Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 13, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Habla el Señor, ¿quién no profetiza? * Señor, guíame con
tu justicia * Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma
Textos para este día:
Amós 3, 1-8; 4, 11-12:
Escuchad esta palabra que dice el Señor, hijos de Israel, a todas las familias que
saqué de Egipto: "A vosotros solos os escogí, entre todas las familias de la tierra;
por eso os tomaré cuentas por vuestros pecados.
¿Caminan juntos dos que no se conocen? ¿Ruge el león en la espesura sin tener
presa? ¿Alza su voz el cachorro en la guarida sin haber cazado?
¿Cae el pájaro por tierra si no hay una trampa? ¿Salta la trampa del suelo sin haber
atrapado? ¿Suena la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucede
una desgracia en la ciudad que no la mande el Señor?
Que no hará cosa el Señor sin revelar su plan a sus siervos, los profetas.
Ruge el león, ¿quién no teme? Habla el Señor, ¿quién no profetiza? Os envié una
catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y fuisteis como tizón salvado del
incendio, pero no os convertisteis a mí -oráculo del Señor-. Por eso, así te voy a
tratar, Israel, y, porque así te voy a tratar, prepárate a encararte con tu Dios."
Salmo 5:
Tú no eres un Dios que ame la maldad, / ni el malvado es tu huésped, / ni el
arrogante se mantiene en tu presencia. R.
Detestas a los malhechores, / destruyes a los mentirosos; / al hombre sanguinario
y traicionero / lo aborrece el Señor. R.
Pero yo, por tu gran bondad, / entraré en tu casa, / me postraré ante tu templo
santo / con toda reverencia. R.
Mateo 8, 23-27:
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se
levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos
hundimos!» Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!» Se puso en pie, increpó a los
vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le
obedecen!"
Homilía
Temas de las lecturas: Habla el Señor, ¿quién no profetiza? * Señor, guíame con
tu justicia * Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma
1. Leer la vida
1.1 Las sencillas comparaciones que usa el profeta Amós en la primera lectura de
hoy nos invitan a reconocer que siempre hay vínculos entre causas y efectos. Ver
las consecuencias de los actos y descubrir qué produce cada efecto: tal es el
principio de eso que llamamos "leer la vida." En efecto, en la vida hay trazos que
podemos reconocer cuando vemos cómo se relacionan unas cosas con otras. Viendo
esos trazos aprendemos a reconocer letras y palabras enteras: mensajes que Dios
nos hace comprender, si estamos dispuestos a recibírselos.
1.2 Un profeta es alguien que lee la vida con la profundidad y la luz que Dios le
concede. Por eso el profeta conoce mejor que nadie el sentido del pasado y el
futuro al que va el pueblo, muchas veces sin darse cuenta. Dios "revela" sus
secretos a los profetas, no porque ellos sean seres especiales sino porque sus ojos
se han acostumbrado a la especial claridad que trae la luz divina.
1.3 Según eso, ser profeta no es un privilegio para unos pocos, sino la vocación de
todos nosotros, en la medida en que TODOS estamos invitados a reconocer los
trazos de Dios en nuestra vida y en la vida de nuestros pueblos. Así, de hecho, lo
testifica nuestra Iglesia, cuando, al momento de bautizarnos, nos declara partícipes
de Cristo "sacerdote, profeta y rey."
2. La tormenta calmada
2.1 Si la primera lectura nos deja ver una espantosa tormenta de fuego, el
evangelio de hoy hace el contraste mostrándonos a Jesús sosegando una tormenta
de lluvia y viento en el Mar de Galilea.
2.2 De donde podemos aprender que el mismo Dios que manda la tormenta trae
también la paz. Dios no deja de ser Dios ni en la guerra ni en la paz, ni en la
tribulación ni en el consuelo, ni en la confusión ni en la claridad.
2.3 A nuestros ojos Dios puede parecer escondido cuando hay guerra o adormilado
en la pereza de la inacción y la paz. Puede parecernos lejano en horas de
tribulación o cariñoso en horas de consuelo. Distante cuando hay confusión y
presente cuando vuelve la claridad.
2.4 Pero todas estas son interpretaciones NUESTRAS. Como muestra el evangelio
de este día, hemos de saber en fe que Él es siempre Dios, y que su soberanía no
tiene eclipses ni hay párpados en sus ojos. Todo lo conoce y en todo está su
gobierno, sea que lo entendamos o que no nos lo parezca.