XIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miércoles
Lecturas bíblicas
a.- Os. 10,1-3.7-8.12: Es tiempo de consultar al Señor.
b.- Mt. 10, 1-7: Id a las ovejas descarriadas de Israel.
Este evangelio es de envío, da inicio Mateo, al discurso apostólico de Jesús, el
segundo, de cinco, con que el evangelista estructura su obra. Vemos que ha
presentado a Jesús como un nuevo Moisés, el Legislador (cc. 5-7), el que anuncia el
Reino de Dios (cc. 8-9), ahora lo presenta como el fundador del nuevo Israel, la
Iglesia, y con ello, les comunica la misión apostólica, lo característico de este
pueblo (c.10). Nos presenta al colegio apostólico con sus nombres, lo hace en el
inicio del discurso sobre la misión, y no en un contexto vocacional (cfr. Mc. 3,13;
Lc. 6,12). Mateo no relata la elección de los apóstoles y los presenta como un
colegio ya bien conformado. Confiarles la misión, significa también darles autoridad
para ejercerla, poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y sobre las
enfermedad y toda dolencia. Más tarde les da el encargo de predicar el evangelio
(vv. 1.7). Jesús les confía su poder, los apóstoles serán iguales a ÉL, actuarán
como ÉL, y su palabra se verá confirmada con milagros (cfr. Mt. 9,35). Los
nombres de los apóstoles, son encabezados por Simón, Pedro (cfr. Mt.16,18),
luego vienen los hermanos, los primeros llamados Pedro y Andrés, Santiago el de
Zebedeo, y Juan, y sólo de Mateo de Judas Iscariote, da detalles de su vida. De
hombres rudos a dóciles a las mociones del Espíritu, va a pasar su buen tiempo,
hasta convertirse en columnas de la Iglesia, testigos valerosos del Reino de Dios.
Que Judas fuera uno de los apóstoles, habla de la cercanía de los límites, entre el
Reino de Dios y el de las tinieblas. Se convierte en instrumento de Satanás,
mientras Jesús entrega su vida por sus discípulos, se arriesgaba a que uno le
pueda entregar a la muerte… Al hablarles de la misi￳n, les se￱ala los destinatarios,
y el contenido de la misión, es decir, la misión está destinada a Israel (vv. 5-7). De
destacar, el límite que pone Jesús a su misión: sólo a las ovejas perdidas de Israel,
es decir, sólo a los judíos. Ellos eran los herederos de la elección y las promesas de
Dios, fueran los primeros en recibir la propuesta de la misión evangelizadora,
realizada por Cristo Jesús. Con esta determinación, no quedan fuera ni
samaritanos ni gentiles para que todos tengan parte del Reino de Dios y de los
bienes mesiánicos. Se trata de ir de los judíos a los gentiles, porque Jesús obedece
lo establecido por Dios (cfr. Mt. 15, 24). No es el número ni las actividades a
realizar lo que importa, sino que es la voluntad de Dios, fuente y origen de toda
misión en el nuevo pueblo de Dios. Una vez que ingresaron en la Iglesia los
gentiles, estas palabras de Jesús, son un clarísimo testimonio para el judío que la
salvación se ofreció a ellos en primer lugar. El Mesías y sus apóstoles, consagraron
sus vidas y trabajos, para serviles a ellos en forma casi exclusiva. Si los gentiles
han encontrado la fe en Cristo Jesús, la que Israel rechazó, los judíos se puede
afirmar que no tienen excusa (cfr. Mt. 8,10-12). Los discípulos han de predicar lo
mismo que Jesús: “Proclamad que el Reino de los cielos está cerca.” (v. 7). Es el
tiempo de la cosecha, de la entrega generosa de Dios a su pueblo, tiempo de
conversión, y por tanto, de penitencia de lo se opone al Reino de Dios. El poder
que se les ha otorgado deberán ponerlo al servicio de los enfermos, sanándolos,
resucitando a los muertos, expulsando a los demonios, así serán semejantes a
Jesús. Será en los Hechos, donde encontraremos que los apóstoles realizaron estos
milagros a favor de los hombres y mujeres necesitados, los que acreditan su
predicación evangélica (cfr. Hch. 3,1-10; 5,12-16; 9,31-43). Este don de hacer
milagros que el Señor Jesús entregó a sus discípulos se revive en toda la historia
de la Iglesia, especialmente los Santos y Santas de todos los tiempos, y no sólo a
los apóstoles.
Cuanto apreciaba Teresa de Jesús, una buena prédica, era amiga de religiosos y
presbíteros bien preparados en el arte de llevar las almas a Dios. “Alabe muy
mucho al Se￱or el alma que ha llegado aquí… o le dio letras y talentos y libertad
para predicar y confesar y llegar almas a Dios” (Vida 30,21).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD