Comentario al evangelio del miércoles, 22 de octubre de 2014
Queridos amigos, paz y bien.
Llevamos toda la semana en un ambiente escatológico, o sea, reflexionando acerca del fin de los
tiempos. Y hoy el Evangelio da una vuelta de tuerca más. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá;
al que mucho se le confió, más se le exigirá. Casi nada. Este Evangelio es especialmente doloroso para
las personas religiosas. Porque algunos hemos recibido mucho, desde pequeñitos, en la familia, con el
Bautismo, con la fe, con una buena educación, con unos amigos agradables, con diversas experiencias,
con una vocación especial por parte de Dios… Y, por eso, hay que devolver mucho también.
El tiempo no es como la gasolina, que, si usamos menos el coche, la ahorramos, o como el dinero, que
cuanto menos lo utilizamos, más tenemos. El tiempo, lo usemos o no, se gasta.
Estamos en la vida yendo . Vamos de ida, y no sabemos cuánto tiempo nos queda. Quiera Dios que
muchos, muchos años. De ti depende hacer uso de ese tiempo. Puedes perderlo, pero no volverá.
Somos administradores de la gracia de Dios, y no podemos actuar como queramos, sino como Dios
quiere. Vivir para los demás, no para uno mismo, y obrando con amor, sin violencia. Si Pedro esperaba
una respuesta diferente, le quedó claro que el único privilegio del seguidor de Jesús es el privilegio del
servicio. Si vivimos así, estaremos más cerca del Maestro, cada uno con su vocación específica, pero
todos dentro del mismo espíritu. Puede ser que tú no tengas muchos cargos o muchas cargas, pero sí
has recibido muchos dones, materiales o espirituales, de parte de Dios. Ahí te juegas mucho de tu
respuesta a Él.
De ti depende, por tanto, dedicarle un poco de tiempo a Dios, cada día. Se nos acaba el año litúrgico, y
empieza, dentro de un mes, el Adviento. Estamos llamados a vivir en espera, en esperanza. Tienes el
tiempo en tus manos. ¿Qué vas a hacer? Piénsalo, y reparte las 24 horas de cada día entre todo lo
necesario (estudio, trabajo, familia, amigos, descanso, hobbies) y reserva algunos minutos para Él. No
te olvides, mañana será tarde para arrepentirse por el tiempo perdido. Que el Señor nos encuentre
preparados.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
Alejandro J. Carbajo, cmf