XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B
CUANDO LA COSA VA EN SERIO
Padre Javier Leoz
Impresionaba no hace muchos meses cuando en Irak, una niña de 8 años,
hacía esta profesión de fe: “Matadme si queréis, pero no puedo dejar de
recibir a Jesús en la misa.”
1.- Es en los momentos más delicados de nuestro día a día, en los ejercicios
culturales, sociales, políticos o familiares diarios, donde se demuestra o no, se ve o
se disimula, se transmite o se oculta la verdad de nuestra fe.
-¿Es pan de primera, Cristo, en las mesas donde nos sentamos?
-¿Es pan de verdad , Cristo, en nuestras conversaciones?
-¿Es pan de justicia , Cristo, en nuestras obras?
-¿Es pan de silencio , Cristo, en nuestra oración?
-¿Es pan de misericordia , Cristo, en nuestra dedicación a los demás?
Sólo desde una convicción, nuestra fe profunda en Jesús, podremos llevar adelante
nuestra misión de bautizados. Romper nuestros vínculos con Él, alejarnos de los
sacramentos (que son gracia) no hace sino ahondar nuestro desconocimiento de su
persona y convertir nuestros actos en simples momentos de altruismo sin
relevancia divina alguna y con un alto riesgo de cansancio. No olvidemos que, el
pan de la eucaristía, nos fortalece y nos empuja. Es el sucedáneo que nos ofrecen
otros dioses lo que nos paraliza y nos hastía. Por eso, que mucha gente encuentre
en el sano altruismo, en la entrega generosa hacia los
2.- Ser cristiano, más en los tiempos en los que nos encontramos, conlleva una
lucha sin cuartel Un estar constantemente planteándonos si merece la pena o no ir
de la mano de Jesús. ¿Lo más fácil? Soltarla. ¿Lo más meritorio? Perseverar en esa
amistad. Jesús no nos da “gato por liebre”. Quiere seguidores de cuerpo entero y, a
veces, hacemos de nuestra entrega a Jesús como hace el carnicero cuando sirve en
su comercio: va diseccionando las diferentes partes y lo vende según el gusto y
precio de sus clientes.
Nuestra fe, por qué no reconocerlo, también está atravesada por esa alta dosis de
relativismo. La ambigüedad nos acompaña en muchos momentos y, cuando hay
que dar la cara por Cristo, nos damos cuenta o de que no estamos preparados o de
que no tenemos suficiente fuerza para hacerlo.
3.- Y es que, cuando la cosa va en serio (“en tiempos recios amigos fuertes de
Dios”) es cuando llegamos a comprender sí, nuestra fe, es ámbito exclusivamente
privado y débil o si por el contrario está formada y bien dispuesta para ser un
referente e interpelar al mundo que nos rodea.
Pidamos a Jesús que sepamos dar con la clave para entender, vivir y disfrutar de la
Eucaristía (de tal manera) que no podamos vivir sin ella.
4.- PAN VIVO, EN UN MUNDO MUERTO
Fortaleces, con tu pan,
al que hambriento de otros panes
cae bajo el peso de su propia debilidad.
Nos sacias, Señor, con tu ternura
y, cuando falla el calor humano,
te haces encuentro, caricia,
abrazo, respuesta y amor entregado
Eres pan vivo, Señor,
en un mundo que, creyéndose seguro,
es zarandeado al viento de su propio egoísmo.
Eres pan vivo, Señor,
que, cuando se recibe con fe,
produce el milagro del amor sin farsa
el milagro de la fe sin fisuras
el milagro de las manos abiertas
el milagro de darse sin agotarse
Eres pan vivo, Señor,
y quien te recibe, vive eternamente
quien te recibe, cree y espera
quien te come, ama y se entrega
quien te comulga, perdona y olvida
Eres pan vivo, Señor;
ayúdame a responderte con mi fe
enséñame a ver más allá de mí mismo
condúceme hasta tu regazo
para que, allá donde yo vaya,
siempre contigo me encuentre.
Y, cuando yo crea sentirme demasiado vivo,
haz que, con tu pan,
comprenda que el mundo
está demasiado muerto
cuando es incapaz de reconocerte
como el pan vivo y verdadero sustento.
Amén.