XX Domingo del Tiempo Ordinario, Cicl –B
BANQUETE ESPIRITUAL
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Si algunos de vosotros tenéis la costumbre de leer los mensajes que
semanalmente os escribo, mis queridos jóvenes lectores, ya sabréis que trato
siempre que puedo de hablar de paisajes o acontecimientos que conozco. Lugares
que los otros escritores de esta sección de betania.es, seguramente no habrán
frecuentado como yo y que por eso os podré decir cosas que ellos no conozcan,
pese a que, lo que os digan ellos, no deje de ser muy interesante y útil para
vuestra vida espiritual. Pues la verdad es que este domingo no puedo situarme en
este terreno y deberé escribiros, desde una situación especulativa.
2.- Hablar de la Sabiduría divina como de una señora, personificarla, sin que sea
una persona, que eso está reservado al Misterio de la Santísima Trinidad, resulta
difícil para los que no somos semitas de aquellos tiempos, como lo era el autor o
autores inspirados de este libro. Mucho más, cuando parte de descripciones que no
a todos os resultarán comunes.
3.- Estoy pensando en la mesa de un banquete preparada para invitados insignes.
Habla de pan, que no en la de todos lo pondríais. Estoy refiriéndome a aquellos
para los que es imprescindible el arroz o el manioc o la torta de maíz, por poner
ejemplos. Algo semejante pasa con la bebida. En un banquete que se precie, no
puede faltar un buen fino para el aperitivo, vino blanco para el pescado, tinto para
la carne y, para coronar la fiesta, champagne o cava. Finalmente, si hay que
complementar el encuentro, no puede faltar un buen brandy o licor exquisito. Para
nosotros los mediterráneos, esto es lenguaje común y el texto del libro de los
Proverbios, ofrece una imagen excelente y elocuente.
4.- Pero no creáis que os he descrito un convite habitual. La mayor parte de
nosotros nunca ha participado de un festín así, pero sabemos de lo que se trata y
hoy, al leer el texto sagrado, sabemos que se nos quiere indicar que la invitación a
la intimidad con Dios, supone una sublimación, o al menos una superación, de
nuestro habitual estado anímico.
5.- Hay gente que vive para comer, dormir y… a esos tales les estará vedada la
entrada, mientras no modifiquen su vida. Tal vez sin llegar a tanto, nosotros
pasamos nuestros días atareados, estresados y obsesionados, por conseguir lo que
nos deslumbra, sin desear o soñar con calidades superiores. O, pretendiendo
conseguir más dinero del que en realidad precisamos. Mientras así pasen nuestros
días, las palabras, las enseñanzas del Maestro, nos parecerán música celestial,
simples torneos de palabrerías, que nada nos importan.
6.- Soy pan vivo, bajado del cielo… dice Él Mi carne es para la vida del mundo,
añade
¿Qué significado tiene esto? ¿Por qué se molesta en ofrecernos lo que creemos
tantas veces que no nos interesa? Comer su carne y beber su sangre ¿tiene algún
sentido? ¿No sería mejor que nos ofreciera otra cosa?