Fiesta. Santiago, apóstol, Patrón de España (25 de julio)
¿SANTIAGO? ¡TOCADO!
Padre Javier Leoz
Celebramos, en medio de una situación un tanto delicada en nuestra
nación, la Solemnidad de Santiago Apóstol. Digo delicada porque
expresar “Patr￳n de Espa￱a” tiene una serie de connotaciones que, tal
vez a alguno, le pueda herir en su sensibilidad o, incluso, otros puedan
pensar que este título ya no tiene sentido o que responde a épocas
pasadas. Incluso en estos tiempos donde, en cierta Universidad
Autónoma, puede más la ideología sectaria que el bien común o –
incluso- el propio cometido de esa institución que es educar y no dividir.
O, incluso, el hecho de que sólo en tres comunidades autónomas,
Santiago Apóstol, sea festivo. ¿Patrón de qué y de quién? Por los días
festivos se￱alado en el calendario….los conoceréis. ¡Qué mal estamos!
1. La figura de Santiago Apóstol, va mucho más allá de los esquemas –a veces
simples e interesados- que podemos tener sobre este día.
-El gran calado de esta fiesta es el tesoro que nos trajo en sus manos:
Jesucristo
-El sentido, primero y último de esta efemérides, es el homenaje a una
persona que fue grande porque enorme fue su empeño por llevar el Evangelio
hasta los últimos confines de la tierra, hasta el final de la tierra. Hasta lo que
hoy seguimos conociendo como España.
Su presencia, su historia, su huella ha ido entretejiendo “haciendo de patrón” a
la hora de entender el arte, la familia, las relaciones entre las personas, el
trabajo, el amor, la encrucijada de caminos, los pueblos, la poesía, la música o
la misma iglesia. Su Patronazgo es en definitiva un esquema por el que, durante
siglos, nuestra tierra ha intentado asemejarse y vivir con lo que fue decisivo en
Santiago: CRISTO.
Santiago, y así nos lo demuestra el sentimiento de miles y miles de peregrinos,
es experiencia de Dios. Cuando uno se adentra en el Apóstol de Cristo, llega a
entender que cuanto más cerca se está y se vive de Dios, más feliz se es.
Cuando uno abre las páginas y la historia de este hijo de los Zebedeos
(pretencioso y vanidoso a la vez) llega a concluir que el mejor camino que uno
puede escoger para ser feliz, es Cristo.
2. ¿Qué experiencia nos transmite para ello el apóstol Santiago en su fiesta? En
un momento de gloria en el Tabor (donde estaba presente Santiago) se abrieron
las ventanas del corazón para mirar a lo alto y compartir la conversación del
cielo. Es cierto, nunca seremos muy felices si nuestra convivencia no abre su
espacio a la presencia de quien nos promete la felicidad y la paz, de Nuestro
Señor. Por otra parte, ¡cuánto gozo experimentamos cada vez que escuchamos
la voz del Padre, que nos presenta a quienes encontramos en la calle, en la casa
o en el trabajo, recordándonos: estos son mis hijos muy amados, tratadlos
conforme a su dignidad, escuchadlos!
Y, entonces, en esta festividad de Santiago nos acordamos de la familia (no
dignamente valorada), de la clase de religión (no dignamente situada), de la
iglesia (no respetuosamente tratada) o, incluso, de esta tierra donde vivimos
que, lejos de buscar signos de unidad, de concordia o de convergencia, corre el
serio peligro de deslizarse hacia un viaje con incierto final y de difícil retorno.
¿Santiago Patrón de España? Ojala, que además de Patrón, sea un buen sastre
que nos ayude a remendar y arreglar tantas prendas rotas y tanto descosido
suelto.
3.- SEÑOR SANTIAGO
Como tú, también yo de vez en cuando,
me encuentro arreglando las redes
de mi vida a las orillas de mi existencia.
¿Arreglando…o desarreglando?
¡No lo sé!
Sólo sé que, de cuando en vez,
siento una voz que me dice:
¿Qué haces? ¿Por qué te afanas tanto?
¿Cuánto has pescado hoy?
¿Qué has hecho hoy con tu vida?
Miro hacia arriba, y así como tú, viste algo
no siempre yo veo nada claro.
Me falta tu impetuosidad
y me sobra cobardía para, mirando hacia delante,
saber que hay un Señor que una y otra vez me dice:
¡Ven y sígueme!
Pero ¿sabes?
Siempre respondo lo mismo:
¿A dónde seguirte? ¿Para qué? ¿Por qué yo?
Y es que, Señor Santiago,
siempre pienso que eso de “ven y sígueme”
es para la gente cualificada
para las personas solitarias
para aquellos que son un poco especiales.
Y en el fondo, bien lo sabe Dios,
es miedo a mostrarme como lo que soy.
Digo ser cristiano, y me cuesta demostrarlo
Presumo de ser bautizado, y a duras penas me mantengo
Pretendo seguir a Cristo y, a cualquier distracción,
Prefiero quedarme parado en cualquier esquina.
¡SI; SEÑOR SANTIAGO!
Hoy, permíteme que te dé las gracias por tu gran regalo
Por poner, en nuestra tierra, la primer piedra
de ese gran edificio espiritual de Jesús de Nazaret
Déjame darte las gracias por tu valentía
incluso por haber creído de tal manera en Cristo
que te permitiste el lujo de pedir un puesto privilegiado
al lado del Padre Dios
Déjame, en esta tu fiesta,
sonrojarme ante la grandeza de tu fe
en comparación con la débil mía:
tú fiel hasta dar la vida por Cristo
yo fiel siempre y cuando no me exijan tanto.
Déjame, Señor Santiago,
darte las gracias por habernos dejado
tu encuentro con la Virgen María.
Ella, como hace tantos siglos,
sigue estando presente y ayudando
a todo aquel, a todos aquellos
que se ponen en camino
para llevar la Buena Noticia
por todos los rincones del mundo.
¡Gracias! ¡Gracias, Señor Santiago!