Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Julio 22
Memoria de Santa María Magdalena
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Encontré el amor de mi alma * Mi alma está sedienta de
ti, mi Dios * Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Textos para este día:
Cantar de los Cantares 3, 1-4:
Así dice la esposa: “En mi cama, por la noche, buscaba el amor de mi alma: lo
busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas,
buscando el amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los
guardias que rondan por la ciudad: '¿Visteis al amor de mi alma?'. Pero, apenas los
pasé, encontré al amor de mi alma."
Salmo 62, 2-6.8-9:
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,/ mi alma está sedienta de ti; /mi carne
tiene ansia de ti,/ como tierra reseca, agostada, sin agua. R. ¡Cómo te contemplaba
en el santuario / Viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida,/ te
alabarán mis labios. R. Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos
invocándote./ Me saciaré como de enjundia y de manteca, / Y mis labios te
alabarán jubilosos. R. Porque fuiste mi auxilio,/ y a la sombra de tus alas canto con
júbilo; / mi alma está unida a ti, / y tu diestra me sostiene. R.
Juan 20,1.11-18:
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando
aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro,
estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles
vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había
estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les
contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho
esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le
dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le
contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo
recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que
significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre.
Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y
Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y
ha dicho esto."
Homilía
Temas de las lecturas: Encontré el amor de mi alma * Mi alma está sedienta de
ti, mi Dios * Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
1. Una imagen compleja
1.1 De María Magdalena se han dicho las cosas más bellas y las más procaces; se
han escrito líneas sublimes y vulgares; se la ha representado como la gran imagen
de la misericordia de Dios o como la sombra más persistente al ministerio de Cristo.
1.2 Esta multiplicación de versiones sólo deja en claro una cosa: hemos mirado a
María Magdalena más como un objeto de la imaginación del pueblo o de los
guionistas del cine que como una persona que desde las páginas de la Escritura nos
saluda y nos comunica su mensaje.
1.3 O dicho de otro modo: esta fiesta, en este año, puede ser la gran ocasión para
encontrarnos no con la fantasía, sino con esa maravillosa y salvífica verdad que el
Señor nos regala en su Palabra Viva que es la Escritura.
2. La primera testigo
2.1 María Magdalena es testigo de excepción de la muerte de Cristo y testigo de
excepción de su resurrección. Allí donde los "valientes" hombres, los apóstoles, han
huido detrás de sus miedos, esta mujer, audaz y sencilla en su arrojo ha puesto sus
ojos en el lugar preciso para ver, como tal vez nadie ha visto, la Pascua de Cristo.
2.2 Pero María Magdalena está ahí, al pie de la cruz, no por curiosidad no por
causalidad, sino porque, su vida misma ha sido marcada por el ministerio de Cristo.
Ella ha sido creada por la palabra, la gracia, la oración y el poder del Espíritu que
habita en Jesucristo. Ha hecho un camino, desde Galilea hasta Jerusalén, y por eso
ha hecho también ese otro camino, desde la entrada triunfal hasta el Gólgota.
3. Grandeza de Cristo
3.1 Así entendemos que en la vida de la Magdalena lo único grande fue y es Cristo;
lo único bello fue y es Cristo; lo único poderoso fue y es Cristo. En ella, como en
todos los santos, resplandece Jesús, el Cristo de Dios.
3.2 Fue grande Cristo liberándola de siete demonios. Fue grande perdonando sus
culpas. Fue grande instruyéndola en el Evangelio vivo. Fue grande concediéndole
fortaleza frente a la natural oposición que su presencia podía causar. Fue grande
sobre todo llamándola como primera entre todos los hombres y mujeres que hoy
proclamamos la verdad central de nuestra fe: ¡el Señor vive!