14º Domingo ordinario (A)
Encontrar descanso, por fin!
La alegría de Dios es aligerar nuestra carga y o nuestro peso, compartiendo
nuestra condición gracias a Jesucristo. Es así como Él se revela a los humildes
como un soplo alegre que les renueva.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado
a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado
mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino
el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
A guisa de introducción:
Dónde encontrar el descanso?
Este evangelio es el que leímos hace poco, precisamente en la solemnidad del
Sagrado Corazón de Jesús.
Como es de placentero, agradable para el oído escuchar hoy nuevamente al
Señor ofreciendo el descanso (el reposo)!
En estos primeros días de Julio, muchos proyectan hacer un viaje, ir a la playa
con una confortable silla y entretenerse con un buen libro, o ir de camping
simplemente.
En efecto, nada más placentero para comenzar, después de unos meses
cargados y agotadores. Pero Jesús no nos invita nada más que a una relajación
física y sicológica, el descanso que Él ofrece es de otra naturaleza.
Todos llegamos a experimentar sentimientos de incomprensión, de impotencia,
ver de culpabilidad, en ciertas circunstancias de la vida. Tenemos nuestros
momentos de prueba y de agitación interior. Jesús, manso y humilde de corazón
como su Padre, nos invita a venir a Él con el peso de nuestras preocupaciones,
de nuestras debilidades, de nuestras heridas. Pero, atención! Él no nos promete
suprimir las exigencias del evangelio! Sino que propone conjugar (unir) su
fuerza con la nuestra para quitar los obstáculos de nuestro corazón y renovarlo
con su amor.
Adherirnos a Jesús, poner en acuerdo nuestros pasos con los suyos…Por qué
dudar? Jesús nos asegura su presencia constante a nuestro lado. Qué cosa
mejor podemos desear, más que experimentar este sentimiento de plenitud que
libera el corazón y el espíritu de toda servidumbre y que transmite la confianza?
El reposo o descanso ofrecido lleva consigo la sanación y la renovación. Yo, yo
voy a Él con mi corazón de pobre. Puesto que yo no tengo más que un deseo:
encontrar la paz y la serenidad a las que tanto aspiro!
Aproximación psicológica al texto del Evangelio:
Como un niño…
En la vida, el éxito humano depende de las oportunidades; se ha tenido
esas oportunidades o se tienen aun; uno se sirve o no de ellas. En todo
esto, uno tiende a complicar aquello que es simple y a no simplificar lo
que es complicado, cuando debe hacerse para que las cosas funcionen.
En lo cotidiano y central de nuestra vida, Jesús nos dice: “ocúpense
ustedes de mis asuntos; yo me ocupare de los de ustedes; ustedes van a
ser liberados de sus preocupaciones exageradas; ustedes van a volver a
encontrar la calma; todo eso que deseen, ustedes lo obtendrán”.
Y esto que exige de nuestra parte? La FE…es posible. Yo ya he escuchado
afirmar a una madre de familia, y ella no es la única, “que ella no se
dormía hasta que su hija adolescente no había entrado a la casa tarde en
la noche y que después que ella ha confiado, entregado su hija a Dios, ella
puede dormir en paz”. Acaso esta madre no tiene coraz￳n? Yo no lo creo,
ella ha aprendido a vivir con el problema.
Jesús ha revelado su secreto a los pequeños, a aquellos que tienen un
coraz￳n de ni￱o: “Ten confianza, al tomar la vida por el mejor lado posible
(por el lado amable, como diría “el chavo”), tú serás feliz”.
Según Jesús, solo los pequeños y aquellos que se les parecen pueden
abrir su espíritu y su coraz￳n y comprender…
“Los ni￱os: son ellos los únicos que tienen tiempo, los ni￱os…ellos cantan
para hacerse amar. Ellos no tienen necesidad ni de discursos ni de
caridad. Ellos sueñan que ellos pueden amarnos… Como dice una canci￳n
francesa “Les Colombes” : “Abran su coraz￳n a sus hijos (a sus ni￱os):
ellos son su esperanza en el mundo”.
Un niño pequeño, es simple, es espontaneo; él dice lo que piensa. Cuando
las cosas van mal, llora. Cuando todo va bien, ríe…Un ni￱o peque￱o
confía. Cuando papa dice « nos vamos para el campo », los niños se
precipitan en el auto ; ellos no se imaginan que uno los podría engañar
…Un ni￱o peque￱o, esta siempre listo mismo a hacer cosas que no son
pagadas o pagas… Es por ello que a los ni￱os les gusta tanto jugar. Los
adultos (al decir del Principito de Exùpery) están demasiado preocupados
en sus asuntos y encuentran muy a menudo que jugar, es una pérdida de
tiempo y de dinero…
Un ni￱o peque￱o, tiene imaginaci￳n, él puede realizar un sue￱o…El ni￱o
es con mucha frecuencia más creador y o creativo que un adulto.
Tener un corazón de niño, para ustedes los niños grandes, los adultos, no
es imitar la irresponsabilidad y la irreflexión de los infantes, sino más bien
de hacerse las siguientes preguntas: “Nos presentamos nosotros prestos y
espontáneos ante los otros, ante Dios? Estamos prestos a ser los amigos
de Jesús, a vivir de su Espíritu, haciendo cosas que no dan plata (que no
pagan?) Como cristianos soñamos nosotros lo suficiente con más justicia,
con un mundo con más amor? Somos personas que quieren mejorar?
Tenemos un corazón de niño?
P. Gustavo Quiceno Jaramillo. mxy
Junio 2014