Segunda semana de Adviento
JUEVES
Es la hora de la confianza
Isaías 41,13-20
“No temas, gusano de Jacob, gente de Israel: yo te ayudo, tu redentor es el
Santo de Israel”
Muchas veces en la vida sentimos una gran impotencia, nos sentimos pequeñitos
como un “gusano” frente a los demás, con la sensaci￳n de que no vamos a
poder salir adelante porque los problemas y desafíos nos sobrepasan.
Frente a esta realidad nos coloca hoy el profeta Isaías. Él nos muestra ―a cada
uno y a la comunidad― c￳mo podemos dar pasos de superaci￳n si nos dejamos
agarrar y levantar por la mano creadora de Dios.
Al leer la profecía mesiánica de hoy, notemos que Dios nos habla directa e
insistentemente en primera persona como si estuviera tratando de inculcarnos la
certeza de su cercanía, de su ternura, a través de las formas concretas como Él
se ocupa de nosotros: “ Yo .. te tengo agarrado... te ayudo... te convierto en
trillo nuevo... les responderé... no los desampararé... abriré...
convertiré... pondré ”. Desde el comienzo hasta el final el Se￱or se presenta
como el autor de la salvaci￳n: “ Yo , Yahveh tu Dios ”.
La profecía tiene dos partes: (1) los versículos 13 al 16 se ve cómo Dios va
sacando a una persona de sus miedos, c￳mo la conduce del “temor” a la
“alegría”; (2) los versículos 17 al 20 observan de nuevo a Dios en acci￳n,
transformando los desiertos en bosques paradisíacos; en este teatro de la acción
creadora de Dios el pobre y el sediento comprenden cómo se les ofrece la
salvación.
En ambas partes se parte de la toma de conciencia de una necesidad profunda y
se termina con una expresión de reconocimiento de la salvación de Dios.
En la lectura del texto dejémonos guiar por la fuerza de las imágenes.
1. Superar los miedos: “ No temas, yo te ayudo
Veamos tres pasos:
(a) la imagen de la “mano”
La primera vez que Dios dice “ No temas, yo te ayudo ” (v.13d), se coloca ante
uno la imagen de una mano que agarra otra mano: “ te tengo asido por la
diestra ” (v.13b).
El contacto con una mano calientica y poderosa, transmite la ternura que
infunde confianza. De esta manera se aproxima Dios al hombre atribulado,
mientras que le dice al oído: “ no tengas miedo ”.
La expresión es maravillosa porque el que tiende la mano es el mismo Dios, de
ahí que Él mismo se presente: “ soy yo quien te lo digo ” (13c).
Pero el contraste entre los dos es grande: por una parte está la fragilidad del
hombre representada en el “ gusanito ” y la “ oruguita ”, y por otra está el poder
de Dios “ el redentor ” y “ el Santo ”. Los nombres “ Jacob ” e “ Israel ” designan
al pueblo de Dios entero, pero éste aparece aquí en su calidad de pueblo que no
es nada sin su Dios. ¡Qué gran ternura manifiesta Dios en este pasaje bíblico!
(b) la victoria sobre las “montañas”
Una vez que ha sido tomado de la mano, el pueblo es poco a poco levantado por
Dios y el gusanito que andaba atribulado supera la grandeza de las montañas. El
gusanito que vivía arrastrado ahora es rastrillo que arrastra con su juicio las
montañas como si fueran paja de trigo (ver el v.15), para luego separa el trigo
de la paja (ver el v.16ab).
Los montes y los cerros representan todo aquello que es adverso dentro de la
historia humana, son imagen del orgullo humano que se levanta contra Dios y
de los obstáculos que se le ponen a pueblo en su caminar liberador y triunfante
en el desierto sobre las fuerzas oscuras que le oprimían (como se vio el martes
pasado en Isaías 40,4). De esa manera los obstáculos son superados.
(c) Brota la alegría y la alabanza
Enseguida viene la celebración. El pueblo canta y aclama a Dios porque todo ha
sido obra de su cercanía. El Dios tremendo y exigente (“Santo”) es ahora el
motivo de una alegría extraordinaria. El poderío y la ternura de Dios encuentran
su síntesis en la alabanza del pueblo en fiesta.
2. Saciar la sed: “ Los humildes y los pobres buscan agua... les
responderé... no los desampararé
Teniendo en vista al pueblo humilde que camina por el desierto, lleno de miedos
y venciendo sus obstáculos en la experiencia de la tremenda cercanía de Dios, la
profecía observa ahora a “ los humildes y los pobres ” (v.17ª). Su dificultad
ahora está relacionada con la muerte a que lo amenaza la falta de agua en el
desierto (ver el v.17b).
El “gusanito” que sentía amenazado por las montañas aparece entonces como el
pobre que tiene en juego su sobrevivencia. La situaci￳n es dramática: “ la
lengua se les secó de sed ” (v.17c).
Dios responde ahora con su palabra creadora (ver el v.17d). Ante la vista del
humilde que suplica, el escenario se transforma. Los cambios que se realizan son
increíbles. Mediante la obra del Se￱or (“ abriré ”, “ convertiré ”, “ pondré ”) la
aridez del amenazador barranco y del inhóspito desierto se transforma en
espacio de vida.
El escenario nos recuerda el paraíso bañado por cuatro fuentes de agua (ver el
v.18). Vemos allí una lista de siete árboles selectos que ofrecen lo mejor de sí
mismos para la vida del hombre (ver el v.19). La exuberancia de la vegetación
sumada a la abundancia de agua que mana por los montes y los valles, todo con
gran cantidad y calidad, remiten a los ideales de la plenitud humana, los cuales
no son posibles si no es por la “mano” creadora de Dios.
Entonces el hombre responde con su fe que reconoce y agradece la acción
creadora de Dios (ver el v.20). Viendo la obra se reconoce a su protagonista. Los
cuatro verbos describen el dinamismo de esta fe: (1) el “ ver ” la obra de Dios,
(2) el “ conocer ” que se deriva de la constataci￳n de los hechos, (3) el
reflexionar ” que implica, para finalmente (4) “ aprender ” que la salvaci￳n de
Dios es la mayor creación de Dios. Esta profunda toma de conciencia permite
descubrir, valorar y acoger lo “nuevo” de Dios en todos los momentos de la vida.
Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:
Hay imágenes fuertes y bellas en la profecía de hoy que podrían ayudarnos en el
ejercicio de oración. Por ejemplo, la mano que agarra otra mano, que transmite
calor e infunde confianza en el poder de Dios, nos sitúa desde ya ante la
experiencia que Juan canta en la navidad: “lo que contemplaron y tocaron
nuestras manos acerca de la Palabra de Vida”, 1 Juan 1,1).
1. ¿Qué imágenes de esta profecía son dicientes para mí?
2. Frente a los obstáculos de la vida, ¿cómo la experiencia de Dios descrita por
el profeta Isaías me puede ayudar para dar pasos de superación?
3. ¿De qué tengo sed? ¿Cuáles son mis necesidades fundamentales? ¿Cómo
responde Dios a ellas?
4. Hoy la liturgia de la Iglesia quiere también invitarnos a contemplar la figura
de Juan Bautista, precursor del Mesías. ¿Qué frase de esta profecía está
relacionada con su misión?
Padre Fidel Oñoro CJM