Viernes Santo de la Pasión del Señor.
ELLA (LA CRUZ) LO DICE TODO
Padre Javier Leoz
Pocas palabras después de haber proclamado las lecturas de este día,
especialmente la conmovedora Pasión según San Juan, porque, hoy, la cruz lo llena
todo y lo dice todo. ¿Para qué hablar cuando, Jesús, desde el madero con 7 escasas
palabras lo expresa todo?
1) En la cruz, el Siervo Obediente, lleva hasta las últimas consecuencias lo querido
por el Padre: por la humanidad, todo. Al contemplar al cruz, en los más diversos
rincones de nuestro mundo, millones de personas sentirán que –sus cruces- son
poco o nada comparadas con la que Jesús soportó.
Al mirar a la cruz, elevada sobre el Gólgota, hoy millones de personas entenderán
la suya o, por lo pronto, tendrán un haz de luz en medio del tormento, la oscuridad
o el desasosiego.
¿Qué tiene la cruz en Viernes Santo? Posee la radicalidad del amor clavado y,
además, la entereza de un hombre (Jesús) que más allá de las horas de Getsemaní
supo abrazarla y dejarse clavar sabiendo que, todo eso, tenía su componente
redentor. ¿Lo sabemos nosotros? ¿Damos valor a lo que cuelga, sangra y duerme
en la cruz? ¿Somos conscientes de que, la cruz, es precio del rescate por todos y
cada uno de nosotros?
2) Hoy, desgraciadamente, muchos no mirarán a la cruz ni verán trascendencia
alguna en este Viernes Santo. Vivirán este momento con la misma indiferencia o
frialdad de aquellos que, viéndola pasar por la Vía Dolorosa, se quedaron en su
mismo lugar sin moverse un solo centímetro. La cruz, en este instante histórico, es
silencio y emoción para los que elevamos nuestros ojos hacia el que está clavado
en el madero y, en cambio, es vacío para el que no sabe ni por qué es Viernes
Santo, Semana Santa o tiempo sagrado.
Hoy, al observar la cruz, vemos la gigantesca misericordia del Padre. O dicho de
otra manera: vemos a las claras el amor que Dios nos tiene. ¿Aún queremos más?
-Dichosa esa cruz que ha sido inspiración de poetas en sus más bellos versos
-Bendita la cruz que, en las líneas del arquitecto, coronó con ella la más insigne
catedral o la más sencilla ermita
-Prodigiosa esa cruz que, en la mano del pintor, dejó sobre el lienzo colores que
mueven a la piedad, en su silueta de brazos abiertos al mundo y madero
disparándose al cielo.
-Grande esa cruz que, en la mente prodigiosa del músico, combinó las más
elevadas melodías para hacernos entender y escuchar que, la cruz, es la sinfonía
(aunque sea dolorosa a los oídos) del amor inmenso de Dios a los hombres.
3) Aprendamos a sujetarnos a ella con firmeza. Solo la cruz es capaz de
transformar nuestros sufrimientos y decepciones humanas en paz y verdadera
esperanza. Quien se une a la cruz se unirá al Crucificado; en ella Cristo mismo nos
acoge y abraza. Así, nunca estaremos solos; así, Él dará estabilidad a nuestras
vidas y nos salvará de hundirnos entre las olas y remolinos del miedo o la
desesperación.
Es hora de terminar nuestra breve meditación. Es hora de continuar con nuestra
celebración y venerar aquella cruz que ha sellado a fuego nuestra vida cristiana. A
ella dirijamos ahora nuestra mirada para saludarla con estas breves palabras:
Salve, oh Cruz Santa:
Abrazo de Dios Amor,
Leño de nuestra Salud,
Escala que lleva a la Gloria,
Ancla que baja del cielo,
Patíbulo del Señor,
Firme mástil de la Iglesia.
Salve, oh Cruz nuestra:
A ti nuestra mirada,
Por ti nuestro anhelo,
En ti nuestra esperanza,
Contigo la paz y el alivio,
En tus brazos refugio y consuelo,
Sin ti soledad y frio.
Salve, oh Cruz Gloriosa:
Callado de los Apóstoles,
Estandarte de los mártires,
Corona de todos los santos,
Remedio de los pecadores,
Luz de todos los hombres,
Y en nuestra última hora
Derrota del cruel Enemigo
Amén.