XIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Lecturas bíblicas
a.- Ez. 1, 2-5. 24-28: Era la apariencia visible de la gloria del Señor.
b.- Mt. 17, 22-27: Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos de
impuestos.
Este evangelio nos presenta dos temas: el anuncio de la pasión de Cristo por
segunda vez (vv.22-23), y el tributo al templo de Jerusalén (vv.24-27). La
diferencia con el primer anuncio se encuentra en que ahí era el yo personal el que
hablaba, ahora es el Hijo del Hombre, que ha de ser entregado en manos de los
hombres (v.22). El que es todo de Dios, sin embargo, será presa de los hombres,
podrán hacer con ÉL, lo que quieran (Mt. 17,12). Serán los hombres los que lo
tomarán, lo atarán, coronarán de espinas, lo llevarán al monte y lo crucificarán;
todos ellos instrumentos de la violencia humana. Es el mismo Dios quien nos
entrega al Hijo. En el primer anuncio, Pedro reacciona airadamente, aquí, son presa
de la consternación, de la tristeza, porque el sentido pleno del mensaje del Mesías
todavía no es comprendido. Precisamente los hombres que se declaran enemigos
de Dios, son los que deben ser reconciliados entre sí y con Dios. Ese es el fin de la
pasión: reconciliar a los hombres con Dios y entre ellos para acceder a ÉL. En un
segundo momento, encontramos el tema de las dos dracmas. No era el impuesto
para Roma, sino para el templo, tributo que todo judío pagaba, incluso los que
vivían en la diáspora. Impuesto personal de todo israelita, varón adulto, de
contribuir a conservar el templo y el ofrecimiento de sacrificios (cfr. Ex. 30, 11-16;
Neh.10, 32-40). La respuesta de Pedro es que el Maestro, como buen israelita, con
derechos y deberes, sí paga el tributo (cfr. Mt. 5,23ss; 12,6). Una vez en casa
Jesús, plantea a Pedro la pregunta: ¿de quién reciben tributo los reyes de los
extraños o de los hijos? (v.26). De los extraños, por lo tanto, los hijos quedan
exentos. Si los hijos quedan exentos, con mayor el Hijo único por autonomasia. Los
discípulos participan de la filiación del Hijo, forman parte de su familia, por ello
gozan de esa libertad (cfr. Mt.12, 46-50). Jesús no necesita pagar el tributo al
templo por ser el Hijo del Padre, porque en él hay uno más grande que el templo
(cfr. Mt. 12, 6. 42; 16,16). Actitud que revela quien es Jesús, pero aunque no está
obligado, ante la posibilidad del escándalo, Jesús actúa en contra de lo que piensa,
pero lo hace en forma soberana. Jesús se somete. El milagro del pez, quiere dejar
en claro que es Dios le proporciona lo necesario para pagar el tributo, lo que exalta
su condición de Hijo amado del Padre. Vemos como Dios cuida de ello, hacer ve la
exención del Mesías, se honra a Dios y no se escandaliza a los hombres. Desde esta
perspectiva, es el amor el único tributo que el Padre nos pide, ofrenda de la propia
existencia hecha en el culto, de lo contrario el aporte en dinero sería una
contribución vacía de contenido vital.
Santa Teresa nos invita a vivir el camino de la santidad evangélica o si queremos
como lo denomina ella camino de perfección. Esta perfección consiste en hacer la
voluntad de Dios en nuestra vida. “Las almas perfectas pueden hacer gran
provecho… en la Iglesia de Dios” (4M 3,10).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD