DOMINGO XXXIII. CICLO A
Cristianos decididos y responsables.
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / @emilioroz
A cada uno de nosotros el Señor nos ha depositado diversos talentos, potencialidades,
capacidades que debemos desarrollar, si bien son nuestras, nos pertenecen, están al
servicio de los demás, esa es su verdadera razón de ser. Reconocer los talentos que nos
han sido dados y ponerlos al servicio de los otros es una tarea que implica decisión y
responsabilidad.
Decisión en tanto no debemos temer, aun cuando las circunstancias o las adversidades
del mundo parezcan oponerse a cualquier esfuerzo que podamos hacer; confiados en la
asistencia divina, debemos tener el coraje de ponernos a multiplicar con buenas obras
aquello que nos ha sido dado.
Responsabilidad, pues de nosotros depende, como humildes instrumentos, la
construcción del Reino; no podemos pasar desapercibidos, abstraídos de la realidad de
nuestros hermanos pobres, de aquellos que sufren, están solos, tristes o enfermos. El
Señor nos interpela a ponernos al servicio de su obra en beneficio de quienes más lo
necesitan.
Sin embargo, no se trata de una mera tarea solidaria, no somos agentes de filantropía,
sino que aquello que nos ha sido otorgado será la causa de nuestra recompensa en el
momento en el que el Señor nos pida cuentas de lo que hemos hecho con cada uno de
nuestros hermanos. Las Bienaventuranzas aparecen como el itinerario por el cual
transitar desarrollando las propias potencialidades, son algo así como el plazo fijo en el
que invertir los talentos que el dueño del campo ha dejado a nuestro cuidado, no para
que lo guardemos celosamente sino para que lo multipliquemos.
Como comunidad de Dios tenemos nuevos desafíos que no podemos desoír, la sociedad
reclama de nosotros, como cristianos, una respuesta superadora en la que transmitamos
nuestra fe en obras de caridad, en la rectitud del obrar y trabajar, en la transparencia de
nuestras relaciones, es decir, nuestro testimonio es hoy el modelo evangelizador por
excelencia, esto hace del cristianismo un modelo de vida que contagia, que impulsa a
decidirse por Jesús y a seguir sus enseñanzas.-