Fiesta. Santiago, apóstol, Patrón de España (25 de julio)
OFRENDA… DEL PUEBLO
Padre Javier Leoz
No nos sorprende que, a estas alturas, el Sr. Alcalde de Santiago de Compostela (la
ciudad que le debe tanto y todo al Santo) se resista y niegue hacer la ofrenda
tradicional al Santo Patrón. ¿Cuándo entenderán que ser aconfesional significa no
abrazar ninguna religión pero no dar la espalda tampoco a ninguna de ellas? Aquí,
como siempre, somos modernos y laicos para lo que queremos y, si se puede
metiendo los dedos a los ojos en la Iglesia, pues mejor que mejor.
Pero no olvidemos que no son los políticos los que nos han de descubrir a Aquel en
el que creemos (en todo caso en muchos momentos nos lo desvirtúan, distorsionan
y hasta capitalizan). La fiesta de Santiago ha de contar con algo imprescindible e
importante: la ofrenda de todo un pueblo que sabe valorar, cuidar, cultivar y
transmitir las raíces de su ser espiritual a las generaciones presentes y futuras. Esa
es la mejor ofrenda. Lo demás….pétalos en seco y de gente que, con estas excusas,
tienen su minuto de gloria. El año que viene nadie hablará de ellos.
1.- Hoy, en esta fiesta del Santo Patrón, caemos en la cuenta de aquello que, el
domingo pasado, el evangelio nos se￱alaba: “Estamos como ovejas sin pastor”. Y
por qué no decirlo; a veces sin Patrón. Es más fácil doblegar una sociedad sin
“patr￳n” que con él. Es mucho más manejable un pueblo “sin patr￳n” que sin su
protecci￳n. Es más marioneta una ciudadanía “sin patr￳n” que con referencia, poso
y virtud. ¿O no?
La grandeza de Santiago Apóstol (su vida, testimonio, predicación y llegada a
nuestra tierra) s￳lo se entiende desde una convicci￳n: él también tuvo su “patr￳n”
y no fue otro que el Evangelio. Nada ni nadie se lo quitó. Poco le importó que fuera
comprendido o entendido, atendido o ensalzado, reverenciado o –incluso si ahora
viniera de nuevo- que los regidores no le llevasen ofrendas. Lo esencial para él era
lleva a cabo su obra: Cristo no podía quedarse en el círculo de aquellas primeras
tierras que él piso. Su pasión, muerte y resurrección merecían otro trato (mucho
más que flores): exigía vida, sangre y constancia. Sólo desde estas características
nuestra nación y otros tantos pueblos y ciudades del mundo se aventuraron a
colocarlo como PATRÓN de su vida social, económica, cultural, artística, etc.
2.- El reciente periplo pastoral del Papa Francisco por tierras de América nos
ayudan de nuevo a ver por dónde han de ir los horizontes evangelizadores:
cercanía, persuasión, alegría, amor por los pobres y esfuerzo. Notas que, de lleno,
se dieron en la vida de Santiago Apóstol.
-Cercanía. Quien estuvo al lado del Maestro sabía que, por convencimiento y luego
por contagio, la fe se expandía.
-Persuasión. No supo quedarse cómodamente sentado en la silla del lugar donde
nació. El fuego del evangelio le quemaba y, esa fuerza interna, era motor para que
otros descubrieran que Cristo estaba en nuestra piel y en nuestra carne.
-Alegría. Su paso, con su palabra, dejó senderos de alegría para todos los que
conocieron y se acercaron a la persona del Señor. Finisterre (el final del mundo) es
antesala del inicio de otro nuevo y distinto. Es el final de algo viejo (dioses
extraños) para abrazar al Dios único y verdadero.
-Amor. Quien fue pobre, con el pescado para cada día, nunca olvidó su procedencia.
Supo que el Evangelio era ofrenda del “Jesús rico” (en misericordia, paz, consuelo,
salud…) a todo necesitado de respuestas.
-Esfuerzo. Su salto hasta nuestro continente no estuvo exento de dificultades. La
historia no nos señala demasiadas pero, quien se afana en lo bueno, a la fuerza le
ha costar y mucho. El cristianismo es pelea, el lío, es creatividad, es salir de
nosotros mismos, es desinstalarse y –sobre todo- es trabajar sin desmayo.
3.- Que, como el apóstol Santiago, sepamos sembrar la semilla del amor de Dios e
indicar el Camino de Cristo con nuestro deseo de comunicar y expresar nuestra fe a
cuántos nos rodean. Sin imposiciones pero con convencimiento. Sin violencia pero
con constancia. Sin timidez y con persuasión. Sin miedo y conscientes de que, el
anuncio de Jesucristo, implica y trae consigo incomprensión, enojo, traición y hasta
sufrimiento.
No olvidemos que, uno de los pilares fundamentales de la primera evangelización
que nos trajo Santiago Apóstol, fue precisamente el que a nosotros nos falta y más
nos hace falta: el testimonio de la fe.
4.- GUÍADOS POR LA FE
Hacia ti y contigo, Santiago, cada peregrino
encuentra su propio milagro.
En ti y contigo, Santiago, quien mira hacia el cielo
siente que está llamado a vivir con Cristo
a sentir y avanzar, por los caminos de la vida,
con Aquel que, en el camino, dejo una cruz con su sello.
Hoy, caminando contigo,
descubrimos la belleza que te hizo grande e invencible
Sabemos que, tus pies, se pusieron en movimiento
porque tuvieron la intuición de que fue tierra firme
de que, más que polvo, eran luz hacia lo divino.
Que en este Año Santo de la Fe, Señor Santiago,
descubramos que, la vida de cada uno,
es un pequeño santuario en el que podemos
dar cobijo o, por el contrario, desterrar a Dios.
Que en este Año de la Fe, Señor Santiago,
sepamos agarrarnos a la cruz que fue tu gloria
para no desplomarnos por los senderos inciertos
en los que, la falsedad y el todo vale,
nos aleja de aquello que trajiste contigo: el Evangelio.
Acoge, apóstol con ruido de trueno,
las súplicas de los que en este día festejamos tu proeza.
Danos valor en la lucha, para que no decaigamos
Danos ilusión en la palabra, para que tenga sabor a Dios
Danos empeño en el trabajo, para que no nos desanimemos
Danos visión de futuro, para que no nos quedemos en el presente
Danos oración en lo que hacemos, para que no seamos activistas
Danos silencio en el ruido, para que escuchemos la voz del Señor
Danos agua en el camino, para que renovemos nuestro Bautismo
Que sepamos vivir, el camino de nuestra existencia,
con los pies en la tierra, con los ojos en el cielo,
con el corazón en el Evangelio y con el pensamiento en la eternidad.
Amén.