Profetas ayer y hoy
En todo tiempo los profetas han sido rechazados. Jesús, el Hijo de Dios,
también fue rechazado por los suyos. Hoy, todavía, el mismo Cristo viene
continuamente a nuestro encuentro. Para acogerle, no hará falta que
abramos los ojos de nuestra fe?
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 6, 1-6
En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando
llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que le oía se
preguntaba asombrada: "¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa
que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el
carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?
¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?" Y desconfiaban de él. Jesús
les decía:
-- No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en
su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó a algunos enfermos
imponiéndoles las manos. Y se extraño de su falta de fe. Y recorría los
pueblos del contorno enseñando.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
La espiritualidad del fracaso
Las 3 lecturas de este domingo nos hablan de la “espiritualidad del
fracaso”: el profeta Ezequiel recibe de Dios la orden de permanecer de pie
frente a un pueblo que rechaza su mensaje.
Pablo confiesa tener un “aguijón en la carne”, un fracaso que muestra
cómo él tiene dificultades a vencer. Y Jesús experimenta un fracaso en su
propio pueblo. El fracaso o frustración hace parte de nuestra vida, pero
Dios nos ama a pesar de nuestros fracasos o tropiezos.
“El aguijón” de Pablo es un buen ejemplo de todo aquello que no tiene
éxito en nuestra vida y de todas nuestras debilidades humanas. Dios le dice
entonces: “Mi gracia te basta: mi poder se muestra en la debilidad”.
Pablo es llamado a aceptarse tal como él es, todo corrigiendo su imagen de
Dios. El Señor no tiene necesidad de nuestros poderes o potencias
excepcionales. Él nos ama tal y como somos.
…La verdadera vocación del ser humano es estar al servicio de los demás.
Ella es comunitaria y fraternal y da un sentido a la vida.
Dios construye, paradójicamente, sobre nuestra pobreza y debilidades,
mismo si la razón humana pretende lo contrario. Pertenecemos a una
civilización que glorifica nada más que lo mejor, lo primero, al número
1…en política, en el deporte, en cualquier carrera! Es la ley del más fuerte.
El evangelio, por el contrario, es una Buena Noticia para todos pero
particularmente para aquellos que no son los mejores, que sortean o tienen
todo tipo de dificultades: los enfermos, los rechazados, los últimos del
equipo, los excluidos.
Nosotros, todos sufrimos por los fracasos en nuestros proyectos
personales, en los estudios, en el matrimonio, la carrera, la educación de
los hijos. Nuestra salud es precaria, tenemos adicciones, somos limitados,
tenemos debilidades.
El fracaso o tropiezo puede venir de diferentes direcciones. En el texto de
hoy, el fracaso es el resultado de la predicación de los Valores del Reino. Un
mensaje de verdad, de amor, de justicia, de paz es raramente bien recibido
y hace sublevar apareciendo así la oposición, la hostilidad, el odio y la
violencia! Numerosos artesanos de paz son testigos: Martin Luther King,
quien defendía los derechos de las minorías; Gandhi, un hindú que había
hecho una gran amistad con los musulmanes; Dietrich Bonhöffer, un pastor
protestante llevado a la horca por las S.S (policía nazi) ya que se oponía a la
exterminación de los judíos y combatía la política de muerte de Adolfo
Hitler; Monseñor Romero quien denunciaba la explotación de los más
pobres. Este último fue asesinado cuando celebraba la Eucaristía. Miguel
Ángel Builes (1888-1971), el fundador de los Misioneros de Yarumal quien
se convirtió en profeta del acontecer nacional al denunciar la corrupción
política y los ataques a la vida moral y familiar venidos desde el exterior.
Helder Cámara recorrió el mundo como mensajero de la paz y de la
fraternidad; la Madre Teresa aportaba a los enfermos y más pobres un
poco de alivio y calor humano; Jean Vanier, gracias a los Hogares del
“Arca”, proclama la grandeza de los pequeños, de los hándicaps, de los sin-
defensa; Monseñor Desmond Tutu lucha por la liberación de su pueblo y
combate todas las discriminaciones y todas las injusticias.
Organismos como Amnistía Internacional, Desarrollo y paz, Green Peace,
Médicos sin fronteras denuncian las injusticias y hacen tomar conciencia de
la gran miseria de nuestro mundo.
Estos todos, no son más que ejemplos de personas y organismos
comprometidos, que debemos no solo admirar sino también debemos
esforzarnos por imitar.
El cardenal Daneels decía que nuestra época podría caracterizarse por la
aparición del « hombre sin vocación ». Según él, uno no concibe ya más
proyectos reales para el futuro. Los proyectos que uno escoge se quedan en
el marco estrecho del instante presente: confort económico, satisfacción de
las necesidades sentimentales, seguridad en el hogar y el trabajo, libertad
absoluta…
Contrariamente a estos objetivos muy personales y a menudo muy
egoístas, la verdadera vocación del ser humano es la de estar al servicio de
los demás. Ella es comunitaria y fraternal y le da un sentido a la vida.
Nosotros encontramos fácilmente excusas para no ayudar a los demás :
decimos que no tenemos carismas especiales, que no somos miembros de
una comunidad religiosa, decimos que estamos demasiado ocupados con
nuestro trabajo y nuestra familia, etc. Servir no solo está reservado para los
religiosos o para los Organismos de beneficencia. Jean Vanier, Raoul
Follerau, Nelson Mandela, son laicos que se nos parecen, con la diferencia
que ellos han tenido la valentía de comprometerse y ayudar los más
desfavorecidos! Para ponerse al servicio de los demás, no tenemos
necesidad de ser personas excepcionales.
El evangelio de este domingo nos invita a reflexionar sobre nuestros
fracasos, lo que puede darnos la ocasión de aceptarnos a nosotros mismos,
crecer en la autoestima y hacer aumentar nuestra fe.
Podemos entonces pasar a la acción, al servicio de aquellos que tienen
necesidad de ayuda.
OBJETIVO - VIDA DE LA SEMANA:
·
Medito esta palabra viviente: “Cuando yo soy débil, es cuando soy más
fuerte” (2 Corintios 12,10).
· Encuentro momentos en mi vida ordinaria donde haya tenido la
convicción de que el Señor actuaba en el corazón de mis pobrezas y doy
gracias.
· Pienso en una persona que creo conocer: mi conyugue, mi hijo, un amigo
o un miembro de mi comunidad. Me dejo sorprender ya que ella me
permite el ver o descubrir a Dios.
ORACION-CONTEMPLACION
Cuantas veces Jesús hemos entendido tu Palabra
en nuestra iglesia parroquial, en los lugares de peregrinación,
donde se te celebraba y se te daba gracias,
en las palabras y los gestos des testigos encontrados sobre nuestra ruta.
Tu Palabra a menudo nos ha tocado profundamente.
Ella ha despertado en nosotros el deseo de ser mejores,
ella ha curado o sido lenitivo para nuestras heridas, nos ha liberado de
nuestros miedos.
Ella nos ha revelado un Padre amante, presente como un buen pastor.
Al escucharte, entendíamos resonar su Palabra de Padre.
Pero también a veces, como en el evangelio de hoy,
ella ha sembrado la duda en nosotros: “Jesús eres Tú verdaderamente el
Hijo de Dios? O eres Tu simplemente un ser humano,
más fascinante, más libre que los otros,
un sabio o un profeta como lo era Juan Bautista,
como lo son hoy el Dalaï Lama o ciertos grandes predicadores?”
Esta cuestión Jesús, yo quiero llevarla conmigo,
abrirla a tu Espíritu de Luz y de verdad
para poder adherirme a Ti más profundamente todavía.
Yo no quiero, Jesús, dejarme desestabilizar
por aquellos, que aun hoy,
intentan hacerme creer que Tú no eres más que un hombre, sin más.
Permíteme ser un testigo viviente de tus gestos y tus palabras
cerca de aquellos que buscan, que dudan,
que esperan encontrarte un día.
Ven a fortalecer mi fe en ti, Jesús, Hijo de Dios.
P. Gustavo Quiceno Jaramillo. Mxy
Diócesis de Valleyfield- Canada