DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B -
PARA NOSOTROS ¿QUIÉN ES JESÚS?
La pregunta de Jesús a sus discípulos acerca de las opiniones del pueblo se ha
relacionado con la enemistad de Antipas quien lo perseguía o con una
supuesta separación larga de sus discípulos.
El conocimiento de Dios como el conocimiento de una persona es lento pero
progresivo porque así es el camino de la confianza humana y de la fe en Dios.
Cesarea de Filipo una ciudad al pie del Hermón es una cima en el
conocimiento y la fe en Jesús; ecológicamente bellísima como para hacer una
encuesta y reflexionar las respuestas; Lo original fue el sondeo de opinión
hecho por el mismo Jesús.
Los discípulos citan en sus respuestas las opiniones del pueblo que identifican
a Jesús con Juan el Bautista un maestro que convocaba a la conversión
moral; según la gente en Jesús el Juan Bautista asesinado ha retornado a la
vida terrena (6,14) Jesús nunca creyó que el hombre pudiera cambiar a punta
de leyes, esfuerzos éticos y justificaciones morales como lo requería Juan de
su entorno judío.
Si bien Elías había luchado a brazo partido con el dios cananeo Baal y la
opresión política y social del reino del norte, su retorno era más improbable
que el deseo de Israel; así en todas las cenas pascuales se le dejara un
puesto por si llegaba de improviso.(2 Re2,1-4).
La última respuesta tenía que ver con los antiguos profetas en razón de
cuestionar con energía las falsas tradiciones y apoyaban el proyecto de Yahve
sobre Israel, como ellos creían que lo hacía Jesús.
LA RESPUESTA NUESTRA.
Aún falta la respuesta nuestra. Cuando nos preguntan o nos preguntamos
quién es Jesús, de inmediato decimos cuanto sabemos o hemos aprendido en
la casa, la escuela, el colegio, la parroquia; otros dirán lo que han estudiado
en la teología, leído en los buenos libros de historia sobre Jesús o han
escuchado de otras personas: que es un amante de la justicia, constructor de
paz y amigo de la fraternidad, un líder revolucionario o el hombre más
importante del mundo; o simplemente son indiferentes a la persona de Jesús.
Siempre quedará faltando la respuesta que cuenta la experiencia personal de
la fe: “¿y vosotros quién decís que soy yo?”. Esta pregunta hecha cuando iban
de camino equivalía a: ¿Quién dicen ustedes que soy yo para sus vidas?
Jesucristo es el mejor don de Dios para nuestras vidas pero no para darnos
cosas; ésa es la mayor agresión contra la fe en Jesús. La fe es creíble por
amar a los otros con el mismo amor de Dios; lo demás son creencias. Cuando
Pedro le respondi￳, a nombre nuestro, “tú eres el Mesías” le estaba repitiendo
una f￳rmula aprendida quien sabe d￳nde y cuándo “Tú no juzgas según Dios
sino según los hombres”; de lo contrario hubiera aceptado su muerte y
resurrecci￳n al tercer día sin tratar de “disuadirlo” El camino de Jesús, la cruz,
es la identidad que refleja el sentimiento de Dios; por el contrario el camino
de Pedro y los discípulos, lo mismo que el nuestro, Jesús lo llama “satanás”
por expresar solo nuestros deseos y egoísmos.
¿QUÉ ES LA CRUZ?
Jesús nunca permitió que alguien externo fuera hombre, mujer o doctrina
piadosa, civil o teológica definieran su identidad, entre otras razones por no
tener la experiencia de su propia identidad que es la cruz, morir por los
demás. “Después llam￳ a la multitud y a sus discípulos, en un llamado
general y urgente, y les dijo: “El que quiera venir conmigo, que renuncie así
mismo, cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida la
perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará”
(evangelio)
Renunciar a sí mismo no es otra cosa que priorizar el servicio a los demás
sobre nuestro propio “ego”; que fue lo que identific￳ Jesús como cruz, dar la
vida por nosotros y los otros. Pablo pensando en Jesús decía “no me glorío en
nada sino en la cruz de Jesucristo” (Gal 6,14). La sabiduría de la cruz es la
entrega a los demás. Santiago agregaba más tarde “¿no será que la fe en el
Mesías sin obras es muerta? quizá alguien podría decir: tengo fe y yo obras. A
ver cómo, sin obras, me demuestras tu fe; yo en cambio, con mis obras te
demostraré mi fe” .La obra más grande de la fe es servir, ser solidarios.
EL SUFRIMIENTO Y LACRUZ.
La cruz tiene un sentido creyente distinto del que habitualmente le damos.
De todo cuanto en nuestra carne queremos deshacernos y de nuestra vida
descargar por limitante y penoso, que de manera incorrecta llamamos cruz,
representan para Dios el lugar y el momento privilegiado para amarnos; lo
que Job experimentaba, incluyendo la enfermedad, la perdida de lo material,
la carencia del afecto familiar y descuido de Dios, como “He conocido a Dios
en mi propia carne”. Esta experiencia de amor de Dios en nuestras
debilidades es lo que los creyentes llamamos, cruz. Mientras no nos sintamos
queridos, acompañados por Dios en los sufrimientos, no hay cruz. Es
distorsionar la cruz cuando hablamos de la cruz del matrimonio, la cruz de
nuestros hijos, la cruz de la drogadicción, la cruz del licor, la cruz de la
pobreza, porque aún ahí no nos sentimos queridos por Dios. La palabra de
Dios nos dice que la cruz no es sufrimiento o castigo, sino el lugar donde el
amor de Dios destruye los signos de la muerte y la misma muerte. De lo
contrario no podríamos hablar de “la cruz gloriosa del se￱or resucitado”.
Padre Emilio Betancur Múnera