XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
Lecturas bíblicas
a.- Ecl. 3,1-11: Todas las tareas bajo el cielo tienen su momento.
b.- Lc. 9, 18-22: Profesión de fe de Pedro y primer anuncio de la pasión.
Este pasaje evangélico (cfr. Mc.8, 27-30; Mt.16, 13-20), tiene dos momentos: la
profesión de fe de Pedro (vv.18-22), y el primer anuncio de la pasión (v. 22). Ver a
Jesús en oración, en la soledad del monte, es síntoma que va a tomar alguna
decisión importante (cfr. Lc. 6,12; 9, 18; 22, 32ss). En la primera aparte
encontramos una exclamación de uno de los discípulos, enseguida encontramos una
orden y profecía acerca de su pasión; termina su tarea en Galilea con un
reconocimiento, pero además, es el inicio de rechazo que padecerá el Mesías en
Jerusalén. Lucas, si bien no menciona lugar, se puede pensar que la escena ocurre
en las proximidades de Betsaida, de estar rodeado de la multitud, ahora Jesús goza
de soledad con sus discípulos, ora a su Padre, y mientras lo hace con sus discípulos,
hace preguntas. La respuesta de Pedro, alude a las expectativas de realeza
mesiánica, de las que el evangelista había hablado en la infancia de Jesús (cfr. Lc.1,
32-33). Con lo que da la impresión que los discípulos, antes de la luz de la
resurrección, hayan reconocido a Jesús como el Mesías. El Cristo de Dios (v.20),
con lo que adquiere un sentido marcadamente regio, davídico (cfr. Lc.1,17). La
confesión de Pedro se puede considerar un triunfo parcial de Jesús, porque no
encierra toda realidad de su misterio como Hijo del Hombre. Un adelanto de la
confesión que el Padre hará en la transfiguración: “Este es mi Hijo, mi Elegido;
escuchadle” (Lc.9, 35). Una vez que la escucha a Pedro y sus discípulos, quiere
desconectar dicha confesión de toda relación con las aspiraciones política de los
judíos. Se cumple la palabra del profeta: “Yahvé me ha ungido” (Is. 61, 1). Jesús
es el que trae la salvación, previsto por el Espíritu, el que publica el año del Señor
(cfr. Is. 61, 2; Lc. 4,14.18). El mandato de Jesús a los apóstoles de callar acerca de
su condición, se debe a que considera que necesita tiempo para formar a esta
comunidad sobre su mesianismo. En un segundo momento Jesús declara que este
Hijo del Hombre, tendrá que sufrir mucho, ser reprobado y llevado a la muerte y al
tercer día resucitar (v.22). Los adversarios de Jesús aparecen por primera vez en
bloque: ancianos, sumos sacerdotes y escribas, están relacionados con su muerte,
la que el Lucas considera un asesinato y el juicio a que fue sometido no lo considera
un juicio. Jesús completa la confesión de Pedro, con el tema del Siervo de Yahvé
que sufre y expía los pecados de los hombres (cfr. Is. 52,13; 53,12). Como Hijo de
Dios es Salvador y Siervo sufriente, Dios Padre tendrá la palabra y acción
definitiva.
Teresa de Jesús nos invita a seguir el camino de la Cruz, fijos en Aquel comenzó
este camino de salvación. “Mirad que importa esto mucho más que yo os sabré
encarecer: poned los ojos en el crucificado y haráseos todo poco; si Su Majestad
nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos, ¿cómo queréis
contentarle con sólo palabras? ¿Sabéis qué es ser espirituales de veras?: hacerse
esclavos de Dios, a quien, señalados con su hierro que es el de la cruz, porque ya
ellos le han dado su libertad, los pueda vender por esclavos de todo el mundo,
como Él lo fue.” (7M 4,8).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD