XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Lecturas bíblicas
a. - Ecl. 11,9-12,8: Yo vengo a hablar dentro de ti.
b.- Lc. 9, 43-45: Segundo anuncio de la pasión: El Hijo del Hombre va a ser
entregado.
El evangelio, nos presenta el segundo anuncio de la pasión (cfr. Mc. 9, 30-32;
Mt.17, 22-23). El texto comienza con la reacción de las gentes después de
presenciar la sanación de un niño endemoniado epiléptico (v.43); luego tenemos la
predicción que hace Jesús de su pasión, y la reacción de los apóstoles que no
entienden sus palabras (v.45). Luego de la curación del endemoniado epiléptico,
Jesús hace este anuncio que los discípulos, no logran captar en su totalidad,
estaban atónitos con lo que habían contemplado. Ese todo es lo que atrae a las
gentes de Galilea hacia Jesús, escuchan su palabras admiran sus obras, pero la
segunda parte, advierte del rechazo que padecerá, el camino de la incomprensión,
de la traición, finalmente de la cruz. “Poned en vuestros oídos estas palabras”
(v.44), viene a significar, que lo que Jesús va anunciar es muy importante. Texto
sólo comparable con la llamada de atención de Yahvé a Moisés o a palabras del
mismo Jesús: “ᄀEl que tenga oídos para oír, que oiga!” (cfr. Ex.17,14; Lc.8, 8;
14,35).
Los discípulos, no pueden dejarse llevar por las impresiones del pueblo, la reciente
admiración, porque precisamente a manos de esos hombres, morirá el Hijo del
Hombre; harán lo que quieran con ÉL. ¿Quién entrega a Jesús? El proyecto salvífico
del Padre. Sus palabras son claras pero su contenido es oscuro, misterioso: El Hijo
del Hombre será entregado a los hombres (v.44). ¿Quién es este Hijo del Hombre?
Encontramos esta figura en la apocalíptica judía, en Daniel (Dan.7), donde aparece
como fuerza renovadora de Dios, que al entrar en este mundo debilita los poderes
terrenales, para instaurar su Reino en medio de los hombres. Sus rasgos más
importantes son presentar al Hijo del Hombre con rasgos precisamente
apocalípticos, como Juez al fin del mundo (cfr. Mc. 13, 26; 14, 62), de ahí que
identificarlo con Jesús y las relaciones de los hombres con ÉL adquieren un carácter
definitivo (cfr. Mc. 8, 38; Mt. 10, 32-33). El Hijo del Hombre, el Mesías, que tiene
todo poder, será entregado en manos de los hombres. Se cumple el anuncio acerca
del Siervo, que sobre él Dios cargó la iniquidad de todos nosotros (cfr. Is. 53, 6).
Surge entonces la pregunta: ¿Por qué ha de padecer la pasión, Jesús para llegar a
su gloria? ¿Este camino será mismo camino para sus apóstoles y su Iglesia? Lucas,
se centra en los apóstoles que no entienden a Jesús, pareciera que Dios echara un
velo sobre lo que está por acontecer (cfr. Lc.18, 34). A los apóstoles les invadió el
miedo, porque en el fondo, rechazaban la muerte de Jesús (cfr. Mc. 8, 32). Dios en
su infinita sabiduría, hará que este misterio que se comprenderá después de la
resurrección (cfr. Lc. 24, 6-8), por el momento saben que algo inesperado sufrirá
su Maestro.
Teresa de Jesús, gozó de la visión del Hijo del Hombre, glorificado, Jesús en el gozo
de su resurrección. “Un día de San Pablo, estando en misa, se me representó toda
esta Humanidad sacratísima como se pinta resucitado con tanta hermosura como
particularmente escribí a vuestra merced cuando mucho me lo mandó, y hacíaseme
harto de mal, porque no se puede decir que no sea deshacerse; mas lo mejor que
supe ya lo dije, y así no hay para qué tornarlo a decir aquí. Sólo digo que cuando
otra cosa no hubiese para deleitar la vista en el cielo sino la gran hermosura de los
cuerpos glorificados es grandísima gloria, en especial ver la Humanidad de
Jesucristo Señor nuestro, aun acá que se muestra Su Majestad, conforme a los que
puede sufrir nuestra miseria; ﾿qué será adonde del todo se goza tal bien?” (V
28,3).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD