Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 33, Miércoles
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Santo es el Señor, soberano de todo: el que era y es y
viene * Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo. * ¿Por qué no pusiste
mi dinero en el banco?
Textos para este día:
Apocalipsis 4, 1-11:
Yo, Juan, en la visión vi en el cielo una puerta abierta; la voz con timbre de
trompeta que oí al principio me estaba diciendo: "Sube aquí, y te mostraré lo que
tiene que suceder después."
Al momento caí en éxtasis. En el cielo había un trono y uno sentado en el trono. El
que estaba sentado en el trono brillaba como jaspe y granate, y alrededor del trono
había un halo que brillaba como una esmeralda.
En círculo alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y sentados en ellos
veinticuatro ancianos con ropajes blancos y coronas de oro en la cabeza. Del trono
salían relámpagos y retumbar de truenos; ante el trono ardían siete lámparas, los
siete espíritus de Dios, y delante se extendía una especie de mar transparente,
parecido al cristal.
En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por
delante y por detrás: El primero se parecía a un león, el segundo a un novillo, el
tercero tenía cara de hombre y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los cuatro
seres vivientes, cada uno con seis alas, estaban cubiertos de ojos por fuera y por
dentro. Día y noche cantan sin pausa: "Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano
de todo: el que era y es y viene."
Y cada vez que los cuatro seres vivientes dan gloria y honor y acción de gracias al
que está sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro
ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, adorando al que vive por
los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas ante el trono, diciendo: "Eres digno,
Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado
el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado."
Salmo 150:
Alabad al Señor en su templo, / alabadlo en su fuerte firmamento. / Alabadlo por
sus obras magníficas, / alabadlo por su inmensa grandeza. R.
Alabadlo tocando trompetas, / alabadlo con arpas y cítaras, / alabadlo con
tambores y danzas, / alabadlo con trompas y flautas. R.
Alabadlo con platillos sonoros, / alabadlo con platillos vibrantes. / Todo ser que
alienta / alabe al Señor. R.
Lucas 19, 11-28:
En aquel tiempo dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de
Jerusalén y se pensaban que el Reino de Dios iba a despuntar de un momento a
otro. Dijo, pues: "Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el
título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez
onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo".
Sus conciudadanos, que le aborrecían, enviaron tras de él una embajada para
informar: "No queremos que él sea nuestro rey". Cuando volvió con el título real,
mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo
que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha
producido diez". El le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has
sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El segundo llegó y
dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco". A ése le dijo también: "Pues toma tú el
mando de cinco ciudades". El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he
tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres un hombre exigente,
que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras". El le contestó: "Por tu
boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que
reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues ¿por qué no pusiste mi
dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez".
Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas". Os digo: "Al que tiene se le dará,
pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a esos enemigos míos que
no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"". Dicho esto,
echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Homilía
Temas de las lecturas: Santo es el Señor, soberano de todo: el que era y es y
viene * Santo, Santo, Santo es el Señor, soberano de todo. * ¿Por qué no pusiste
mi dinero en el banco?
1. Lo que va a suceder después
1.1 Los estudiosos han discutido y seguirán discutiendo sobre el sentido general del
libro del Apocalipsis. Las corrientes principales son dos, que en realidad no se
excluyen mutuamente. La primera ve en este libro un gran mensaje de esperanza
para horas difíciles de persecución; la segunda lee en él un mensaje cifrado sobre le
desenlace de la historia humana. La primera atiende más al presente; la segunda,
al futuro. Probablemente las dos cosas son ciertas.
1.2 Lo cierto es que no puede negarse una dimensión de futuro al libro, pues en él
mismo está escrito, como hemos oído hoy: "te mostraré lo que va a suceder
después" (Ap 4,1). Ahora bien, debe quedar claro que esa revelación de lo que va a
suceder no es un ejercicio de adivinación ni un modo de satisfacer curiosidades. Su
sentido es teológico: quiere mostrar con especial claridad el reinado victorioso de
Dios, incluso cuando las horas oscuras parecen hacerse eternas a nuestro
alrededor.
1.3 Y lo primero que contempla Juan, el vidente, es un trono majestuoso y un
homenaje de rendición y adoración. Dios reina; puede parecer imposible cuando
padecemos las contradicciones y dolores de nuestro caminar, pero es verdad;
siempre lo fue; siempre lo será: Dios reina. Sin esa clave de lectura, la historia
humana se vuelve incomprensible y capaz de devorarnos con sus preguntas y
contradicciones.
2. Aprovechar el tiempo presente
2.1 El pasaje del evangelio ofrece a su modo otro enfoque sobre el presente y el
futuro. Un rey se va y anuncia retorno. Su retorno es futuro pero los negocios que
ha dejado son presentes. Casi podemos decir que los ha dejado encargados del
presente. Es la condición humana. Nada tenemos sino el presente. Podemos añorar
o detestar, pero no alterar nuestro pasado; podemos desear o temer, pero no tocar
nuestro futuro. Sólo tenemos el presente. Sólo el presente. Y en ese presente se
juega nuestro futuro y nuestro destino entero.
2.2 Este texto del evangelio se parece mucho al de los talentos, pero hay una
pequeña diferencia en el desenlace. En la parábola de los talentos nada se dice
sobre aquel talento que había sido enterrado; en el pasaje de hoy, en cambio, sí se
cuenta un destino para el dinero que no fue puesto a trabajar: "entrégenlo al que lo
hizo producir diez veces más" (Lc 19,24). La extrañeza de quienes presencian la
escena es ocasión de la respuesta que da aquel rey, y que sin duda Cristo quiere
que escuchemos: "Les aseguro que al que tiene se le dará, pero al que no tiene se
le quitará hasta lo que tiene" (Lc 19,26).
2.3 Esta frase de Cristo resultaría incomprensible si se tratara de la distribución de
los bienes entre los hombres. Mas aquí el sentido no es el de un deseo o mandato
sobre el reparto de cosas, sino algo distinto. Notemos que el premio para cada
administrador vincula su buena administración del dinero con el gobierno sobre
ciudades. Ninguna ciudad puede quedar sin gobierno; ningún don de Dios puede
perderse o escapar de su soberanía. Es posible que el sentido sea: ¿quieres reinar
con Cristo? Tu oportunidad es el tiempo presente. Eso sí: ten en cuenta que lo que
tú abandones no quedará abandonado.