Discipulado de la Palabra
Primera semana de Adviento
M. Newman,
“Rose bud” (Acuarela) 2014
“Oh Jesús, que vives en María,
ven y vive en tus servidores
con tu espíritu de santidad,
la plenitud de tu poder,
la realidad de tus virtudes,
la perfección de tus caminos,
la comunión de tus misterios,
y domina todo poder enemigo
en la virtud de tu Espíritu
y para gloria de tu Padre.
Amén
(J.J. Olier)
Para vivir el tiempo del Adviento como discipulado de la Palabra
El ejercicio de la Lectio Divina durante los tiempos “fuertes” del Adviento y de la
Navidad, se ve enriquecido por la exquisita selección de pasajes bíblicos que la
Iglesia pone a nuestra consideración. Por eso ene esta ocasión, para no perder
migaja, las orientaciones que damos para captar los elementos más sobresalientes
de cada página son más extensos que lo habitual.
Eso sí, se mantiene el estilo esquemático, ya que lo más importante es la lectura
de la Biblia misma. Este itinerario es la herramienta, no el alimento. La
herramienta intenta ayudarnos a gustar y sacar provecho en la lectura orante de
la Biblia. Sólo el contacto atento y orante con cada texto nos abrirá las puertas de
nuevos conocimientos, interpelará nuestro proyecto de vida, hará que mane un
torrente vivo de oración y nos dará el nuevo impulso que necesitamos para
escoger los caminos de vida del Señor.
Este tiempo de Adviento es “tiempo especial” porque invita a una mayor reflexi￳n
para acoger en el corazón un misterio que es presencia divina y que es palabra de
profundo contenido. Vale la perna, por eso, que nos regalemos un poco más de
tiempo para este ejercicio ―personal y comunitario― de la lectura orante de la
Biblia.
Antes de comenzar a hacer el itinerario de la Palabra en esta ocasión, permítanme
que les comparta algunas breves ideas orientadoras.
Tres certezas
Durante este tiempo, la Palabra de Dios nos llama a vivir de manera concreta lo
característico de nuestra esperanza cristiana: la venida del Señor.
Vivimos esta esperanza dentro de un entretejido de tres certezas que podemos
expresar así:
(1) El Hijo de Dios ya vino al mundo en la bendita encarnación de Jesús, este es
el fundamento de toda esperanza.
(2) Jesús regresará en su Gloria al final de los tiempos, y por eso lo esperamos
diciendo “ ¡Maranatha; Ven Señor Jesús! ”.
(3) Jesús continúa haciéndose presente en el mundo y cada persona, en la
Palabra, en los sacramentos y en la vida de la comunidad; en estos signos
concretos de su presencia tratamos de reconocerlo y acogerlo. Jesús es ahora y
siempre el “Dios-con-nosotros”.
Las lecturas bíblicas estarán enfocadas hacia la dinámica espiritual, celebrativa y
de compromiso que suscita la venida del Señor.
Entrar en el “Misterio”
La contemplación de la venida-presencia de Dios entre nosotros está centrada
históricamente en la encarnación y nacimiento de Jesús, cuyo culmen es el
misterio pascual, donde nuestra carne es redimida con su sangre redentora y en
su resurrección nos da la posibilidad de vivir como nuevas creaturas.
En sintonía con esta realidad, el itinerario bíblico nos irá conduciendo
pedag￳gicamente para entremos por la puerta del “misterio de la navidad”, ese
espacio humano y divino en el cual el Hijo de Dios asume nuestra humanidad.
¡Qué maravilla! Dios se humanizó en la naturaleza de un hebreo pobre que se hizo
humilde siervo (ver Filipenses 2,5-8), para que al manifestarse en la tremenda
cercanía de nuestra carne (ver 1 Timoteo 3,16; 1 Juan 4,2), pudiera abrazarnos
y amarnos con corazón humano.
Al llamar a la navidad “misterio” queremos decir que no se trata de un simple
acontecimiento hist￳rico del cual celebramos el aniversario. El “misterio” indica
una profundidad que sólo la fe está en capacidad de captar, porque allí Dios está
obrando y realizando su plan de amor salvífico con la humanidad.
El itinerario bíblico nos llevará a vivir el “misterio de la navidad”, con su
preparación de cuatro semanas en el Adviento, de una manera diferente. Mientras
otros están preocupados por la parte externa de la fiesta, nosotros ―los millares
de lectores de la Biblia― buscamos su significado en la Palabra de Dios y tratamos
de poner nuestro corazón en sintonía con las bendiciones que nuestro amado Dios
nos quiere ofrecer. En otras palabras, la Navidad es un tiempo de alegría, pero
nosotros buscamos, por los caminos de la Palabra, la fuente de esta alegría.
Llenos de “temor”
La mejor disposici￳n para vivir el adviento es el santo temor. El “temor” no es el
miedo ni una emoción pasajera, es una manera de comprender en profundidad.
El temor nos vacuna de las búsquedas superficiales y de la impaciencia que quien
sólo quiere recetas espirituales que le eviten la fatiga del camino de la fe. Dijo una
vez el pensador hebreo Heschel que el temor de Dios nos permite “captar en el
fluir de lo transitorio el silencio de la eternidad”.
