DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO (B)
Homilía del P. Bernabé Dalmau, monje de Montserrat
11 de octubre de 2015
Sab 7,7-11 / Heb 4,12-13 / Mc 10,17-30
Queridos hermanos y hermanas,
En medio de la narración de San Marcos sobre el hombre rico que pedía consejo, un
comentario del evangelista nos deja helados: "A estas palabras, él frunció el ceño y se
marchó pesaroso, porque era muy rico". Aquel hombre, pues, quedó abatido por la
propuesta que recibió cuando quería profundizar el deseo de poseer la vida eterna.
Duele que alguien pueda encontrarse contrariado, porque parece que el contacto con
el Señor debería ser siempre fuente de liberación, estallido de alegría interior. Duele,
porque aquel hombre no era una persona cualquiera. Conocía y cumplía desde joven
los mandamientos. El evangelista precisa que Jesús incluso "se le quedó mirando con
cariño". A nosotros que leemos este texto, el desencanto que nos produce ver
rechazada la invitación de Jesús no lo compensa ni mucho menos el final de la
narración, cuando Pedro recuerda que los discípulos sí lo han dejado todo.
Que las riquezas son efímeras, la sabiduría de Israel ya lo había constatado. La
lectura primera nos ha transmitido que el autor, en su deseo de perfección, había
hecho objeto de oración la obtención del entendimiento, del discernimiento. Y Dios le
había concedido este favor. Por ello ponía los bienes materiales en segundo lugar.
También hemos orado con la petición del salmista: "Enséñanos a calcular nuestros
años, para que adquiramos un corazón sensato".
Todas estas oraciones bíblicas tienen su razón de ser. Forman parte de " La Palabra
de Dios es viva y eficaz,... Juzga los deseos e intenciones del corazón". Si el cristiano
anhela la sabiduría del corazón, la rectitud según Dios, la cordura que proviene del
deseo de agradarle, no desea algo banal. Es aquel "para estar contigo" propio de los
apóstoles. Es el cumplimiento del deseo originario del hombre rico que conocía y
cumplía los mandamientos cuando corrió a Jesús y se arrodilló a sus pies para hacerle
la pregunta.
El tema es muy actual. El evangelio de hoy toca la cuestión de la riqueza y de la
pobreza. Pero encontraríamos invitaciones igualmente punzantes, angulosas y
sugestivas de Jesús en materia de humildad y de orgullo, de honestidad y de
indecencia, por citar sólo los tres ámbitos clásicos -pobreza, obediencia y castidad-
propios de la vida cristiana y especialmente de los que se sienten libremente llamados
a servir al Reino de Dios. El caso es que gestionar la propia vida "para adquirir la
sabiduría del corazón" pide un esfuerzo particular, o mejor, una gracia podríamos decir
"que nos preceda y nos acompañe siempre". De esta manera la palabra de Dios,
espada de dos filos, esclarecerá con la máxima diafanidad las intenciones y los
pensamientos del corazón.
Hoy en día estamos muy informados. Pero la misma exuberancia de lo que nos llega y
que leemos, escuchamos y vemos nos obliga aún más a saber distinguir. Hay hechos
que deslumbran, pero no necesariamente iluminan. Buscar la auténtica luz, trabajar
para sanear el funcionamiento de la Iglesia no puede ser fruto del orgullo, del afán de
poder, del exhibicionismo mediático pero estéril a largo plazo.
Cuando el papa Francisco nos invita a cumplir el precepto de ser misericordiosos no
nos propone establecer en las comunidades cristianas una tolerancia acrítica, de
rebajas, de recortes, en el que todo vale, sino que hay que practicar, junto con el amor
al prójimo, un discernimiento a fondo. En eso aquel peregrino de Montserrat que fue
San Ignacio de Loyola es un maestro que aún ilumina el momento presente. ¡Por
supuesto!
Establecer, pues, unos criterios éticos propios a partir de una formación cristiana de la
conciencia puede parecer una misión imposible. Aquí, como en otras cosas, vale el
criterio de Jesús: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo".
Que María, que también oyó en la voz del ángel la afirmación de que "para Dios nada
hay imposible", ore para que la gracia del Señor "nos haga solícitos y constantes en la
práctica del bien".