II Domingo de Adviento, Ciclo A
¡QUÉ CAMINOS!
Padre Javier Leoz
¿Se hace camino al andar? Remitiéndonos a la famosa sentencia de Machado
contemplamos un mundo que, cada camino que indica o construye, es tal vez
camino de trayecto corto. Las propuestas que la sociedad nos hace es un “gasta tu
vida gastando”. ¿No debiera ser “vive tu vida desgastándote”?
1.- Hoy entra en escena un personaje singular: Juan Bautista. Su forma de vestir,
su alimentación (un tanto peculiar) y, sobre todo, por su forma de ser no dejaba
indiferente a nadie. Era vox populi que era profeta singular. Su cuerpo no era el
centro de su atención pero, la esperanza del Pueblo de Israel, era su locura. Sonaba
su voz como una trompeta que rompía de arriba abajo el silencio interesado sobre
el Mesías y emplazaba a la conversión; a mirar de otra forma la venida del
Salvador; a regresar de los palacios de la injusticia, del todo vale o de la
comodidad. Este pregonero del desierto, previamente había corregido y sacrificado
su propio camino con una existencia nítida, radical y vociferaba a disponer unos
caminos dignos por los que, el Señor, pudiera entrar. Muchos de los que añoraban
a Jesús –al igual que nosotros mismos- elegían las avenidas más cómodas, y no
precisamente las más santas, para hacerse los encontradizos con El. Dios venía por
un camino y…el pueblo iba por otro. En dirección contraria. Ese fue el pecado de
muchos de ellos: no se encontraron con el Salvador porque “sus antenas” no
estaban bien orientadas hacia la dirección por donde venía.
2.- ¿Cómo vestimos nosotros? ¿Con la piel de la oración o con el oropel de la
frialdad hacia Dios? ¿Con qué nos alimentamos? ¿Con la Palabra y la Eucaristía o,
por el contrario, con todo aquello que es agradable al paladar del ojo, de la boca,
del tener o del placer? ¿En qué dirección avanzamos? ¿Hacia la Navidad, Misterio de
Amor, o hacia la vanidad del disfrutar, gastar y derrochar?
Juan, en este segundo domingo de adviento, nos pone contra las cuerdas. ¿Qué
camino estamos construyendo para la llegada del Salvador? ¿Nos preocupamos de
despejar la calzada de nuestra vida de aquellos escollos (envidias, orgullo,
soberbia, malos modos, egoísmo….) que convierten nuestra fe en algo irrelevante o
simbólico?
3.- En estos próximos días (aunque en algunos lugares ya lo han llevado a cabo
semanas atrás por intereses meramente comerciales) se adornan las calles y plazas
como antesala de la Navidad. ¿Cómo vamos adornar nuestra vida? ¿Hasta dónde
estamos dispuestos a iluminar el interior de cada uno de nosotros para que, el
Señor, cuando nazca pueda entrar con todas las de la ley al fondo de nuestras vidas
y nacer de verdad? ¿De qué nos vamos a rodear? ¿De regalos que ya ni nos llaman
la atención o del gran regalo que es Cristo humillado en Belén?
4.- Navidad; no nos dejemos arrastrar por lo que desvirtúa y mancilla la belleza y
la grandeza de esos días. Desde ahora, y con una profunda revisión de nuestra vida
cristiana nos comprometamos, de la mano de Juan, en encauzar lo que está
torcido, iluminar lo que está oscuro, retornar de senderos equivocados, agarrarnos
al poder y fuerza de la oración o pedirle al Señor que nos ayude a convertirnos a Él
arropados por esa otra versión del mundo, de las personas, de los acontecimientos,
del amor y de la paz que nos trae y nos da el Evangelio.
Equivocarse de caminos no es malo…siempre y cuando regresemos a tiempo de
ellos. ¡Adelante con el Señor!
5.- EN EL DESIERTO DEL MUNDO
Donde la locura vuela más deprisa que la sensatez,
allá donde la pobreza ya no llama la atención
y se convierte en estandarte de un mundo infeliz
quiero, Señor, preparar tu camino.
En la soledad del que busca y no encuentra compañía
en la desesperanza de familias
que han perdido el horizonte de la alegría
en los egoísmos y soberbias
que me impiden verte cara a cara…
.
Quiero, Señor, preparar tu camino.
Luchando, por rebajar todas esas colinas de autosuficiencia
Avanzando, para llenar lo que la sociedad
caprichosa e insolidaria, mezquina y sin sentido
pretende dejar, lo más sagrado, vacío y sin contenido
Quiero, de verdad Señor, preparar tu camino
Despejar nuestras mentes embarulladas por lo efímero
y colmarlas con tu presencia, con tu Nacimiento
Denunciar falsedades o verdades a medias
y, con la trompeta de tu nuevo día,
pregonar a este mundo que todavía es posible la esperanza.
que Tú, Señor, estás por llegar
pero que, los caminos por donde avanzamos,
no son los auténticos para poderte alcanzar.
Tú Señor, puedes cambiar el ritmo de la historia
si somos capaces de dejar aquello que nos atenaza,
duerme, amordaza, esclaviza y nos impide caminar
Contigo, Señor. Para Ti, Señor. Por Ti, Señor.
Quiero preparar mis caminos: que sean los tuyos
Quiero andar por tus caminos: sal a mi encuentro
Quiero dejar los viejos: renuévame con tu gracia
¡Ven, Señor! ¡Apresura tu llegada!
¡¡Contigo, para siempre, por tus caminos!!