La santísima Virgen María recibió así el anuncio del nacimiento del Salvador (Lc
1,29-30) e invit￳ a todos a recibirlo de esa misma manera, “su nombre es Santo
y su misericordia es eterna para aquellos que le temen” (Lc 1,50).
Entrar en el “misterio” implica abrirnos de todo corazón a esa poderosa carga de
estupor y de gozo que toca las fibras más íntimas de nuestro ser.
Los personajes del Adviento y de la Navidad, según el Evangelio, están ahí para
ayudarnos ―con las actitudes y procesos que los escritores bíblicos les captaron―
a encontrar un camino de acceso al misterio. Como lo notaremos poco a poco, las
lecturas que vamos a abordar nos señalarán pequeñas internas del corazón para
que captemos en medio de los acontecimientos las sutilezas de Dios y
recuperemos nuestra capacidad de maravillarnos ante la inmanencia del
Trascendente.
Y lo haremos poniéndole a nuestra oración un ingrediente importante para quien
se aproxima a las manifestaciones de Dios: el “temor” (veamos el temor de
Zacarías, Lc 1,12; de María, 1,30; el temor del pueblo en el nacimiento de Juan,
1,65; el temor de los pastores en la noche de navidad, 2,9).
Las rutas del itinerario
Recordemos que el propósito de estas páginas no es hacer moniciones litúrgicas
de todas las lecturas que aparecen en el leccionario, ni mucho menos decir cómo
se debe hacer la aplicación a la vida de cada una de ellas; cada persona y cada
comunidad ―bajo la orientaci￳n de sus pastores― está llamada a discernir las
mociones del Espíritu para su contexto existencial y social particular. Lo que aquí
se busca es más bien ayudar en la apropiación de cada Palabra, que es como una
semilla que hay que sembrar con cuidado y amor. Por eso en el itinerario le damos
prioridad a la calidad sobre la cantidad.
¿Qué encontraremos durante el tiempo del Adviento?
En las lecturas de los días de semana ―excepto la solemnidad de la Inmaculada
Concepci￳n y la fiesta de Nuestra Se￱ora de Guadalupe― el itinerario pasará por
tres etapas:
(1) Del 1º al 10 de diciembre, haremos la lectura de una selección de profecías
mesiánicas de Isaías. Estas profecías nos pondrán a soñar con los sueños de Dios
para la humanidad, rescatarán nuestras esperanzas y nos enseñarán a vivir
siempre vigilantes en la espera del Señor. Para estos días privilegiaremos la
primera lectura y daremos una breve indicación sobre cómo ésta se conecta con
el evangelio.
(2) Del 11 al 16 de diciembre, seguiremos leyendo la primera lectura de cada día.
Encontraremos textos diversos de Isaías, Eclesiástico, Números y Sofonías; todos
ellos seleccionados para acompañar la serie pasajes evangélicos que tratan de
Juan Bautista, el último de los profetas, personaje clave en la preparación de la
venida del Señor (los litúrgos dicen que estos días hay como un peque￱o “tiempo
de Juan el Bautista”).
(3) Del 17 al 24 de diciembre, la semana especial de preparación inmediata para
la Navidad, nos centraremos en los textos evangélicos de cada día, los cuales nos
conducen por la lectura rigurosa, continua y completa de los acontecimientos
previos a la navidad como aparecen en el primer capítulo de Mateo y de Lucas
respectivamente.
Sugerencias prácticas
Para sacar mejor provecho de estas sencillas pistas de lectura recomendamos
vivamente:
Interioridad . Es importante que cada uno saque un tiempo especial para la
lectura y la oración de la Biblia durante todos estos días. En medio del ajetreo
busquemos espacio para la soledad y el silencio que favorezca el cultivo de la
interioridad.
“Lectio” en Familia . También invitamos a todos los lectores a ejercitar la “lectio
divina” en familia. Este tiempo lo favorece. No olvidemos que el lugar primario de
la Palabra de Dios es la comunidad y que la primera comunidad es la familia. La
Palabra compartida con aquellos que amamos traerá muchas bendiciones al hogar.
Retiro espiritual . El mes de diciembre es tiempo de evaluaciones, balances y
síntesis de un año intensamente vivido. Proponemos buscar un espacio especial
para hacer un retiro espiritual, según el tiempo lo permita y en el lugar en que
sea posible. Y, ¿qué mejor tema de base que el que nos propone la misma Palabra
de Dios? Se sugiere la “lectio divina” de uno de los textos del mes (todos son muy
ricos).
Solidaridad . Y puesto que el itinerario bíblico debe llevarnos a itinerarios de
compromiso que vamos descubriendo en la escucha de la Palabra, no olvidemos
llevar a la práctica la Palabra en el ejercicio de la caridad. En Adviento y Navidad
debemos hacer algún gesto de solidaridad con los hermanos más pobres. ¿De qué
serviría que armáramos espléndidos pesebres y bellos alumbrados o que
expongamos artísticamente al “Ni￱o Dios”, si después dejamos a la intemperie a
los “Ni￱o Dios” en carne y hueso que están en nuestros pueblos y ciudades?
Recordemos la Palabra de Jesús: “ Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos
míos más pequeños, a mí me lo hicisteis ” (Mateo 25,40).
A todos los buscadores de Dios por los caminos de su Palabra, única Palabra que
tiene la capacidad de hacerse carne en nuestra carne, ¡buen camino de adviento!
P. Fidel Oñoro Consuegra, cjm