Encuentros con la Palabra
Jueves Santo – Ciclo B (Juan 13, 1-15
“Ustedes deben lavarse los pies unos a otros”
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
La semana santa es un tiempo de 'celebración', de 'hacer memoria', de revivir en nosotros la
historia de la salvación. Y la Iglesia se sirve fundamentalmente de símbolos y palabras... Nos
ha presentado hoy tres lecturas que recogen tres gestos, tres símbolos, tres señales claras
de la acción de Dios en nuestra historia. Vamos a reflexionar brevemente, con la ayuda de
las lecturas, en tres momentos: 1) Mirar al pasado: Lo que ha hecho Dios por nosotros. 2)
Mirar el presente: Lo que hace Dios con nosotros. 3) Mirar hacia el futuro: Lo que Dios nos
invita a hacer por los demás.
Mirar al pasado: Lo que ha hecho Dios por nosotros... La primera imagen que me parece
que puede ayudarnos es la imagen de muchas catedrales o iglesias de los pueblos
españoles, que han sido construidas sobre las ruinas de otros templos... La Catedral de
Córdoba, está sembrada en medio de la antigua Mezquita musulmana; y ésta a su vez, está
sembrada sobre una antigua iglesia medieval; que, seguramente, a su vez, estará sembrada
sobre un templo romano o un templo celtíbero... Muchas de las iglesias de los pueblos
latinoamericanos están construidas sobre los antiguos templos indígenas...
La fiesta del jueves santo está también sembrada sobre una gran tradición anterior; sin ella,
lo que vemos hoy, no sería comprensible, no tendría una explicación completa. Como los
niños que se suben a los hombros de sus padres para ver pasar el desfile, así nosotros
estamos subidos sobre los hombros de una gran fiesta judía: la fiesta de la liberación del
pueblo esclavo en Egipto; fiesta de salida, de éxodo, fiesta de PASCUA. Un cordero
compartido como señal de alianza... Una cena que protege del exterminio... Una fiesta que
señala el camino de la tierra prometida... Una mesa que hace hermanos para la libertad...
Esta es la fiesta de la Pascua judía; esta es la fiesta que Jesús y sus amigos celebraron
aquella noche del primer Jueves santo; noche en el que la luna llena, como hoy, alumbraba
la noche fría de Jerusalén y acompañaba la oración de todo el pueblo. Eso es lo que Dios ha
hecho por nosotros; no podemos olvidar las acciones del Señor en nuestras vidas; su paso
por la historia de nuestros pueblos, familias, su acción salvadora, liberadora, transformadora.
Esta libertad es un signo, un símbolo, un gesto del amor infinito que Dios nos tiene; Dios
quiere la libertad para su pueblo y lo invita a caminar hacia la tierra prometida.
Y delante de esta imagen de la Cena Pascual; delante del cordero que compartían los
israelitas para hacer memoria de su liberación; delante de esto que ha hecho Dios para
nosotros, podríamos preguntarnos hoy, ¿Qué hemos hecho nosotros por el Señor? ¿Qué
hemos hecho nosotros por la liberación de nuestros pueblos? ¿Qué he hecho yo por Cristo a
lo largo de mi vida, a lo largo de mi historia personal? ¿Qué hemos hecho por este Cristo
que está esclavizado, que sufre, que padece también hoy en nuestros hermanos más
débiles?
Mirar el presente: Lo que hace Dios con nosotros... La segunda lectura nos presenta el
texto más antiguo en el que se narra la institución de la Eucaristía; Pablo comparte con sus
comunidades ese don precioso que recibió en tradición y que recoge la entrega plena de
Jesús. «Jesús, la noche en que iban a entregarlo...» Jesús cena con sus discípulos y les
deja la misión de repetir el gesto y, sobre todo, lo que significa el gesto; cuando Jesús dice:
«haced esto en memoria mía...», no sólo se refiere al partir el pan y compartir la copa...
también se refiere a la entrega definitiva de su Cuerpo y de su Sangre... Quiere compartir
con nosotros su cuerpo y su sangre para que nosotros hagamos lo mismo por nuestros
hermanos, como señal de la nueva alianza...
Hoy, repetimos ese gesto sencillo y grandioso de la entrega de Jesús en la eucaristía. Y ante
este signo de la nueva alianza, podemos preguntarnos nosotros también: ¿Que hacemos
por Cristo? ¿Qué hacemos actualmente como entrega de nuestro cuerpo y de nuestra
sangre? ¿Qué hago yo por ese Cristo que sigue padeciendo hoy también y me sigue
llamando a una entrega total en mis hermanos?
Mirar hacia el futuro: Lo que Dios nos invita a hacer por los demás… La lectura del
Evangelio y el gesto del lavatorio de los pies, que vamos a hacer en seguida, nos coloca
frente a una invitación que el Señor nos hace: «también vosotros debéis lavaros los pies
unos a otros». “Una imagen vale más que mil palabras”. “El amor se ve más claro en las
obras que en las palabras”. “Obras son amores y no buenas razones”. Jesús hace eco de la
sabiduría popular que da más importancia a las obras que a las palabras; frente a sus
discípulos, Jesús deja a un lado los discursos y pasa a la acción; no se contenta con
invitarlos a amarse unos a otros, sino que quiere dar ejemplo, quiere enseñarles con sus
obras la manera de servir... El servicio de Jesús es un servicio humilde, agachado, sencillo,
pobre...
De nuevo, podríamos preguntarnos hoy por nuestro amor hacia los demás, por el servicio
que nos invita a prestar el Señor a nuestros hermanos... Ya no sólo nos preguntamos por
lo que hemos hecho, o por lo que hacemos; ahora nos tenemos que preguntar: ¿Qué
tengo que hacer por Cristo? ¿Qué vamos a hacer ante nuestros hermanos para
manifestarles nuestro amor? ¿Cómo contarle a los esposos o esposas, a los hijos e hijas,
a los vecinos, a los ancianos, a los enfermos, a los que tienen hambre y sed, a los que
están en las cárceles, a los que vienen de lejos buscando una vida mejor, a los más
pobres y débiles, que también nosotros los amamos hasta el extremo?
En resumen, hoy que el Señor nos recuerda lo que ha hecho, lo que hace y lo que nos invita
a hacer, debemos llevarnos tres preguntas para meditar en nuestro corazón:
¿Qué he hecho por Cristo?
¿Qué hago por Cristo?
¿Qué tengo que hacer por Cristo?
Nadie sabe la respuesta del otro; nadie puede decirle a otro lo que ha hecho, lo que hace, o
lo que debe hacer... Cada uno tiene que sentarse ante el Señor y dejar que él mismo nos
vaya inspirando las respuestas. Esta puede ser la pregunta que llevemos esta noche a la
Hora santa para conversar en la intimidad con el Señor.
* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
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