XIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Lecturas bíblicas
a.- Os. 14,2-10: No volveremos a llamar dios a la obra de nuestras manos.
b.- Mt. 10, 16-23: Predicción de persecuciones.
Este evangelio, es una serie de predicciones y consejos a los apóstoles de todos los
tiempos. Este evangelista ya había usado la imagen de lobos y las ovejas, para
hablar de los falsos profetas (cfr. Mt. 7,15), que irrumpen en el rebaño, pero aquí
la imagen se invierte: son los discípulos los que van a la manada de lobos.
Paradojalmente el Reino de Dios, se atestigua en la debilidad en Jesús y sus
mensajeros; su máximo poder, se presenta en su máxima debilidad (cfr. 2Cor.12,
9). En todo este proceso, se requiere la prudencia de la serpiente, astucia y
sagacidad, es decir, discernir sobre conveniente y lo necesario (cfr. Gn.3,1). Pero
además, Jesús pide ser sencillos, es decir, sin doblez, sinceros, rectitud de
intención en todo momento evitando buscar ventajas materiales como dinero o
bienes. Esa pureza de intención, la búsqueda de Dios, les ayudará a los misioneros
a mantenerse firmes en la tribulación y poder dar clarísimo testimonio de Dios en
la sociedad. En un segundo momento, Jesús les anuncia persecuciones (vv.17-25).
La idea general, es que el mensaje del Evangelio y de los predicadores del mismo,
se verán enfrentados a la voluntad humana, que manifestará su ánimo hostil,
especialmente en el ambiente judío. Los evangelizadores, serán llevados ante los
tribunales, el sanedrín y serán flagelados, las autoridades del país se las verán con
ellos, como gobernadores romanos y reyes de Israel. Deberán dar testimonio de
Jesús, hablar y responder, ante las autoridades y los paganos. Están ahí por causa
de Jesús, cuando testifican, se les acusa y condena, cuando son fieles hasta el
final. Será un testimonio, lo asegura Jesús, asombroso, donde se manifestará la
gloria de Dios en la debilidad humana (cfr. 2Cor. 4, 7). En el tribunal, están
llamados a dar testimonio, no confiando sólo en su prudencia, sino en la
intervención del Espíritu Santo, que pondrá en su boca las palabras necesarias,
convenientes para que ese testimonio sea de Dios, en labios del creyente ante los
jueces. EL Espíritu, es el Abogado, que los pondrá bajo su protección y los
defenderá de sus enemigos. Es la presencia del Espíritu en el alma del cristiano,
que hablará en su corazón ante sus acusadores (cfr. Hch. 6, 10). En un tercer
momento, se habla que la persecución llegará incluso a la propia familia, el odio
separará a los parientes entre sí (cfr. Mt.10, 34-36). Esto ya lo había anunciado el
profeta para los últimos días: trastorno de los espíritus, confusión de los
corazones, que rompen los lazos familiares (cfr. Miq. 7,6), lo mismo anuncia Jesús,
juicio terrible si se tiene en cuenta, que serán odiados por todos por su causa (v.
22). Será la perseverancia la que salve al cristiano en su tribulación, fidelidad que
no defrauda, en medio de fracasos y debilidades. Se asegura su salvación eterna, y
en muchas ocasiones se han verificado estas palabras de Jesús. Finalmente, ante
la persecución Jesús recomienda huir, si es necesario, dejando en claro que su
venida tendrá la última palabra para librarlos de la tribulación. El Hijo del Hombre,
Jesús Juez, viene a salvar a los suyos. Si su destino terreno fue de persecución que
lo llevó a la Cruz, también será el nuestro, somos testigos del Crucificado y
Resucitado, partícipes de su Reino. Si participes de su camino y destino, hasta el
final, llegamos por la Cruz a la gloria de la Resurrección. ÉL inicia y completa este
camino de fe oscura y luminosa (cfr. Heb. 12,1). Aprender a sufrir con Cristo
Jesús, he ahí el secreto de la sabiduría y camino de vida eterna, que la fe cristiana
propone a quien la acoge y comparte con sus hermanos los hombres.
Santa Teresa de Jesús, experiment￳ lo que denomina “hablas interiores”, es decir,
escuchar que Jesucristo le habla, y el alma entiende lo comunicado, no con los
sentidos corporales, sino con el entendimiento. “Paréceme sería bien declarar
c￳mo es este hablar que hace Dios al alma y lo que ella siente, …Son unas
palabras muy formadas, mas con los oídos corporales no se oyen, sino entiéndense
muy más claro que si se oyesen; y dejarlo de entender, aunque mucho se resista,
es por demás… En esta plática que hace Dios al alma no hay remedio ninguno, sino
que, aunque me pese, me hacen escuchar y estar el entendimiento tan entero para
entender lo que Dios quiere entendamos, que no basta querer ni no querer. Porque
el que todo lo puede, quiere que entendamos se ha de hacer lo que quiere y se
muestra se￱or verdadero de nosotros.” (Camino de Perfecci￳n 25,1).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD