III DOMINGO DE PASCUA, CICLOB
NO CUNDA EL DESENCANTO
Padre Javier Leoz
1.- Como los de Emaús, cierta parte de nuestra sociedad, se encuentra
agobiada y hastiada. Hay muchas esperanzas, sobre todo las superficiales,
que hicieron aguas. Y, esa decepción, se ha convertido en duda sistemática
de todo y sobre todo.
Los discípulos de Emaús estaban un poco de aquella manera; se
encontraban desconcertados y cabizbajos. Vuelven desazonados y sin
muchas perspectivas de una experiencia idílica con Jesús hacia una “nada”
que les hace sentir su fragilidad, orfandad y desesperanza.
2. ¿Dónde está el Señor? ¿Ya le dejamos avanzar y transitar a nuestro lado?
¿No estaremos dibujando un mundo a nuestra medida sin trazo alguno de
su resurrección? ¿Se dirige nuestro mundo hacia un bienestar permanente y
duradero o sólo a corto plazo? Son interrogantes que surgen
constantemente como fruto de la desazón de los discípulos del Emaús de
nuestros días: regresamos decepcionados de muchos panoramas que se nos
presentan en nuestra vida corriente como fantásticos…y resultan que eran
ruinosos.
3. Necesitamos volver hacia el encuentro con el Señor. No para que nos
resuelva de un plumazo nuestras peticiones o inquietudes. En principio es
necesario regresar de la desesperanza. Cristo salió fiador por nosotros, por
nuestra salvación, por nuestra felicidad eterna y seguimos huyendo
cabizbajos concluyendo que, el Señor, se ha desentendido de nosotros.
Que, el Señor, tal vez murió y nunca resucitó. ¿Tal vez somos esos
murciélagos habituados a la oscuridad –como señalaba recientemente el
Papa Francisco- huyendo de la luz?
Que seamos capaces de reconocer al Señor allá donde nos encontremos. No
esperemos signos extraordinarios. Nada y todo nos habla de Dios. Todo y
nada nos muestra al Señor. No es juego de palabras y sí pura verdad: sólo
quien vive con la percepción de que el Señor nos acompaña es capaza de
vivirlo intensamente.
¡Feliz Pascua! ¡Estamos en Pascua!
4.- QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Que, si ahora todo es luz,
sin ti y cuando te vayas, volverá a ser oscuridad
Que, si ahora veo tu grandeza,
sin Ti y cuando te vayas, sólo tocaré mi pobreza
QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Porque, mis dudas con tu Palabra,
se convierten en seguras respuestas
Porque, mi camino huidizo y pesaroso
se transforma en un sendero de esperanza
en un grito a tu presencia real y resucitada
QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Que, contigo y por Ti,
merece la pena aguardar y esperar
Que, contigo y por Ti,
no hay gran cruz sino fuerza para hacerle frente
Que, contigo y por Ti,
la sonrisa vuelve a mi rostro
y el corazón recuperar su vivo palpitar
QUÉDATE, SEÑOR, NO PASES DE LARGO
Porque, contigo, mi camino es esperanza
Porque, contigo, amanece la ilusión
Porque, contigo, siento al cielo más cerca
Porque, contigo, veo a más hermanos
y siento que tengo menos enemigos
Porque, contigo, desaparece el desencanto
y brota la firme fe de quien sabe que Tú, Señor,
eres principio y final de todo.
Amén.