Fiesta. La Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre)
Pedro Guillén Goñi, C.M.
La exaltación de la cruz en el mundo en que vivimos suena a paradoja y
contradicción. ¿Cómo podemos alegrarnos de un patíbulo que simboliza, encarna y
sirve como instrumento de la muerte del Señor? ¿Cómo podemos rendir homenaje
al sufrimiento y al dolor? Son preguntas que pueden brotar de nuestro corazón si
analizamos la cruz desde una perspectiva puramente humana sin profundizar en el
verdadero sentido y en el gesto purificador y salvífico que supone la muerte del
Seor como culminacin de una vida entregada por amor. “Nadie tiene amor más
grande que el que da la vida por sus ovejas (Jn. 10,11). Al contemplar la cruz y la
agonía del Señor vemos que el triunfo y la gloria surgen desde el sufrimiento, el
fracaso y la muerte.
La experiencia redentora de Jesús en la cruz es un libro abierto para descubrir y
asumir las actitudes esenciales que el Señor cultivó en vida y que nosotros, desde
la fe como respuesta a su llamada, practicaremos para identificarnos con Él:
* La fidelidad perseverante que implica, siguiendo su ejemplo de amor hasta la
muerte, una adhesión a su persona durante toda la vida.
* La solidaridad porque en la cruz se refleja el mundo de los pobres, excluidos,
injusticias…
* La humildad como anonadamiento interior y sentirse instrumento de Dios al
servicio de los hombres.
* La esperanza, preludio de resurrección y de vida eterna.
* El sacrificio y la abnegación como ascesis espiritual para forjar una voluntad firme
que tienda hacia la santidad de vida y el afán de perfección.
La señal de la cruz, con su misterio entrañable de amor fecundante, reaparece cada
día en nuestra vida: en los momentos de tristeza y de gozo; en la enfermedad y en
la salud; cuando nos desprecian y nos aman; cuando nos fatigamos y crecemos; al
ofender a otros y sentirnos perdonados; cuando pecamos y presenciamos que Dios
Padre nos acoge con ternura y misericordia…
No es de extrañar, por tanto, que los cristianos elijamos como distintivo de
identidad cristiana la cruz; esa cruz trinitaria que inicia tantas celebraciones
litúrgicas; que nos bendice y protege para continuar en “nuestras propias cruces
diarias de la vida” y que, al borde del camino o en las altas cumbres, nos evoca la
presencia del Redentor del mundo que murió por nosotros por amor para que
tuviéramos vida en abundancia (Jn. 10,10).
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)