Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 15
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: La lluvia hace germinar la tierra * La semilla cayó en
tierra buena y dio fruto. * La creación, expectante, está aguardando la plena
manifestación de los hijos de Dios * Salió el sembrador a sembrar
Textos para este día:
Isaías 55,10-11:
Así dice el Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino
después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé
semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo."
Salmo 64:
Tú cuidas de la tierra, la riegas / y la enriqueces sin medida; / la acequia de Dios va
llena de agua, / preparas los trigales. R.
Riegas los surcos, igualas los terrones, / tu llovizna los deja mullidos, / bendices
sus brotes. R.
Coronas el año con tus bienes, / tus carriles rezuman abundancia; / rezuman los
pastos del páramo, / y las colinas se orlan de alegría. R.
Las praderas se cubren de rebaños, / y los valles se visten de mieses, / que
aclaman y cantan. R.
Romanos 8,18-23:
Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un
día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena
manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su
voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación
misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad
gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está
gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que
poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la
hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Mateo 13,1-23:
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que
tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les
habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un
poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco
cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era
profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de
raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto
cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que
tenga oídos que oiga."
[Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en
parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del
reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y
al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas,
porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la
profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado
los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y
vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon
ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra
del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto
significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso
significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces,
es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra,
sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los
afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo
sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése
dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."]
Homilía
Temas de las lecturas: La lluvia hace germinar la tierra * La semilla cayó en
tierra buena y dio fruto. * La creación, expectante, está aguardando la plena
manifestación de los hijos de Dios * Salió el sembrador a sembrar
1. Gotas y Semillas
1.1 La primera lectura de hoy compara a la Palabra de Dios con la lluvia; el
evangelio la relaciona con la semilla. El mundo de la agricultura nos ayudará hoy a
entender el misterio maravilloso que acontece cuando Dios habla y alguien escucha.
1.2 No es causalidad esta comparación. El campo es el lugar donde brota la vida;
una vida que no vemos pero que sí necesitamos; una vida que hace posible nuestra
propia vida. Y aunque comprendemos en parte lo que sucede entre la tierra, la
semilla y el agua, un corazón atento siempre sabe maravillarse de gozo cuando
aparece la espiga.
2. Palabras Eficaces
2.1 La primera lectura enfatiza la eficacia, es decir, el poder que hay en la Palabra
de Dios. El resumen está en esa frase: "así será la palabra que sale de mi boca: no
volverá a mí sin resultado."
2.2 ¿Por qué dice Dios que la palabra "vuelve" a él? Esto no es obvio al principio.
Uno no habla para que le devuelvan lo que uno ha dicho. En esto hay un misterio
más, muy bello, que uno puede percibir con el verbo "bendecir." Dios nos bendice y
nosotros bendecimos a Dios. O mejor: nosotros bendecimos porque hemos sido
bendecidos. Bendecir viene de "decir bien," esto es: "decir la palabra justa, bella,
sabia, apropiada. Dios nos bendijo porque nos dio la Palabra que salva; nosotros le
bendecimos porque somos su pueblo adquirido, la raza que él ha salvado.
3. Semillas como Gotas de Lluvia
3.1 Así como las gotas de lluvia parece que se perdieran, cayendo en desorden por
todas partes, así la siembra tradicional entre los campesinos del pueblo de Jesús;
ellos sembraban haciendo llover la vida sobre la tierra. Era un método poco práctico
en que mucho se desperdiciaba. La parábola de hoy nos recuerda eso: que mucho
se desperdicia.
3.2 Nuestro Dios es un Dios que desperdicia. Suena casi a herejía pero en realidad
lo decimos con máximo respeto y con inmensa admiración. En el plano puramente
terrenal, ¿quiénes son los que desperdician sino los que tienen en abundancia? Los
muy ricos organizan fiestas y banquetes donde mucho se desperdicia, y pareciera
que no les importara si se pierde mucho licor o comida. Así muestran que son
verdaderamente ricos.
3.3 Nuestro Dios es auténticamente rico y su riqueza no es engañosa. Es rico en
amor, es rico en perdón, es rico en justicia y en sabiduría. Hace hermosos
amaneceres que ningún pintor podría pintar... y deja que se "desperdicien" sin que
nadie los contemple. Inventa millones y millones de galaxias que al parecer nadie
ha visto ni podrá ver. Dios se da el "lujo" de derrochar su amor y de esparcir a
placer su Palabra. Mucho parece perderse, mucho de hecho se pierde, pero el
resultado no engaña: la cosecha será abundante.