FIESTA. LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (14 DE SEPTIEMBRE)
NADA COMO LA CRUZ
Padre Javier Leoz
1. No estamos acostumbrados a escuchar, cantar o decir un “viva la cruz”. Y, en
cambio, si hay algo que nos ha traído vida, futuro, eternidad y redención total,
fue precisamente el valor de la cruz.
*Dios, en la noche de Belén , quiso dejar el cielo y hacerse humanidad en la
tierra.
*Dios, en la hora nona en el Calvario , quiso derramarse en sangre de amor
sobre la tierra.
En la cruz y en la noche de Belén , convergen un mismo deseo de Dios: todo
por el hombre.
Con razón, en este domingo, la Iglesia venera y se vuelve hacia la cruz. Cuando
en muchos lugares tienen lugar las labores de la vendimia, la cruz, es para los
cristianos esa vid que, al exprimirse, nos da el vino de una entrega fecunda,
sacrificada: el buen vino de la Redención del hombre. ¿Somos conscientes de
ello? ¿Qué hemos hecho de la cruz? ¿Un adorno o un estilo de vida? ¿Una gran
lección o algo estéticamente bello? ¿Un modelo de referencia para encarar la
vida o algo que ya no significa nada?
¡Viva la Cruz! Esos dos maderos, que cruzados entre sí, pretenden abrazar al
hombre para siempre en un abrazo iniciativa de Dios.
¡ Viva la Cruz! Esos dos maderos que, cuando uno los mira sin fe, es escándalo,
demasiado, un sin sentido, una locura
¡Viva la Cruz! Esos dos maderos que, cuando uno los mira, sabe que Alguien
nació, creció y sufrió para elevar a la humanidad a las mismas cumbres de los
cielos.
2.- Si Dios, que es bueno, ha querido humillarse naciendo pobre en Belén; si
Dios, que es grande, ha querido humillarse en una cruz, será por algo. El rostro
de Dios es el amor. La cruz es la prueba suprema, el no va más, de lo mucho
que Dios nos ama. Esa es la sabiduría, el tesoro, la razón de ser, lo que sostiene
desde hace casi 2000 años en pie la Santa Cruz. Sólo así, desde ese
pensamiento: Dios lo ha hecho por mí, podemos gritar un ¡Viva la Cruz del
Señor!
Hoy exaltamos este gran símbolo de nuestra fe cristiana porque, entre otras
cosas, detrás de la puerta de la muerte, se encuentra la antesala de la vida. Hoy
exaltamos la cruz porque, ella, sostiene un cuerpo que nos trae libertad, afán de
superación, fe, esperanza y ganas de resucitar. La cruz nos recupera, nos
rescata… ¡nos redime!
Hoy exaltamos la cruz porque, cuando las cosas se nos presentan en contra,
sabemos que –cumplir la voluntad de Dios y ver a Dios en todo- nos hace
esperar un mañana más feliz, una mañana de resurrección, un amanecer con
respuestas.
Hoy exaltamos la cruz porque, entre otras cosas, los cristianos sabemos que,
el amor de Dios, ha sido roturado, sacrificado, molido por el hombre en beneficio
del propio hombre. Tal vez nunca lleguemos a entender en toda su profundidad
el Misterio que ello abarca. Hagamos una oración: DIOS LO HA HECHO POR MI.
DIOS SE HA DEJADO CLAVAR POR MÍ. ¿No nos sugiere esto fe, conformidad,
emoción, agradecimiento y no despierta muchos sentimientos de fe hacia Cristo?
¡Viva la Cruz! Y ¡cómo no! ¡El fruto de la cruz! En ella Dios nos levanta, como al
tercer día, levantó a Jesús de la muerte. A veces, Dios, nos levanta sobre el
madero, pero otras tantas , Dios, de igual manera, Dios nos levanta de esas
situaciones de amargura, de pena y de tristeza.
Si al Señor, siendo Señor, no le fue ahorrado el sufrimiento, algo de bueno tiene
que tener la cruz cuando, Dios, permitió que su único Hijo subiera al madero.
En Belén, Dios, se hizo amor entre un pesebre de madera. En el Calvario, Dios,
se deshizo en amor en dos trozos de madera en forma de Cruz. ¿Aprenderemos
esta lección para nosotros mismos y en generosidad hacia los demás? Con San
Pablo decimos: Estoy seguro de que nada ni nadie "podrá separarnos del amor
de Dios que se nos ha manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro"
¡Viva la Cruz!
3.- ¡GRACIAS POR TU CRUZ, SEÑOR!
¡Gracias, Señor! Por subir a ella,
cuando nosotros no nos atrevernos
¡Gracias, Señor! Por bajar,
a esos infiernos a los que estábamos llamados
¡Gracias, Señor! Porque, tus dolores, evitan los nuestros
¡Gracias, Señor!
Porque, sin conocer el pecado,
cargas con los de todos nosotros
¡Gracias, Señor!
Porque pudiendo decir tanto,
nos haces llegar escasas 7 palabras
¡Gracias, Señor!
En la cruz, sigues empeñado en regalarnos:
una Madre y un amigo, María y Juan
¡Gracias, Señor!
En la cruz, haces lo que siempre nos enseñaste,
¡Perdónales, no saben lo que hacen!
¡Gracias, Señor!
En la cruz se funde la llave del infierno
para que, ningún hombre, pueda encontrarla
y sólo se dé con la que abre las puertas del mismo cielo
¡Gracias, Señor!
Porque, desde la cruz,
la cuerda que sobra es empleada para rescatarnos
y no dejarnos abandonados a nuestra suerte
¡Gracias, Señor!
¡Qué gran amor!
¡Qué gigantesco amor cuando, además de ofrecerse,
es colmo y el no va más cuando deja clavarse!
Déjanos, Señor, por lo menos
desde lejos acompañarte y, nunca olvidar,
que por nosotros Tú has sido clavado en esa cruz.
Déjanos sentir, Señor, que todos somos clavados
–en tu amor, con tu amor y por tu amor- en ella.
No estás solo, Señor.