15º Domingo Ordinario (B)
Jesús los envía en misión de dos en dos:
Desde el comienzo de su vida pública, el Señor Jesús escoge colaboradores.
Dios confía en nosotros…nos invita a trabajar con Él.
En el Antiguo y Nuevo Testamento, las personas que Dios llama son personas ordinarias
como ustedes y yo: Amos era agricultor, Pedro un pescador, Mateo un contable pagado
por los romanos, Pablo era un fabricante de tiendas.
Cristo invita a sus discípulos, ante todo a permanecer con Él durante un tiempo para así
recibir una formación de base. Al comienzo de los evangelios, vemos los apóstoles
acompañando a Jesús en sus peregrinaciones. Ellos lo ven actuar y reciben de su parte
una enseñanza importante, una nueva manera de vivir.
Jesús los prepara para la misión.
Es el modelo, que nosotros, los cristianos, hemos conservado a través de los siglos. El
día del Señor, nos reunimos alrededor de Jesús, para escuchar su palabra y compartir su
vida. Enseguida, nos dispersamos en nuestros ambientes de vida. Al final de la
celebración, somos enviados en nuestra familia, en nuestro lugar de trabajo : “pueden
irse en la paz de Cristo”…
“ Gratis han recibido, den gratuitamente! »
Leyendo el evangelio, constatamos que Jesús no hace recomendaciones sobre el
contenido doctrinal de la “misión”. Él no les dice a sus apóstoles “lo que deben
predicar”. Sin embargo, Él entra en detalles para decirles “lo que deben ser”: viajeros
que se desplazan con pocas cosas, que aprovechan la hospitalidad de la gente, que son
promotores de la paz y la reconciliación, que acompañan los enfermos, etc.
Para Jesús, el testimonio de vida es lo más importante que la Palabra (el predicar).
El confía en sus discípulos, Él cree en el ser humano, Él tiene fe en nosotros, mismo si
nosotros dudamos con frecuencia de Él. Tiene tanta confianza Dios en nosotros, tanta,
que nos deja libres de actuar a nuestro parecer en la obra de la evangelización.
Cristo nos dice en este evangelio que por nosotros, que gracias a nosotros el mundo
puede llegar a ser mejor: “ellos echaban (cazaban) muchos demonios, ungían con aceite
a muchos enfermos, y los curaban”.
Cuáles son los demonios de nuestro tiempo? (de nuestros días?) Como podríamos
mejorar el mundo alrededor nuestro?
El vocabulario utilizado por Jesucristo en el evangelio es aquel de su tiempo.
Pero nosotros comprendemos con facilidad que los discípulos son enviados para hacer
lo que Jesús Él mismo ha hecho. El contenido de su misión se resume en las 3 frases
siguientes:
a) Anunciar el Reino, lo que exige una conversión, una manera diferente de vivir su (la)
vida.
Los apóstoles que habían sido enviados a la misión, se agrupan alrededor de Jesús…Que
hace entonces Jesús? El les dice: “ustedes, vengan y váyanse para un lugar desierto,
descansen un poco” . Y es así como van a aislarse para encontrarse entre ellos. Por qué?
La respuesta es simple: uno no puede darse o donarse si uno no se ha dado antes el
tiempo de encontrarse consigo mismo.
El simbolismo de la barca y del lugar de desierto nos reenvía a nuestro propio caminar
o peregrinación, a este largo viaje, donde hemos aceptado entrar en nosotros mismos
para descubrir quienes somos verdaderamente. Uno no puede emprender ese viaje
sin reposarnos, por ejemplo, sin tomar sus distancias en relación con este mundo que
nos asalta, nos ahoga y que nos dice: “ve a la derecha, ve a la izquierda!” Este mundo
que nos asalta, incluyendo tanto las prohibiciones religiosas como las ideas de moda.
Este largo viaje hacia sí mismo es esencial, porque uno no puede dar u ofrecer lo que
no tiene, uno no puede mostrar el norte si uno mismo aun no lo ha encontrado. Si uno
no acepta este viaje, uno no hará más que repetir nuestro egoísmo individual
(quedarse concentrado solo en sí mismo y su ambiente), la familia o su colectivo, uno
no emprenderá nada más que principios rígidos o ideas del momento. Uno podrá
adoctrinar o culpabilizar, sin jamás liberar verdaderamente a quien sea.
Convertirnos, en conclusión, es cambiar nuestra mentalidad demasiado egoísta. Es
necesario saber aceptar nuestras responsabilidades y tratar de mejorar nuestro mundo,
evitando de sumar al mal más mal, y ayudando a aquellos que están necesitados de
amor y otras tantas cosas esenciales para su bienestar y o felicidad…
Yo leía últimamente un texto que decía: “hoy, en todos los países, nos quejamos de no
tener suficiente dinero para los hospitales, la salud, las personas ancianas, la educación
de los jóvenes, etc…Imagínense si las diferentes naciones pudieran convertirse: en lugar
de invertir sumas colosales en la carrera armamentista, las guerras interminables, los
juegos de azar, los deportes, el alcohol, la droga…si una buena parte de este dinero
fuera consagrado a la educación, a la investigación médica, a la edificación de
acueductos y alcantarillados, a la construcción de edificios antisísmicos, a la irrigación de
los desiertos y a combatir la sequía de las fuentes de agua! Imagínense, si se utilizara
una parte de este dinero para ayudar a quienes están necesitados! Esto cambiaria la faz
de la tierra!..”
b) Combatir el mal y echar (o cazar, derrotar) los demonios que nos impiden vivir en
libertad .
Echar los demonios hoy significa ayudar a las personas solas y sin defensa a liberarse de
la soledad, del miedo, de la injusticia, del terror, de la enfermedad. Esto quiere decir
también, liberarnos de la nicotina, del abuso de alcohol, del materialismo y consumo
excesivo y letal de pornografía (por medios impresos, internet, etc) que matan a la
familia, la adicción a los juegos de azar, electrónicos…esto quiere decir luchar y combatir
contra todas nuestras adicciones y esclavitudes…Cual es la tuya?
c) Actuar en favor de aquellos que sufren y son pobres, para así mejorar su calidad de
vida.
Curar los enfermos. Hay muchas maneras de hacerlo: saber amar, acompañar, animar o
dar motivos de alegría de vivir, ayudar, perdonar. Yo pienso en los benévolos en los
hospitales, en la gente que visita los enfermos, en aquellos que aportan la comunión en
las residencias de personas de la tercera edad, en las cárceles, en aquellos que
distribuyen las comidas en los restaurantes de ayuda a los itinerantes, a
los discapacitados, etc.
Y después Jesús envía sus discípulos de dos en dos porque la misión es una aventura
comunitaria. Nuestra fe se enriquece con la fe de los otros, y por la fe de nuestros
padres, de nuestros abuelos, de nuestros amigos, y nuestra fe contribuye a la fe de
otros. La primera regla del apostolado, es “hacer equipo”: la vida fraternal es ya un
símbolo del amor: “Miren como se aman” , decía la gente con respecto a los primeros
cristianos.
Jesús nos envía hoy, así como Él ha enviado sus discípulos ayer. Él nos invita a
evangelizar, a anunciar la Buena Nueva, a combatir el mal y venir en ayuda de aquellos
que sufren. La evangelización proclama que juntos podemos vencer la violencia, la
injusticia, la soledad y el desanimo (la depresión, la tristeza). Cristo nosenvía. Él nos
necesita. Él confía en nosotros, repito. Nosotros debemos ser sus manos y su corazón en
un mundo que necesita amor y ternura.
“Cristo les envía en misión”.
P. Gustavo Quiceno J. mxy
Diócesis de Valleyfield- Quebec-Canadá