IV Domingo de Pascua, Ciclo B
¿CARA DE VINAGRE? ¡CARAMBA!
Padre Javier Leoz
1.- Nunca, como hoy, ha salido a la palestra la figura del sacerdote (para bien y
para mal) muy especialmente desde la entrada en el Ministerio Petrino del Papa
Francisco. Parece como si, el éxito de la pastoral, la vuelta del pueblo a las iglesias,
la credibilidad de la Iglesia o la Nueva Evangelización dependiera en sobremanera o
exclusivamente de la figura del sacerdote.
Ciertamente algunas de las afirmaciones del Papa Francisco nos vienen como anillo
al dedo:
-“Sacerdotes con olor a oveja”
-“No pueden ser sacerdotes con cara de vinagre”
-“Sean pastores y no funcionarios”
-“Alegres y no tristes”
-“Ojo con los curas del siempre “no”
Muchas frases más, en este domingo del Buen Pastor, podríamos traer a este
momento de reflexión. Pero, lo importante, es huir de una tentación: no todo
depende del “buen pastor” o “mal pastor” que sea el sacerdote. Porque, no lo
olvidemos, la misión de evangelización pasa por cada y una de las manos de
aquellos que dicen ser cristianos pero que, en muchos casos, también son “malos
cristianos” porque olvidan que, la fe, no depende del sacerdote en cuesti￳n sino de
la fuerza del Espíritu Santo y también del esfuerzo personal de cada uno por
descubrir, amar y seguir a Jesús.
2.- De poco servirán los sacerdotes “con olor a oveja” si los cat￳licos que viven a
nuestro lado no desean tener aroma a Cristo sino perfume a lo mundano. A nada
conducirá (excepto a un buen rollito) de curas con permanente sonrisa en los
labios, si, delante de nosotros, tenemos una asamblea triste, sólo cumplidora y
salvando el expediente de cada sacramento. Nada aportará, la figura de un buen
pastor que no sea funcionario, si, los fieles, sólo reclaman del sacerdote que esté
cuando yo quiero que esté y para lo que yo quiero que esté. O estéril será la alegría
de un sacerdote si, en frente, se da de bruces con una comunidad cristiana que
apenas se le escucha en sus respuestas a la eucaristía, que enmudece en los cantos
o que se sitúa al final de la iglesia como si en el altar ocurriera algo que no va con
ella.
3.- Y es que, la fiesta del Buen Pastor, es un día muy indicado para felicitar a tantos
sacerdotes que intentamos llevar esta obra de Dios adelante.
-Unas veces lo haremos con alegría, y otras veces porque estamos rotos con
desconcierto
-Unas veces lo haremos desde el corazón, y otras veces mecánicamente cuando
nos encontramos agotados
-Unas veces lo haremos con placer, y otras con cara de vinagre cuando vemos que
la fe sólo significa algo en momentos puntuales, mercantilistas o de proyección
social
-Unas veces diremos que “si”, y otras veces tendremos que decir que “no” cuando
creemos que se rebasa el sentido común de las cosas, se deja de lado el Misterio o
se quiere una religi￳n a la carta o un sacerdote “a mi manera”..
4.- Será difícil alcanzar la meta que Jesús nos propone. Será ardua la tarea de que,
los pastores que dirigen la Iglesia, seamos tal y como Jesús se nos mostró. Pero
siempre nos quedará el empe￱o de no abandonar cuando “tantos lobos” intentan
apagar la voz de la verdad de Dios y, otras veces, arremeter contra los pastores
que –con pecados y virtudes- intentan/intentamos orientar la vida de nuestras
comunidades cristianas.
-Demos gracias al Señor, en este Domingo IV de Pascua, porque sigue
encabezando nuestro peregrinar por esta tierra e, incluso, dando la vida por cada
uno de nosotros.
-Os pedimos, en este Día del Buen Pastor, una oración por nosotros (por los
sacerdotes). Grande la misión que nos ha encomendado el Señor, y muy frágiles en
muchas ocasiones nuestras fuerzas. Por nuestras debilidades, pecados e
inseguridades.
5.- ¡CUANDO MÁS TE NECESITO, SEÑOR!
Te asomas, despertándome de mi letargo cristiano
y me pones en guardia frente a tantas cosas
que debilitan y distorsionan mi amistad contigo.
Cuando más ten necesito, Señor,
eres cayado en el que me apoyo para sujetarme
nunca caer y siempre levantarme.
Cuando, veo que mi nombre se pierde el abismo,
suena tu voz clara y nítida: ¡AMIGO!
Y, compruebo una y otra vez,
que eres Pastor que guarda mis pensamientos en el día
y hasta vela mis sueños entrada la noche.
Sí; Jesús. Siempre surges en el momento oportuno.
Conoces mi vida como nadie
y, a pesar de estar tan llena de briznas,
la pones sobre tus hombros
para, una y otra vez, redimirla de sus pecados y dolencias.
Y es que, Tú, Señor, como Pastor diligente, oportuno y puntual
te haces el encontradizo cuando más te necesito
Sí, debilitado por mis esfuerzos, pienso en el abandono
me elevas sobre tus hombros
me cubres con tus brazos
y me rodeas con tus Palabras de liberación
Sí, paralizado por mis errores, miro al fracaso
susurras palabras de consuelo a mis oídos:
¡Yo estaré contigo todos los días!
Y es que, Tú, Señor, como Pastor que conoces mis atajos y mis dudas
te presentas cuando más te necesito.
Sí, confundido por mil ideas, temo desertar
me confirmas en la fe verdadera: ¡YO SOY!
Sí, añorando poder y riquezas,
dirijo mis ojos hacia el escaparate del mundo
me llevas ante el tesoro de tu amor.
Y es que, Tú, Señor, como Pastor,
no quieres que –aun siendo débil oveja-
me pierda y me vaya lejos de tu rebaño.
Por eso y por tantas cosas, Señor,
te doy gracias
bendigo tu nombre
avanzo en tus sendas
proclamo tu Palabra
y, hoy como ayer, te digo:
¡TÚ ERES EL BUEN PASTOR!
Apareces siempre
cuando más te necesito
Amén.