XXI Semana del Tiempo Ordinario (A ño Par)
Martes
Lecturas bíblicas
a.- 2Tes.2,1-3.13-17: Conservad las tradiciones que habéis aprendido.
b.- Mt. 23, 23-26: Pagar el diezmo, purificar la copa, ceguera espiritual.
El evangelio, nos presenta otras dos maldiciones de Jesús a los escribas y fariseos.
(vv. 23.25.26). “Ay de vosotros, escribas y fariseos hip￳critas, que os preocupáis
por el diezmo de la menta…” (v. 23). La Ley mandaba pagar el diezmo de los frutos
de la tierra: el trigo, el vino y el aceite, para que el hombre aprendiera a agradecer
a Dios, como dador de la vida, y sobre todo, por la fertilidad de la tierra (cfr. Deut.
14, 22-23). Se debía entregar la décima parte delos cereales, vino y aceite para el
sostenimiento del culto y del templo. Sin embargo, los fariseos habían extendido
este precepto a todos los productos, incluso, a las hortalizas comunes, como a los
condimentos de las comidas, el anís, la menta y el comino. Jesús condena esta
actitud, porque llevaba a olvidar lo más importante de la Ley: la justicia, la
misericordia y la fidelidad a Dios. Mateo, deja en claro que lo más importante es el
amor a Dios y al prójimo, la exigencia de los profetas, de ahí derivan la justicia, que
procede de Dios y se refleja en la conducta del hombre, la misericordia, es decir,
amor de Dios con el prójimo necesitado están por sobre los deberes del culto (cfr.
Mt. 5,7; 6, 14-15; 18, 33). Lo mismo se diga de la fidelidad de Dios hacia el
creyente que cree a sus promesas (cfr. Os.4,1s; Zac.7,9-11). Jesús, vino a darle a
la ley su sentido y plenitud; dejó de lado la interpretación farisaica. El sermón de la
montaña señala la urgencia de esa justicia superior que deben cultivar los
discípulos de Jesús, por sobre la de escribas y fariseos (cfr. Mt. 5, 20). “Ay de
vosotros, escribas y fariseos hip￳critas que limpiáis por fuera la copa…” (v.25). Las
prescripciones sobre la limpieza de los vasos sagrados utilizados en el culto, los
fariseos la habían extendido a los utensilios de uso doméstico. Esto le sirve a Jesús
para hacer una reflexión sobre la pureza del corazón del hombre que cree; primero
será purificar lo interior, luego viene la pureza exterior como consecuencia de
aquella. Será la palabra de Dios, la que purifique el corazón y la respuesta dada a
esa palabra como obediencia de fe, lo que le llevará a ver a Dios en su vida (cfr. Mt.
5,8; 15,11.15.20; Jn. 15, 3; Rm. 1, 5). Todo es puro, si sale de un corazón limpio,
pero se puede volver impuro, cuando se cae en el ritualismo vacío, el mercantilismo
hipócrita ante Dios (cfr.Mt.23,15;12,34), de aquellos que ponen prácticas
marginales por sobre la ley esencial de amar a Dios y al prójimo.
Teresa de Jesús, descubre en la oración el espacio donde el Señor le descubre
tesoros de fe y humanismo, es decir, encarnar la verdad del evangelio en la vida
del orante y contemplativo. “Bienaventurada alma, que le trae el Se￱or a entender
verdades” (V 21,1).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD