Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 18, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Ay de la ciudad sangrienta * Yo doy la muerte y la vida. *
¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?
Textos para este día:
Nahún 2, 1. 3; 3, 1-3. 6-7:
Mirad sobre los montes los pies del heraldo que pregona la paz, festeja tu fiesta,
Judá; cumple tus votos, porque el criminal no volverá a pasar por ti, pues ha sido
aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la gloria de Israel; lo
habían desolado los salteadores, habían destruido sus sarmientos.
Ay de la ciudad sangrienta, toda ella mentirosa, llena de crueldades, insaciable de
despojos. Escuchad: látigos, estrépito de ruedas, caballos al galope, carros
rebotando, jinetes al asalto, llamear de espadas, relampagueo de lanzas, muchos
heridos, masas de cadáveres, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres. Arrojaré
basura sobre ti, haré de ti un espectáculo vergonzoso. Quien te vea se apartará de
ti, diciendo: "Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?; ¿dónde encontrar quien te
consuele?"
Deuteronomio 32:
El día de su perdición se acerca / y su suerte se apresura, / porque el Señor
defenderá a su pueblo / y tendrá compasión de sus siervos. R.
Pero ahora mirad: yo soy yo, / y no hay otro fuera de mí; / yo doy la muerte y la
vida, / yo desgarro y yo curo. R.
Cuando afile el relámpago de mi espada / y tome en mi mano la justicia, / haré
venganza del enemigo / y daré su paga al adversario. R.
Mateo 16, 24-28:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venirse conmigo, que se
niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida,
la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre
ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recuperarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y
entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los
aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con
majestad."
Homilía
Temas de las lecturas: Ay de la ciudad sangrienta * Yo doy la muerte y la vida. *
¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?
1. La Ciudad Sangrienta
1.1 Hace unos años, durante la construcción de un inmenso edificio en Bogotá,
sucedió una catástrofe que resultó en la muerte de varios obreros pobres de los que
allí trabajaban. Una investigación preliminar mostró que hubo irresponsabilidad de
parte de ingenieros arquitectos contratistas. Nunca supe si alguien había ido a la
cárcel por ese crimen de irresponsabilidad, pero lo que todos supimos fue que
algunos de los cadáveres nunca se encontraron. El edificio, sin embargo, se terminó
de construir, de modo que en esa imponente mole de concreto se asienta sobre
cuerpos humanos.
1.2 La verdad es que así ha sucedido muchas veces: las grandes obras han costado
muchas vidas humanas--y no siempre por accidentes. Miles de esclavos o de
obreros mal pagos entregaron su salud y luego su vida edificando monumentos,
caminos, estructuras que atraen nuestros ojos pero que también deberían
recordarnos a los héroes anónimos y a los explotados inocentes.
2. Exigencias del Seguimiento de Cristo
2.1 Las ternuras y ternezas del amor no deben hacernos creer que sea fácil o trivial
vivir en el amor. El evangelio de hoy nos recuerda de modo agudo, casi agresivo,
las infinitas exigencias del amor, que no sabe darse todo sin pedirlo, así como es
verdad que nada pide sino entregándose.
2.2 El amor nos trae todos los derechos pero por todo ello pide un precio: nosotros
mismos. No hay alternativa. La alternativa sería no amar, que equivale a amar la
muerte. Una vida sin ataduras, una vida en absoluta independencia, es una vida
desatada de la vida, es decir: un monumento a la muerte.
2.3 Catalina de Siena llegó a decir que el alma estaba "hecha" de amor. No puede
dejar de amar sin morir. Pero al amar necesita desposeerse, arriesgarse, hacerse
vulnerable, entregarse. Entonces todo el tema de esta vida nuestra es ese: ¿por
qué o para quién va a ser la vida que vas a entregar? Y Cristo nos dice que en él,
que es Fuente de todo Amor, y en su Evangelio, que es Palabra Máxima sobre el
Amor, está el único lugar justo para poner esa carga cuasi divina que llevamos por
ser humanos y que se llama amor.
2.4 Así entendemos que su "exigencia" de cruz es en realidad una "bendición", pues
al llamarnos y acogernos Cristo está dando una ruta, —en realidad, la única y
verdadera ruta— a nuestro propio ser de hombres o mujeres necesitados de amor y
de amar.