“MATERNIDAD, FAMILIA Y POLÍTICA”
Carta de Monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el domingo XXIX durante el año
(18 de octubre de 2015)
En este domingo estamos celebrando un día especialmente querido por nuestro pueblo que es el
día de la madre. Queremos tener presente a las madres en su día y unirnos en la oración a los
tantísimos gestos que formarán parte de esta celebración. De alguna manera estamos celebrando
también el valor de la familia, la cual no es posible sin el don de la maternidad, de los hijos y de
la esperanza.
Durante este mes de octubre rezamos por la familia porque sabemos que es un tema central para
la vida humana y para proyectar una sociedad, un país, una provincia con valores y con
esperanza. Especialmente en estos días, se está produciendo un acontecimiento fundamental en
la vida de la Iglesia, “el Sínodo de la familia” en Roma. Desde todo el mundo y también desde
nuestra Diócesis rezamos y nos disponemos a redoblar todos nuestros compromisos por
evangelizar y acercarnos al corazón de nuestras familias con la alegría del Evangelio y con la
misericordia de abrazar tantas situaciones complejas y sufrimientos humanos. Pero a pesar de
todo, de tantas propuestas materialistas individualistas, percibimos que la familia continúa
siendo un valor apreciado por nuestro pueblo. El hogar es un lugar de encuentro de personas y en
las pruebas cotidianas se recrea el sentido de pertenencia. Gracias a los afectos auténticos de
paternidad, filiación, fraternidad y nupcialidad, aprendemos a sostenernos mutuamente en las
dificultades, a comprendernos y perdonarnos, a corregir a los niños y a los jóvenes; a tener en
cuenta, valorar y querer a los abuelos y a las personas con capacidades diferentes. Cuando hay
familia, se expresan verdaderamente el amor y la ternura, se comparten las alegrías haciendo
fiesta y sus miembros se solidarizan ante la angustia del desempleo y ante el dolor que provoca
la enfermedad y la muerte”. Asistimos lamentablemente a una profunda contradicción en nuestra
cultura actual. Por un lado la gente en general, pero sobre todo nuestro pueblo sencillo tiene una
especial devoci￳n a “las madres” y a “la maternidad”, y a tener hijos, considerándolos como un
“don de Dios”, expresado en los bellísimos sentimientos manifestados siempre, pero
especialmente expresados en este día. Y por otro lado asistimos a una desvalorización de la
maternidad y “antinatalismo” promovido por grupos reducidos y poderosos, que promueven la
anticoncepción para solucionar, sobre todo, el problema de la pobreza, sin recurrir a aquello que
es clave para corregir este flagelo que es una mayor y justa distribución de la riqueza, y el
ejercicio de una solidaridad más globalizada. Estos sectores poderosos, organismos
internacionales, muchas veces responden a una especie de “capitalismo egoísta y salvaje”,
manejan grandes megamedios y agreden a las familias, constituidas como es natural por madres,
padres e hijos…, como “tradicionales”, y “conservadoras”. Asombrosamente se visten con el
ropaje absurdo de llamarse o autodenominarse “progresistas” y “modernos”, cuando en realidad
responden contradictoriamente al peor capitalismo con la pretensión de eliminar a los
comensales, antes que lleguen a la mesa”.
Este domingo leemos en el Evangelio (MC. 10,35-45) donde Santiago y Juan, pero tampoco los
otros apóstoles entienden suficientemente el anuncio del Reino que el Señor realizaba, y
peleaban por tener los mejores lugares, sin comprender que este Reino implicaba “servir”
teniendo en cuenta a los otros como sujetos, y no como objeto de sus ambiciones: “al contrario,
el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos”. Es bueno se￱alar esto a tantos
varones y mujeres que el próximo domingo deberán votar con responsabilidad, y sobre todo a los
que buscan diferentes cargos , desde la Presidencia de la Nación, a otros de menor jerarquía, por
todos ellos rezamos para que entiendan que su misión será servir a los demás, y no servirse de
los demás. Especialmente pedimos por la valoración del tema de la vida humana y la familia,
para que sean consideradas claves de una construcción social y cultural.
Envio un saludo especial a nuestras madres, y rezamos por la maternidad, con la certeza que es
un don maravilloso de Dios, y por el valor de la familia, los papás y mamás, para que puedan
asumir su rol, y por los hijos que son un signo de esperanza.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas