I DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO B
NO SABEMOS CUÁNDO, PERO SÍ QUE VENDRÁ
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / @emilioroz
Este domingo comenzamos el tiempo de Adviento, las semanas que anteceden a la
Navidad, el gozoso día del nacimiento del Niño Jesús en el portal de Belén. Adviento es
un término que quiere decir “venida”, “presencia”, y en épocas pasadas hacía alusión a
la llegada del rey o del emperador a una determinada provincia, para los habitantes de
ella era una fiesta, generaba no poco desconcierto.
Como cristianos nos preparamos a la llegada del Verdadero y Único Rey, Jesucristo,
que sentará su trono sobre esta tierra, Dios se humaniza y llega a esta pobre provincia
que somos cada uno de nosotros para habitar en ella, para ocupar un lugar de privilegio.
Es por ello que junto a la cuaresma, el Adviento es el otro de los momentos más fuertes,
pues requiere de nosotros un corazón libre de toda superficialidad y limpio de todo
deseo malo.
Así como el rey o el emperador atravesaban, a su llegada, los muros que protegían la
capital de la provincia, así Dios atraviesa el tiempo y la historia, se hace uno de nosotros
sin perder por ello su divinidad, es eterno en el cronos de nuestro día a día no para
mostrarnos su poder sino para expresarnos su amor. El adviento debe ser un tiempo en
el que no solo hacemos balances sobre lo positivo y lo negativo del año, o en el que
proyectamos el año que vendrá al encontrarnos al final de este, sino que es un momento
oportuno, un kairós, en el que Dios quiere hacerse presente en nuestras vidas una vez
más y de forma siempre novedosa.
El Papa Francisco, en su Exhortación “Evangelii Gaudium” (“El Evangelio de la
Alegría”) propone como una de sus máximas que “el tiempo es superior al espacio”, es
decir, la misión cristiana no está atada solo a coordenadas espacio-temporales sino que
parte del modesto pesebre y se abre a toda la humanidad desde el más acá hasta el más
allá cronológico, abarcando todas las culturas y pueblos, integrando todas las áreas de
nuestra vida, haciendo de cada hombre y de cada mujer personas enaltecidas por el Dios
que se abaja de lo alto.-