XXII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Lecturas bíblicas
a.- 1Cor.4,1-5: El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón.
b.- Lc. 5, 33-39: Discusión sobre el ayuno.
El tema del ayuno en la vida de Jesús no es un problema, por una razón muy
sencilla, porque estaba mandado ayunar y orar, lo que lo convertía en una práctica
habitual de la religiosidad judía. Él ayunaba. Los fariseos lo practicaban siguiendo la
ley de Moisés (cfr. Lv. 16,29-31; 23,27-32), como también, los discípulos de Juan
Bautista y otros movimientos del tiempo de Jesús. Con ello querían señalar lo
transitorio de la vida del justo, y para otros, una forma de apresurar la venida del
Mesías. Pero, ¿por qué los discípulos de Jesús no ayunan como ellos? Para Cristo
Jesús y sus discípulos, hay más motivos para estar alegres, que para hacer
penitencia. Si unos esperaban al Mesías con ayunos, los discípulos ya lo habían
encontrado (cfr. Jn. 1, 41), por lo tanto, en su lugar se impone la alegría, tiempo de
bodas, por el Esposo Cristo que está en medio de ellos; el reino de Dios está
presente en ÉL, en su palabra y obras (vv. 34-35). Más tarde, la Iglesia descubrió
el valor de estas palabras, es decir, a la alegría por la llegada del reino de Dios,
sigue la tristeza por la marcha de Jesús, luego de la Pascua; entonces, se
comprende que también los cristianos puedan ayunar. La penitencia ahora será por
lo pecados cometidos, para implorar misericordia y perdón, en ocasiones
especiales, para pedir una gracia, todo esto envuelto en oración contemplativa.
Luego este evangelio nos propone dos parábolas que describen la novedad de la
buena noticia: una usa la imagen del manto o vestido y la otra del vino nuevo. La
primera, representa al viejo judaísmo, no se puede remendar un manto viejo con
pequeños pedazos de evangelio. Hay que hacer un manto nuevo con la palabra y
persona de Jesús. Tampoco se puede verter, el vino nuevo en los viejos odres o
moldes, de la religiosidad judía; quien recibe a Jesucristo en su vida debe cambiar
sus odres, sus esquemas, sus valores, todo. Se trata de comenzar una vida nueva
desde ÉL y con ÉL, y no echar un remiendo de algo nuevo en un paño u odre viejo.
Son los tiempos mesiánicos donde todo es nuevo, nuevo nacimiento, palabra nueva
para un hombre nuevo, conversión de la mente y el corazón. Se trata de renovar
todo. El mejor vino es el antiguo, en cuanto conocido, lo antiguo es cómodo, lo
nuevo, es decir, Jesús y su evangelio, implica conversión, desprendimiento;
también se puede entender que Jesús es el mejor vino que el Padre dispone en el
banquete de bodas de su Hijo. Muchos creyentes no han descubierto la novedad del
evangelio y llevan en sus vidas remiendos de cristianismo; necesitan revestirse de
Jesucristo, esposo del alma de todo bautizado y beber el vino nuevo de la fidelidad.
Teresa de Jesús en este pasaje del Cantar de los cantares, expresa la experiencia
de Teresa de Jesús de saber que la caridad, su amor eterno, ordena toda su
voluntad, todo su querer, la hace criatura nueva. “La metió Dios en la bodega del
vino, y ordenó en ella la caridad” (5M 2,12; cfr. Ct. 2, 4).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD