COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)
XXII domingo durante el año, Ciclo B
Evangelio según San Marcos 4,35-41.
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Crucemos a la otra orilla". Ellos,
dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas
junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la
barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el
cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos
ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio!
¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por
qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se
decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
¡NO TENGAMOS MIEDO, DIOS SIEMPRE ESTA PARA DARNOS LA VIDA!
Este Evangelio -donde están el mar, la tempestad, los Apóstoles y Jesús- es la
simbología de toda nuestra vida. El mar evoca la inmensidad, aquello que es
ingobernable, al movimiento, el fluctuar de las olas, representa un poderío
hermoso pero que a la vez puede ser destructivo cuando se desatan tormentas;
puede ser símbolo de lo orgulloso y de lo amenazante. Sin embargo Dios es Señor
de la vida de los hombres, de la historia de la humanidad y también tiene que ver
con las cosas de la naturaleza. Todo tiene una referencia y una relación.
Es evidente que el hombre avanzó en comprensión de la realidad; cuando hay
desastres climáticos no es que Dios está mandando castigos a la humanidad;
cuando hay tsunamis, tormentas, volcanes en erupción, desastres de la naturaleza,
no es que Dios se goce en hacernos sufrir. ¡Dios siempre está para darnos la vida y
tiene en cuenta toda nuestra existencia!
Pero las cosas están, acontecen, producen y suceden; lo importante es cómo nos
relacionamos, porque Dios sigue siendo fundamento de todo lo existente; Dios es
garante de todo aquello pero no es vengador del orden de la naturaleza.
Es importante saber que eso -a veces- nos produce incomprensión y perdemos
seguridad. Dios no es dios de las falsas seguridades; su presencia no es fuga ni
irresponsabilidad, tampoco es sólo consolación porque hay cosas que pasan y le
duelen al hombre, le duelen a la sociedad.
Lo claro es que tenemos que tener fe y la fe es abandonarse en Dios, incluso
cuando duerme, como dice el Evangelio, y ninguna dificultad puede vencerlo.
Reconocerlo a Dios que está presente y esa presencia en nosotros puede ordenar la
vida, cuidar la naturaleza y sobre todo cuidar la ecología humana, cuidar a los
humanos, cuidar a toda persona, cuidar a las familias.
Para poder cuidarlo hay que reconocer que Dios está presente y sobre todo saber
que tenemos que confiar en Dios. No tener miedo. No vivir con miedo. No tener
poca fe. “Hombres ﾿por qué tienen miedo? ᄀQué poca fe tienen!”
Pidamos al Señor que aumente nuestra fe para poder vivir en este planeta con
mayor amor, dignidad, respeto y justicia.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén