EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
SERVIDORES DE LA VERDAD Y DEL AMOR
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com / Twitter: @emilioroz
El símbolo de los cristianos es la cruz, ella nos introduce en los momentos de oración, muchos
llevamos siempre una colgada al cuello o la tenemos en nuestras casas, a lo largo de la vida: primera
comunión, confirmación, etc. llevamos una cruz durante la celebración, ella acompaña cada etapa, al
tiempo que abre y cierra nuestra vida de hijos de Dios. En la cruz fue colgado el redentor y desde allí
ofreció por todos nosotros su vida para perdón de los pecados. “ El que era de condición divina, no
consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se
anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. ” (Flp.
2, 6-7)
Decimos de Jesucristo: fue en todo semejante a nosotros menos en el pecado, pese a esto es quien
quita el pecado del mundo, quien vence al mal e instaura el bien, gozo que en la fiesta de la
Exaltación de la Santa Cruz estamos invitados a contemplar, pues nuestra vida no termina en el
frenesí temporal del aquí y ahora, sino que nuestra alegría será completa cuando contemplemos a
Dios cara a cara ya libres de todas nuestras culpas.
La Bondad Suprema se hace pequeña, Dios se hace hombre, y no solo eso, sino que se hace servidor,
el hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos ” (Mt. 20,
28), actitud que nos interpela, pues en una sociedad que descarta fácilmente el bien verdadero
dejándose llevar por el consumo, el reconocimiento social, los efímeros honores, el Hijo se hace
pequeño, el amor que habita en lo alto camina en medio nuestro revestido de sencillez, de templanza
para ser luego despojado de todo por quienes no lo reconocen.
Sin embargo, el Dios que es amor y se encarna, muchas veces es reducido a una lectura según la cual
los actos humanos no son tan importantes, sino que el amor ofrecido en la cruz basta para nuestra
salvación, un dejo de relativismo se esconde detrás de esto. “ El tema del Dios sufriente se ha
convertido en nuestros días casi en un tema de moda, alejándose – no sin razón – de una teología
unilateralmente racional y de un empequeñecimiento de la figura de Jesús como de la
representación de Dios, en el que el amor de Dios degenera en la futilidad de un Dios bueno,
demasiado bueno. En este horizonte el cristianismo es disminuido a una fuerza filantrópica de
mejoramiento del mundo… 1
Misericordia y justicia son parte de un mismo todo, no pueden separarse, pues tanto una como otra
por sí solas caen rápidamente en un amor vacío o en una moral licuada, cada uno de nosotros con
nuestras pequeñas y grandes obras cooperamos en la obra de salvación, contemplando la cruz los
cristianos asumimos nuestra verdadera identidad: la de servidores de la verdad y del amor, y desde
ella somos enviados por aquel que nos amó primero y entregó su vida.-
1 Ratzinger, Joseph – Benedicto XVI. Miremos al traspasado . Fundación San Juan, Rafaela, 2007. , pp 74-75