“SOBRE LA INSASTIFACCIÓN”
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el domingo XVII durante el año
(27 de julio 2014)
El Evangelio de este domingo (Mt. 13,44-52), nos presenta algunas parábolas que nos hablan del
asombro y de la alegría de aquellos que desde la experiencia de la fe descubren “el Reino de Dios”. Nos
dice el mismo Señor, que dicha experiencia es como encontrar un tesoro de gran valor y por el cual uno
es capaz de vender todo lo que tiene para conseguirlo. También compara el Reino con una perla de gran
valor: “Y al encontrar una (perla) de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compr￳” (Mt.13, 46).
Desde ya que debe surgirnos la pregunta básica, pero esencial a nuestra condición de cristianos ¿qué
lugar ocupa Cristo y ese Reino que Él nos comunica en nuestra vida? Podemos entender este mensaje y
acceder a este Reino, solamente cuando nos encontramos con el Señor y la puerta que nos permite tener
esta experiencia que nos alegra y nos da la paz, es la fe. El “tesoro” de los Ap￳stoles y de los discípulos
que colmó de gozo definitivamente sus vidas fue encontrarse con el rostro de Jesús resucitado. Ese
rostro que los Apóstoles contemplaron después de la resurrección era el mismo de aquel Jesús con quien
habían vivido unos tres a￱os y que ahora se manifestaba mostrándoles “las manos y el costado”.
Ciertamente no fue fácil creer. Los discípulos de Emaús creyeron solo después de un laborioso itinerario
del Espíritu (Lc.24, 13-35). En realidad aunque vivieron y tocaron su cuerpo, solo la fe pudo franquear
el misterio de aquel rostro…
A los discípulos, como haciendo un primer balance de su misión, Jesús les pregunta quién dice la gente
que es Él. De hecho recibió varias respuestas que no llegaban a acertar. Algunos dijeron Juan Bautista,
otros Elías… Hoy podríamos también dar respuestas variadas, un personaje importante del pasado, un
profeta mas como un gurú, una especie de Sai Baba, quizá otros incluso pueden manifestar que es Dios
y hombre, pero solo como un concepto recitado, una fórmula sin implicancias reales en la propia vida.
Solo Pedro acierta la respuesta en el grupo de los Ap￳stoles: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”
(Mt. 16,16). ﾿C￳mo lleg￳ Pedro a esta fe…? Mateo nos da una indicaci￳n clarificadora: “No te ha
revelado esto la carne, ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo” (Mt.16, 17). La fe y apertura al
camino de la gracia que Dios obra nos permiten acceder a tener una comprensión de Jesús resucitado y
del Reino que Él anuncia.
Hace algunas semanas hemos planteado que la religiosidad es uno de los rasgos que hacen a la identidad
cultural latinoamericana. También la necesidad de profundizar el proceso evangelizador de la misma.
Así como el acentuar los itinerarios de la fe en orden a superar los errores y desviaciones que se dan en
la búsqueda de Dios de nuestro pueblo. Pero el mayor flagelo en nuestro tiempo proviene de “la
indiferencia”, no solo en lo religioso, sino en todos los aspectos. Una especie de “nihilismo” que lleva a
un vacío existencial y a un cierto “auto suicidio” y vaciamiento del sentido de la vida. Por ello, con
todos pero en especial con los jóvenes, deberemos profundizar sobre la necesidad de volver a Dios para
recuperar el gozo profundo que da el saber que la vida está cargada de sentido.
Quizá cuando avanzamos en esta reflexión a muchos les cueste captar que nos hemos excedido en vivir
“solo”, reitero “solo”, en las circunstancias que van generando expectativas que duran algunos días, a
veces meses y en general horas. Como sumergidos en nuestro tiempo post moderno vivimos en general
fragmentadamente y en una especie de “zapping cultural”. Este exceso de informaci￳n y atenci￳n “solo
fenoménica o superficial”, a veces inconsistentes y sensacionalistas, nos deja vacíos e insatisfechos.
Este es el drama del secularismo, o de un humanismo sin Dios, sin encarnación y Pascua, y después sin
dignidad humana y sin valores. La reflexión de este tema es clave porque nos permite discernir como
vivir, con plenitud o con vaciamiento. La sola mirada fragmentada, de la cultura del zapping, o bien
ordenada solo por el consumo y el materialismo es uno de los problemas que debemos encarar, para
salir de la actual crisis de la civilización o de valores que padecemos en la cultura actual.
En este sentido volver a lo esencial del cristianismo siempre será novedoso, y el encontrarnos con
Jesucristo nos permitirá experimentar lo que nos ense￱a la parábola que nos habla del “tesoro”. En este
domingo en que el Señor nos habla del Reino de Dios, quizá nos encuentre sumergidos en urgencias,
pero perdiendo la comprensi￳n de lo importante, “el tesoro” que nos anima a caminar bien en las
circunstancias del día a día. ¿Los cristianos sabemos que formamos parte de este Reino y que somos
portadores de un “tesoro”, o creemos que esto es para algunos piadosos y piadosas? ᄀPidamos el don de
la Fe para que podamos ver!
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas