XVII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Lecturas bíblicas
a.- Jr. 13,1-11: El pueblo será como un cinturón, que ya no sirve para nada.
b.- Mt. 13, 31-35: El grano de mostaza y la levadura.
El evangelio nos sitúa en el discurso parabólico de Mateo, con la parábola del grano
de mostaza (vv.31-32) y la levadura (v. 33), y porqué Jesús habla en parábolas (v.
34). El árbol de mostaza alcanza la altura de árbol, pero ello es vistoso, se
convierte el árbol más alto de la huerta. Puede que detrás de esta imagen
encontramos la idea de un árbol ideal, es decir de amplias ramas donde los pájaros
habitarán, símbolo que usa el profeta como signo de fertilidad, vida y estabilidad, el
árbol universal (cfr. Ez. 17, 22). Será el mismo Dios quien plantará este árbol de
nuevo en el tiempo futuro (cfr. Ez. 31,1ss; Dan. 4, 6ss). Vemos que Jesús trae a la
memoria la imagen del árbol, para darle un sentido nuevo, lo mismo sucederá al
final de los tiempos con la obra de Dios que ahora empieza como una humilde
semilla. La idea de la parábola, es dar a conocer los humildes inicios del Reino de
Dios, pero también la grandeza de su consumación. La oración del discípulo confía
en que Dios de algo humilde puede convertir en algo fuerte y grande, si puede
sacar hijos de Abraham de las piedras, también puede formarse un pueblo
numeroso (cfr. Mt. 3, 9). El pensar de Dios, es bien distinto, al pensar de los
hombres. Todavía encontramos otra idea, la del crecimiento, es decir, la semilla
que se convierte en árbol frondoso tiene su dinámica propia de progreso,
encaminado a su meta final, porque es Dios quien conduce la historia hacia su
consumación gloriosa. La levadura (v.33), en medio de la masa, es otra de las
imágenes para expresar la misma idea: en esa cantidad de harina un poco de
levadura fermenta toda la masa y la mujer puede cocer el pan. Se produce un
milagro en el tiempo, la masa queda toda ella fermentada, se ha producido un
cambio sorprendente, entre el comienzo y el fin; así son los comienzos del Reino de
Dios. Los humildes inicios nos hablan de la vitalidad, poder y grandeza que puede
alcanzar en el tiempo. La levadura es el comienzo de su crecimiento, todo lo demás
está contenido en ella. El comprender de Dios es distinto al pensar del hombre:
más allá de pensar en lo pequeño y grande, también se puede agregar lo débil y lo
eficaz. Es en lo pequeño y débil, donde radica toda la vitalidad y la fuerza del
mensaje (cfr. Gál. 4, 13; 1 Cor.1, 25. 27; 2, 3; 2 Cor. 12, 8). El discípulo de Cristo
tiene nuevo espíritu y nuevo corazón, porque se dejó transformar, cual levadura
para sí y su entorno. La fuerza vital que lleva la comunica a las personas y también
a todo lo que se le confía. Su misión es fermentar las realidades que vive desde la
humildad de su existencia cotidiana para asentar todo en la vida de Dios. Esta es la
vida de Dios en nosotros. Concluye el texto con el tema de la enseñanza por medio
de parábolas se sintetiza sí: Jesús habla en parábolas porque el pueblo no presta
atención al mensaje ni cree, sólo se explican a quienes quieren escuchar y
comprender, por ello la cita del Salmo 77,2, porque Jesús habla según las
Escrituras. Dios ofrece la comprensión plena de sus misterios sólo a los abiertos al
Espíritu, tanto al antiguo Israel, como ahora en la Iglesia.
A los que comienzan vida de oración, Teresa de Jesús los invita a no dejar la
oración, camino seguro para ingresar en el Reino de Dios. “Y verdaderamente un
alma en sus principios, cuando Dios la hace esta merced, ya casi le parece no hay
más que desear, y se da por bien pagada de todo cuanto ha servido. Y sóbrale la
razón: que una lágrima de éstas que, como digo, casi nos la procuramos, aunque
sin Dios no se hace cosa, no me parece a mí que con todos los trabajos del mundo
se puede comprar, porque se gana mucho con ellas. ¿Y qué más ganancia que
tener algún testimonio que contentamos a Dios? Y así, quien aquí llegare, alábele
mucho, conózcase por muy deudor; porque ya parece le quiere para su casa, y
escogido para su reino, si no torna atrás.” (Vida 10,3-4).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD