑOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA
Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo
ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los
pequeños.
Cuando menciona a los sabios, está refiriéndose a los fariseos y a los escribas
que eran los intérpretes de la ley, cuando habla de los prudentes, son aquellos
que eran instruidos por los escribas. Así sabio se llama al que enseña y prudente
al que aprende. El Señor llama pequeños o párvulos a sus discípulos, porque los
eligió, no de entre los doctores de la ley, sino de entre la gente del pueblo y los
pescadores; los cuales se llaman párvulos, pequeños o niños, porque no son
hombre que tiene en su intención el hacer daño.
2. LOS PEQUEÑOS Y SENCILLOS, A LOS HUMILDES
Los más excelsos misterios son revelados a los pequeños y sencillos, a los
humildes, es decir a esos que se tienen por pequeños, pero que en el fondo son
los únicos grandes a los ojos del Padre. Sin embargo lo más secreto del amor del
Padre no está a la vista de los soberbios, en especial aquellos que tienen por
grandes a los poderosos.
Es así como los fariseos y a los escribas, soberbios y autosuficientes, no fueron
capaces de comprender la mesianidad de Jesucristo, sin embargo, sencillos
pescadores, hombres pobres, humildes, exentos de presunción, pero limpios y
sanos de corazón tuvieron el privilegio de ser los amigos íntimos de Cristo.
3. "DIOS SE RESISTE A LOS SOBERBIOS, A LOS HUMILDES LES DA LA
GRACIA" (Stgo 4,6)
Dios no cambia sus modos de obrar; sigue ocultándose a los soberbios y sigue
revelándose a los humildes”. Ciertamente, si Dios valoriza enormemente la
humildad, es porque es algo bueno, y no significa ser humilde no tener auto
estima, o no tener ideas de superación, o no amarse a sí mismo. Al contrario, la
humildad da mucha fuerza, en especial porque ella abre las puertas que Dios nos
tiene para vivir en el Reino. “Soy manso y humilde de corazón”, nos ha dicho el
Señor.
La humildad tiene una gran importancia en nuestra relación con Dios y con todos
los hombres, el cristiano está llamado a ser un eterno buscador de esta virtud y
vivir con ella todos los días de su vida temporal.
Y como todo este edificio va fundamentado en humildad, cuanto más nos vamos
acercando a Dios mayor ha de ser esta virtud y si no, todo se viene abajo (Santa
Teresa de Jesus 12, 5; CN 2).
4. TODO ME HA SIDO DADO POR MI PADRE
Dice el Señor: Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi
Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino
el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Solamente el Padre puede entender y manifestar la profundidad del misterio de
Jesús, y él ha querido abrir este secreto a los humildes (1 Cor 1,26). Jesús es el
único que puede conocer al padre y solo el padre puede conocerlo a Él. Jesús se
coloca en una comunión con el Padre totalmente única.
El Hijo vino para dar a conocer al Padre, para esto él nos pide sencillez,
humildad en el corazón, estar vacíos y despojados de nosotros mismos. Él ha
querido abrir este secreto a los humildes.
5. GRACIA AMADO JESUCRISTO, POR LO QUE NOS HAS REVELADO
Bendito sea por siempre Señor, porque nos elegisteis a pesar de nuestra miseria
espiritual, para darnos a conocer al Padre, entonces esta dignidad que nos
disteis, nos debe hacer permanecer en humildad, a fin de continuar siendo
dignos de ti Señor Jesús y nos sigas mostrando al Padre. Que esto sea un gran
estímulo, para que el conocimiento del Padre sea en nuestras vida cada vez más
intenso, por eso todo los días de nuestras vidas queremos darte las gracias, por
toda tu gran bondad.
Te damos gracia amado Jesucristo, por lo que nos has revelado, por darnos a
conocer a un Padre amoroso; amado Jesús nos has dicho y nos ha mostrado
como es de bueno nuestro Padre, como es de misericordioso con sus hijos, como
nos ama y se preocupa por nosotros, como los santifica por su espíritu, como los
eleva por su gracia.
6. TODOS LOS PUEBLOS VENDRÁN, A POSTRARSE EN TU PRESENCIA
Entonces nosotros somos los grandes afortunados porque hemos recibido esa
revelación. Ahora nos corresponde a nosotros responder a todo los que el Señor
nos ha dado y nos da, es así como si queremos penetrar en el amor divino de
Cristo, debemos dejarnos llevar por el amor, por la acción del Espíritu Santo, por
eso, no pretendamos tanto hacer nosotros, como dejarnos llevar por el Espíritu.
