XV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Lecturas bíblicas
a.- Miq. 2,1-5: Codician los campos y se apoderan de las casas.
b.- Mt. 12, 14-21: Jesús, es el Siervo de Yahvé.
El evangelio nos presenta otro encuentro de Jesús enfrentado con los fariseos, que
le critican que sanara a un hombre con la mano paralizada, en sábado, y en la
misma sinagoga (Mt.12,9-14). ÉL justifica su acción argumentando, que si estaba
permitido salvar una oveja que caía al pozo en sábado, con cuánta mayor razón, se
podía sanar un hombre enfermo; el hombre valía mucho más que una oveja (cfr.
Mt.12,11). El hombre no había nacido para servir al sábado, sino que todo debe
estar a su servicio. Este es el momento, en que los fariseos deciden eliminar a
Jesús (v. 14), ÉL sigue haciendo el bien a quienes lo necesitan, sólo les pide a la
gente, que no lo digan a nadie. ¿Cuál es el motivo para imponer silencio? Es el
secreto mesiánico. La prudencia le aconseja evitar nuevos controversias con los
fariseos, necesitaba tiempo para exponer su doctrina y su mesianismo, por ello
Jesús se retira de esa región (v.15). Pero la razón más importante es de carácter
teológico: Jesús, es el Siervo de Yahvé (cfr. Is. 42,1-4), que actuará sin
ostentación, con sobriedad que busca a los pobres y necesitados, concederá la
justicia a todos incluidos los paganos. Jesús, es el Siervo de Yahvé, en que se
cumplen las esperanzas de las naciones, vive oculto en el misterio, pero que se
esclarece con su muerte y resurrección, en total sintonía con el hombre pecador al
que vino a rescatar para hacerlo hijo de Dios. Al Siervo no se le retira nada de lo
que se la había confiado desde el principio: ser el Emmanuel y salvar a su pueblo
de los pecados (Mt.1, 21.23). La voz de Jesús, del Mesías, su palabra, es no sólo
para Israel, sino para todas las naciones, como lo había anunciado Isaías; pero la
actividad del Siervo es internamente sanadora, no porfía ni grita sino que delicada
misericordiosamente cura las heridas, alienta el desánimo, se inclina sobre el
pecador. Delante de sus adversarios, Jesús no hace otra cosa que defender los
derechos de Dios y obedecer a su palabra manifestada en Jesús. El retirarse de
Jesús de escena no es una derrota sino el triunfo de la soberanía de Dios. En su
Nombre esperan todas las naciones, incluida Israel. El camino del Mesías va de la
humillación al ensalzamiento, del retiro a la manifestación (cfr. Mt.10, 27). San
Juan manifiesta el mismo proceso pero a la inversa: el Verbo desciende del Padre,
la Palabra preexistente viene de Dios a la humillación de hacerse hombre, para
volver exaltado al seno del Padre con toda la humanidad redimida (Jn.16, 28). La
Cruz se alza desde entonces, como esperanza nuestra, fuente de vida.
El alma poética de Teresa de Jesús, nos invita en estos versos a descubrir en la
Cruz el camino de la vida verdadera que nos dejó abierto con su ofrenda al Padre
Jesucristo, el Señor por toda la humanidad. “En la Cruz está la vida y el consuelo, y
ella sola es el camino para el cielo” (Poesía 19).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD