Comentario al evangelio del lunes, 21 de julio de 2014
Queridos amigoss:
Los letrados y fariseos que aparecen en el evangelio de hoy han inventado una frase que resiste las
modas: Maestro, queremos ver un milagro tuyo. Primero reconocemos que Dios ha creado este mundo
como es, con sus leyes, sus agujeros, su relativa incertidumbre. Luego le pedimos a su Hijo que vaya
resolviendo sus paradojas a base de hechos espectaculares.
Lo que los fariseos piden a Jesús es exactamente lo que el diablo le pide en el relato de las tentaciones:
ser un mesías espectacular, deslumbrante, hacer todo aquello que es del agrado de los millones de
“fans” que esperamos demostraciones palpables de su poder.
Esta tentación es de Jesús y de todos sus seguidores. La respuesta es desconcertante: (A esta
generación) no se le dará más signo que el del profeta Jonás. El “signo” es un Mesías escondido
durante tres días en el seno de la tierra/ballena. El signo es, una vez más, el misterio de la Pascua:
dejarse “derrotar” por la muerte para hacerla estallar desde dentro.
Es llamativa también la insistencia en el hay uno que es más. Jesús es más que Jonás (profeta) y es más
que Salomón (rey). Este es más señala su carácter definitivo. En él se cumple toda profecía y se realiza
todo reinado. No tenemos que esperar a nadie más.
Fernando González