Todos los pueblos vendrán, a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu
nombre: "Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios". (Salmo 85
(6))
Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón
entero en el temor de tu nombre. (Salmo 85 (6))
7. VENGAN A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS
Con estas palabras, que resuenan de un modo dulce y tierno en nosotros, Jesús
hace una invitación a todos los que trabajan con cansancio y están con una
carga que los agobia, pero no se está refiriendo a la labor física, sino que a esa
presiones a las que estamos sometidos por alguna condición especial de la vida
cotidiana, aunque tomar el yugo, es una expresión conocida y que aparece en el
Antiguo Testamento, y significa que el hombre está sometido a ellos como el
esclavo a su trabajo (cf. Jer c.28; Is 58:6; etc.).
Los fariseos de aquellos tiempos, con sus prácticas doctrinarias llenas de
preceptos asfixiantes, hacían una vida insoportable. Esta forma de ser era una
intolerable servidumbre, con tratados y prescripciones minuciosas. Así era como,
se encontraban imposibilitados de dejar su casa, tomar alimento, hacer una
labor cualquiera sin exponerse a un sinnúmero de contravenciones. Vivian llenos
de temor de caer en infracciones, que se les paralizaba el espíritu. Entonces su
religión degeneraba en un formalismo miserable. De este modo, estaban
fatigados y agobiados de toda esa absurda e inaguantable reglamentación.
Entonces Jesús, bondadoso, magnánimos, compasivo por naturaleza, les dice
que vengan a Él, y El, con su doctrina de amor, les aliviará, concretamente
descansarán, con un descanso restaurador.
8. CARGUEN SOBRE USTEDES MI YUGO Y APRENDAN
Frente a este fastidio, Jesús les invita a tomar su yugo, una expresión usual
entre los judíos como sinónimo de la Ley, pero en este caso, el yugo de Jesús es
su doctrina, por eso les dice aprendan de mí, de sus enseñanzas, de su escuela,
que se dejen instruir por EL, que es y se proclama Maestro. Como tal, les ofrece
paciencia y humildad de corazón, afecto, conducta suave y amorosa,
mansedumbre, oposición a la ira y la soberbia.
Jesús les ofrece a los tomen su yugo, el descanso para sus almas, porque no
sólo su yugo es suave y su carga liviana, sino que da vida abundante (Jn 10:10),
y, con ella, la gracia, la vida se restaura, se expansiona, se hace
sobrenaturalmente gozosa.
9. YO LOS ALIVIARÉ
Jesús llama al corazón, cuando hace el llamado con el “Vengan a mí todos los
que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, Él nos muestra que conoce
bien el corazón de los hombres, es así como estas son unas palabras muy
alentadoras, muy gratificante. Jesús sabe que es allí donde se vive la fatiga, la
aflicción, el dolor y la desesperanza.
Con el vengan a mí, Jesús nos invita de esa manera a todos los oprimidos, a los
que tienen pesar, a los que sufren de la miseria, ¿Dónde más puede el hombre
encontrar palabras tan esperanzadoras como estas? ¿Dónde podríamos
encontrar más alivio y consuelo?
10. SER CRISTIANO ES QUERER VIVIR COMO CRISTO
Ser cristiano es querer vivir como Cristo, tener sus mismos sentimientos, ¿existe
un plan de vida mejor?, respondamos amorosamente que no, entonces
dispongámonos a vivir como es Jesús, tener sus mismos sentimientos, mirar a
los hombres con sus ojos, aprender de su corazón a vivir del amor del Padre y a
entregar ese amor a nuestros hermanos en gestos pequeños y humildes.
Es este un hermoso texto del Evangelio, son hermosas palabras para la
meditación y para acogerlas plenamente en nuestras vidas, el Vengan a mí, es
buscar una frecuente intimidad con Jesús, es querer sanar nuestras heridas, es
pedir perdón, es querer la reconciliación, es estar preparados para recibir la
gracia.
11. VAYAMOS A JESÚS, CON INTENSOS MOMENTOS DE ORACIÓN
Vengan a mí, una gran invitación para disfrutar la compañía de Jesús, para
encontrar paz, para aliviar nuestros dolores y penas, son palabras suaves, pero
con gran calor de comprensión y afecto.
Vayamos a Jesús, con intensos momentos de oración, digámosle nuestros
proyectos y necesidades, presentémosle nuestros anhelos y contémosle nuestras
angustias.
Jesús busca y quiere hacernos partícipes de su misma vida: Aprendan de mí. Es
una oportunidad para experimentar el gozo de la Trinidad, el gozo de saberse el
Hijo amado del Padre, el gozo del Espíritu Santo que consuela y anima y
fortalece.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, dulce oportunidad para poner
el hombro bajo la cruz, tomar la propia cruz, cargar con los sufrimientos que nos
agobian y nos afligen, la misma Cruz que cargó el Señor, entonces estaremos
sostenidos por su Espíritu y que llevaremos su misma vida. El sentido de la cruz,
es el fin del mal, allí el Señor venció la muerte, y no regaló una vida nueva.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant