26º Domingo del Tiempo Ordinario (B)
El Evangelio no cesa de invitarnos a la tolerancia y a la acogida de los otros. Para
sostenernos y darnos fuerzas en esta tarea, contamos con el Espíritu Santo que sopa
donde quiere, más allá de todas las fronteras. Que sea Él, quien cree la unidad de
nuestra asamblea alrededor de Cristo Resucitado presente y actuante en nuestra
celebración.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre
puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará
sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en
mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y
si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida,
que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de
pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos
pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar
tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el
gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»
Palabra del Señor
Estar con Cristo...Discípulos aquí y allá!
En el evangelio, Jesús no condena la gente que no camina con Él. La única exigencia o
requisito que pide para reconocer su actividad, es este: “Aquel que hace un milagro en
mi nombre no puede al mismo tiempo hablar mal de mí”. Lo que cuenta antes que nada
es la “pertenencia a Cristo”, es actuar en nombre de Cristo y ser reconocidos como
personas (miembros) de Cristo: “aquel que les dé un vaso de agua por su pertenencia a
Cristo no se quedara sin ser recompensado”. Entonces, Todo el mundo puede obra “en
nombre de Cristo” con la condición de que le pertenezca! El anuncio del Evangelio de
Cristo no está reservado a algunos misioneros patentados, oficiales, a los sacerdotes o a
los diáconos ordenados! La evangelización concierne a todos los que son de Cristo, es
decir, a todos los cristianos, a toda la Iglesia!
En materia de misión, no hay especialistas! Aquellos que son de Cristo, todos los
bautizados, son “sacerdotes, profetas y reyes”, es lo que decimos siempre al hacer la
unción con el oleo sagrado en el bautismo. El “especialista de la misión”, si yo puedo
decirlo así, el animador de la actividad misionera de la Iglesia, es en efecto El Espíritu
Santo! “El Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización: es Él quien empuja
a cada uno a anunciar el Evangelio” (Ecclesia in África,20). Es el Espíritu que Jesús ha
derramado desde lo alto de la cruz al “expirar” y sobre sus apóstoles soplando sobre
ellos el atardecer de la resurrección. Es este mismo Espíritu que ha sido expandido y ha
venido sobre todos los que estaban presentes el día de Pentecostés, sin importar sus
orígenes.
“Si el Señor podía poner su espíritu en ellos para hacer de todo su pueblo un pueblo de
profetas!” : si ese gran deseo de Moisés pudiera realizarse hoy! No habría todos esos
falsos profetas que engañan los ignorantes y los pobres, en diversos lugares y ambientes
de nuestro mundo…todos esos se dicen profetas, detentores de poderes misteriosos de
curación, para atraer las multitudes, colectar el dinero de los débiles y volverse ricos
como aquellos de los que habla Santiago en su carta o como aquellas gentes a las que
Jesús condena porque conducen a la perdición y a la caída los pequeños que Dios ama.
Todos los bautizados deberían ser verdaderos profetas! Todos nosotros deberíamos ser
profetas puesto que pertenecemos a Cristo! Para ser verdaderos profetas, es necesario
al menos dos condiciones según nos dice la Palabra de Dios de este día. La primera, es
pertenecer verdaderamente a Cristo. Haber apostado (echarse toda la vida al hombro
como una manta ) por Él. No simplemente con palabras, sino también con todo lo que
somos. Esto supone que hayamos renunciado a toda búsqueda de nuestro propio
interés y a nuestras actitudes egoístas. Poner atención a no comportarnos como esos
ricos de los cuales habla Santiago! Ellos no se preocupan que de sus bienes:
“sus” riquezas, “sus vestidos , “su” oro, “su” dinero, “sus” tierras…Hay peligro cuando
nos preocupamos solo de nosotros mismos, de nuestros bienes, de nuestras carreras!
En el evangelio, Jesús pone como imagen los miembros del cuerpo que nos pide cortar,
arrancar si ellos nos incitan a pecar.
Nosotros sabemos que nuestras manos, nuestros pies, nuestros ojos, nos llevan a pecar
de múltiples maneras. Que los ojos desean con lujuria o ambición cualquier cosa, los
pies conducen para que la mano pueda ampararse por si misma: es así como se da el
robo, el adulterio y todas las conductas graves. Jesús nos llama a que seamos profetas
renunciando, mismo a pesar que sea difícil, a todo lo que nos lleva a traicionar la misión
evangélica que hemos recibido en el bautismo.
La segunda condición para ser profeta, es ser conducido por el Espíritu de Dios.
Se puede decir de otro modo, a la manera de San Pablo y es siendo “cristianos
espirituales”. Dejémonos modelar interiormente por la fuerza evangélica del Espíritu
Santo que hemos recibido en el bautismo. Porque el deseo de Moisés se ha hecho
realidad en Pentecostés. El objetivo de la misión de Jesús era de dar el Espíritu Santo a
todos los que creyeran en su nombre. En efecto, todos los que renuncian a sii mismos, a
sus falsas riquezas, y que hacen la opción por pertenecer a Cristo, realizan verdaderos
milagros en nombre de Jesús; ellos son profetas de Cristo ahí donde viven y en todos los
lugares donde van. Es la fuerza de Cristo que nos ha sido dada para que nuestra vida
esté animada y que nuestra manera de vivir esté marcada por el servicio y el respeto a
los demás y no por nuestros intereses egoístas.
Es el Espíritu Santo que actúa en la vida de los verdaderos profetas y mismo en la de los
niños. Él hace grandes milagros en aquellos que son de Cristo!
Los textos de hoy nos invitan a reflexionar sobre nuestros perjuicios, nuestras
exclusiones, nuestro rechazo al otro. La apertura no nos obliga a renunciar a nuestra
propia identidad cristiana, al contrario ella la fortalece, no en el enfrentamiento pero si
en el dialogo. Dialogar para comprender, maravillarse, enriquecerse! Cuando uno se
acerca a los otros, ya sean anglicanos, metodistas, mormones, musulmanes, hindúes,
judíos, no creyentes, ateos, animistas, se descubren perlas de humanidad y de
espiritualidad.
Uno se da cuenta que fuera de la Iglesia, hay muchos signos de vida, que muchos
exorcizan demonios, es decir que luchan contra el mal, la enfermedad, los prejuicios y la
discriminación. Existen muchas personas que hacen un trabajo excepcional en un gran
espíritu de fraternidad y compromiso…
Ni el grupo de los Doce, ni ninguna Iglesia es la sola depositaria del Espíritu de Dios.
Fuera de nuestros cenáculos, el Espíritu sopla, imprevisible, libre como el viento (Juan
3,8).
Cristo nos invita hoy a abrirnos, a estar abiertos a aquellos que quieren hacer el bien, ser
edificados por sus compromisos, a admirar el bello trabajo que realizan aquellos que no
pertenecen a nuestro grupo, a nuestro partido político, a nuestra nacionalidad. “No se lo
impidan, mismo si no son de los nuestros”.
ORACION-MEDITACION
Sobre tu pueblo Señor, envías tu Espíritu.
Haces surgir profetas de todas las razas y culturas.
Múltiples obreros que envías a la viña del mundo.
Ellos hablan en tu nombre. Ellos sirven en tu nombre.
Ellos viven, sufren y mueren a causa de tu evangelio.
Con sus manos, crean nuevos semilleros,
y siembran la paz, la justicia y la solidaridad.
Con sus pies atraviesan nuevas fronteras
y hacen recular la ignorancia, la miseria y el miedo.
Con una mirada pura, ellos se levantan para celebrar la belleza de la vida,
para llamar al respeto de todo ser humano.
Sobre tu pueblo, Señor, haz reposar tu Espíritu.
Tu suscitas profetas de todas las razas y culturas;
profetas que espantan los malos espíritus;
Profetas que nos cuestionan y nos incomodan.
Profetas que portan un fuego que pensamos apagado.
Es por eso que nos dices: “no se lo impidan!”
Déjenles llevar de nuevo la esperanza a sus hijos.
Déjenles entrar en el templo de la cotidianidad
Mientras dicen también:
“El Espíritu del Señor está sobre mí,
Él me ha consagrado y me ha enviado a llevar la Buena Nueva a los pobres.”
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
http://www.ciudadredonda.org/lectura/?f=2012-09-30 (para las lecturas)
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
Pequeño misal « Prions en Église », edición quebequense, 2009 et 2012.
Diversas fuentes de internet
P. GUSTAVO QUICENO JARAMILLO. mxy
Diócesis de Valleyfield- Quebec