Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 20, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu *
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras
inmundicias. * A todos los que encontréis convidadlos a la boda
Textos para este día:
Ezequiel 36, 23-28:
"Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que
vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el
Señor -oráculo del Señor-, cuando les haga ver mi santidad al castigaros. Os
recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a
vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os
daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y
cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros
seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios."
Salmo 50:
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; /
no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso: /
enseñaré a los malvados tus caminos, / los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no
lo desprecias. R.
Mateo 22, 1-14:
En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los
senadores del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos se parece a un rey que
celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados,
pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo
preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto.
Venid a la boda". Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras,
otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron
hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con
aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda
está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los
caminos, y a todos los que encontréis convidadlos a la boda". Los criados salieron a
los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del
banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales,
reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado
aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los
camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los
escogidos"".
Homilía
Temas de las lecturas: Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu *
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras
inmundicias. * A todos los que encontréis convidadlos a la boda
1. El Problema no estaba Afuera
1.1 Toma mucho tiempo llegar al punto desde el que nos habla el profeta Ezequiel
el día de hoy. Toma tiempo descubrir que la raíz de los problemas no está "afuera"
sino "adentro."
1.2 "Afuera" están las leyes, que pueden ser muy sabias en sí mismas, pero que
resultan impotentes frente a una mente suficientemente sagaz o un bolsillo ávido
de sobornos.
1.3 "Afuera" están las fuerzas de policía y de ejército con todas sus armas, que
pueden prestar grandes servicios o ejercer espantosa tiranía.
1.4 "Afuera" están incluso nuestros bellos razonamientos, que pueden tener una
lógica impecable, pero que no logran mover a la voluntad que piensa sólo en su
propio provecho.
1.5 El problema está "adentro," allí donde alcanzamos eso maravilloso que es la
sinceridad, la imposibilidad de mentirnos a nosotros mismos. Ese "adentro" la Biblia
lo llama "corazón," y la promesa grande es que Dios puede dar un nuevo corazón.
Bienaventurado quien crea tal promesa.
2. ¿Digno del Banquete?
2.1 Lo más común es que haya más hambre que alimentos; eso es lo más
frecuente: que haya deseo de comer pero no alcance la comida. Sin embargo, el
evangelio de hoy presenta la situación inversa: esta vez el banquete está listo y los
invitados no quieren ir. Y Jesús dice que el Reino de los Cielos se parece a esa
situación. ¿Por qué?
2.2 Una pista para la respuesta es hacernos esta otra pregunta: ¿realmente le
aceptamos las invitaciones a Dios? Pensemos nada más en la Biblia. ¿Cuántas
biblias envejecen repletas de polvo en casas de familias que se dicen católicas? ¿Y
qué tal lo que sucede con los sagrarios de nuestras iglesias? ¿No es verdad que
nuestro Jesús Sacramentado recibe muy, muy pocas visitas? Ahí está él; ahí nos
aguarda, y sin embargo su invitación cae en el vacío.
2.3 La invitación de Dios nos desconcierta a menudo. Nos dice que está escondido
en las ropas de los pobres y que quiere ser visitado en la persona de los
encarcelados. Tal vez el problema está en que nuestros ojos no alcanzan a
distinguir su presencia y la cobardía de nuestra carne retrocede ante un olor
desagradable o ante una historia deprimente. Así rechazamos muchísimas
invitaciones que venían de parte de Dios.
2.4 Esto podría explicar la parte de la parábola de hoy que se refiere a la invitación
extrema: "Salgan ahora a los cruces de los caminos y conviden al banquete de
bodas a todos los que encuentren." La sala se llenó de toda clase de gente. Ese
hecho podría referirse a ese punto en que se rompen los criterios de delicadeza y
de pronto entendemos que todos los que van por el camino, incluyendo al que
huele mal y al que tiene una historia bien triste, todos pertenecemos básicamente a
un mismo mundo, a una misma raza, y estamos marcados por una misma
necesidad de salvación.