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Domingo B Ascensión
“Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio a toda
creatura” (Marcos 16, 15-20)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Ascensión )
José Martínez de Toda, S.J. ( martodaj@gmail.com )
¿Cuándo fue la Ascensión?
El evangelio y los Hechos de los Apóstoles dicen que la Ascensión fue 40 días
después de la Resurrección. Ese día Jesús asciende y sube al cielo por su propio poder.
Pero antes Jesús dejó a sus discípulos un mensaje importante:
- Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda creatura. El que crea
y se bautice, se salvará (Marcos 16, 15-18).
La Buena Noticia es que Dios nos ama, y que nos debemos amar unos a otros.
Por eso el documento de los Obispos en Aparecida (Brasil 2007) habla de ‘ discípulos
y misioneros” . Primero somos discípulos. E inmediatamente somos misioneros, pues Jesús
nos envía. Pero conviene traducir la misión al momento actual.
¿Cuál es mi misión hoy y ahora en América Latina?
Se puede resumir en tres opciones:
1ª. Opción – El servicio de la fe y la promoción de la justicia.
“Como he tenido ocasión de reiterar a los obispos latinoamericanos reunidos en el
santuario de Aparecida, «la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica
en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (2
Corintios 8, 9)». De ahí que resulte natural que quien quiera ser verdadero compañero de Jesús
comparta realmente el amor a los pobres. Nuestra opción por los pobres no es ideológica, sino
que nace del Evangelio.” (Audiencia de Benedicto XVI a los miembros jesuitas de la
Congregación General 35 el 21 de febrero de 2008).
2ª. Opción - Diálogo con la cultura. Estamos en un cambio de época con grandes
cambios culturales: en niños, jóvenes y adultos, en todas las instituciones (familia, escuela,
política, arte…), en todos los grupos sociales (mujeres, indígenas, minorías...)
Es necesario mantener un diálogo con ellos en sus diversidades subculturales para
hacer presente el evangelio en todos ellos.
3ª. Opción - Diálogo interreligioso: con los evangélicos y los de otras religiones.
¿Qué se requiere para cumplir la misión?
Comprometerse realmente con todas las consecuencias. He aquí una bella historia:
<Un ministro de agricultura recibió un día a uno de sus subordinados y su informe.
El ministro le miró y le dijo: "No voy a leer este informe hasta que no vea barro".
- “¿Qué barro?”, le preguntó el manager.
- "El barro en sus botas de recorrer todos esos campos", le contestó el ministro. "No
quiero oír nada de usted sobre los mercados rurales hasta que no pueda decirme qué clase de
cerveza beben esos agricultores, qué hacen sus hijos después de la escuela y de qué hablan
esas gentes cuando salen el domingo de la iglesia".
- “Pero este informe está basado en una investigación muy seria”, replicó el analista.
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- “Barro, quiero ver barro en sus botas. A propósito, ¿Usted tiene un par de botas?”
- “No”, dijo tímidamente el manager. - “Salga de mi oficina, y no vuelva hasta que no
haga lo que le he dicho”.> (Félix Jiménez, escolapio).
Hoy día Jesús vive entre nosotros, es nuestro constante compañero de camino, pero tal
vez no lo reconocemos, porque lleva demasiado barro en sus botas.
Si Jesús “subió al cielo” y está “sentado a la derecha de Dios”, ¿nos ha
dejado solos?
Él sigue acompañándonos en la misión que nos ha dejado: PREDICAR LA BUENA
NOTICIA A TODO EL MUNDO. Está en la Eucaristía, en la comunidad, en cada persona
necesitada; está en lo más hondo de nuestro propio corazón.
La Ascensión marca el final de las apariciones del Señor resucitado a los discípulos.
Pero en realidad el Señor no cesa de “estar con ellos ”. Al final del evangelio dice: “ El Señor
cooperaba con ellos y confirmaba su doctrina con los prodigios que los acompañaban ”. Por
lo tanto, a pesar de “estar lejos” en el cielo, Jesús está cerca, estuvo con los discípulos y sigue
estando con nosotros, con los que creemos en Él. Y nos deja el Espíritu Santo, que nos ayuda
a cumplir la misión de hacer crecer el Reino de Dios: Reino de paz, de justicia y de amor.
¿Pero cómo puede uno solo influir en la conversión de tantos del mundo?
Por supuesto, cada uno pone su granito de arena, –con oración honda y
perseverante, y con acción humilde, lúcida y comprometida . He aquí lo que me contó una
ardilla:
“Una vez estaba yo descansando en la rama de un árbol, contando cada copo de nieve
que caía sobre aquella rama. Y llegué a contar hasta casi dos millones. Estaba yo contando
otro copo de nieve más, cuando de pronto la rama con el peso de los copos de nieve, se
quebró, y ardilla y copos de nieve todos caímos al suelo. Seguramente aquel último copo de
nieve fue el que causó la fractura de la rama.>
El esfuerzo de cada uno de nosotros puede ser de tan poco peso, como el de un copo
de nieve. Pero juntando los esfuerzos de todos, y sobre todo con la ayuda del Espíritu Santo,
seremos capaces de romper la gruesa rama del pecado, del mal y de la injusticia, que crecen
en nuestro mundo de hoy.
<Lo primero es vivir desde la confianza absoluta en la acción de Dios . Nos lo ha
enseñado Jesús. Dios sigue trabajando con amor infinito el corazón y la conciencia de todos
sus hijos e hijas, aunque nosotros los consideremos «ovejas perdidas»… Él sigue actuando en
la Iglesia y fuera de la Iglesia. Nadie vive abandonado por Dios, aunque no haya oído nunca
hablar del Evangelio de Jesús…
Pero nos quedan muchas preguntas: ¿Por qué caminos anda buscando Dios a los
hombres y mujeres de la cultura moderna? ¿Cómo quiere hacer presente al hombre y a la
mujer de nuestros días la Buena Noticia de Jesús?... ¿Qué llamadas nos está haciendo Dios
para hacer presente… la acción de Dios en el interior de la cultura moderna?... ¿Cómo será la
fe cristiana en el mundo nuevo que está emergiendo?> (Pagola).
Seguro que será distinta. El Evangelio tiene fuerza para inaugurar un cristianismo
nuevo, y nos toca a nosotros crearlo y proclamarlo.