FERIA PRIVILEGIADA DE ADVIENTO
19 de Diciembre
La antífona de entrada hoy nos introduce en el mensaje fundamental de estos
días inmediatamente anteriores a la Navidad. Dios que vino en la humildad de
Belén y que al final vendrá con gloria, es el mismo Señor que viene ahora en el
hoy eterno de Dios. La eternidad es el tiempo de Dios. “El que viene llegará sin
retraso”. El ser de nuestro Dios es estar eternamente en camino hacia nosotros:
Dios es "aquel que viene" (San Juan Pablo II). Es el Dios-amor-fiel, el Dios
cercano, el Emmanuel. Dios-con-nosotros. Por eso, “ no habrá temor, es nuestro
Salvador”.
La oración colecta se refiere al profundo misterio salvador del parto virginal de
María. Benedicto XVI, en su libro LA INFANCIA DE JESÚS, dice: “Estos dos
puntos –el parto virginal y la resurrección real del sepulcro- son piedras de
toque de la fe. Si Dios no tiene poder sobre la materia, entonces no es Dios.
Pero sí que tiene ese poder, y con la Concepción y la Resurrección de Jesucristo
ha inaugurado una nueva creaci￳n”. Por ello –concluye el papa- “son un
elemento fundamental de nuestra fe y un signo luminoso de esperanza”. En el
parto virginal de María “se revela el esplendor de la gloria de Dios”. Le pedimos
a Dios en esta oración que, con la ayuda de su gracia, “proclamemos con fe
íntegra y celebremos con piedad sincera el misterio admirable de la Encarnación
de su Hijo”.
Del parto virginal de María, que recordaremos y celebraremos el día de Navidad,
nos habla la tradición de la Iglesia. Enseñaba el Papa San León Magno (390-
461): “Cristo fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de una madre
virgen y ella le dio a luz sin detrimento de su virginidad”. San Agustín (354-430)
en uno de sus sermones decía que María "fue Virgen al concebir a su Hijo,
Virgen durante el embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen
siempre". Y el Concilio XVI de Toledo (año 693), en su artículo 22, reafirmaba
que “la Madre de Dios concibió virgen, parió virgen, permaneció virgen”.
San Juan Pablo II concluye que en las definiciones del Magisterio el término
“virgen” se usa en su sentido habitual: “la integridad física se considera esencial
para la verdad de fe de la concepci￳n virginal de Jesús”, decía en la Audiencia
del 10 de julio de 1996. Y el 28 de agosto siguiente se refería a la fórmula
sintética de la tradición de la Iglesia, que presenta a María como "virgen antes
del parto, durante el parto y después del parto, afirmando, mediante la mención
de estos tres momentos, que no dejó nunca de ser virgen”.
María constituye el punto culminante en la espera del Mesías Salvador. Ella es
icono perfecto del espíritu del Adviento. Por influjo del X Concilio de Toledo (año
656), que recogía una antigua tradición del Oriente cristiano, se generaliza en la
Iglesia la celebración, cada 18 de diciembre, de la fiesta, que se llamó
Expectación del Parto. En la misa votiva I de Santa María Virgen aún se
conserva un texto de aquella antigua celebraci￳n: “…y el que al nacer de la
Virgen no menoscabó la integridad de su Madre, sino la santificó...” En el año
1620 se construy￳ una capilla en San Agustín (Florida) en honor de “Nuestra
Se￱ora de la Leche y el Buen Parto”. Es el primer templo dedicado a la Virgen en
los Estados Unidos.
En la oraci￳n poscomuni￳n le pedimos a Dios que avive en nosotros “el deseo de
salir al encuentro de Cristo, ya cercano” con limpieza de espíritu, para celebrar
el nacimiento de Cristo. A Cristo, “el que viene”, hemos de recibirle con fe como
María y no como Zacarías, que quedó sin poder hablar por no haber creído en las
palabras que Dios le hizo llegar por medio de Gabriel.
MARIANO ESTEBAN CARO