FIESTA DE TODOS LOS SANTOS (B)
“Esta es la voluntad de Dios: que seáis santos” (1ª Tesalonicenses 4, 3-4)
- Forma parte de una cultura universal que los hombres, las organizaciones
humanas sientan necesidad y tengan a gala, celebrar y premiar a sus hombres
más sobresalientes, a sus figuras, a sus héroes.
- Las organizaciones deportivas, los suelen homenajear con el oro, la
plata o el bronce.
- Las académicas, poniéndolos en un cuadro de honor.
- Y cada año vemos como son homenajeados con los “Oscar” los
hombres sobresalientes en las más diversas disciplinas.
- La Iglesia, con esta Festividad de Todos los Santos, quiere también rendir
homenaje a sus hijos excelentes. Y, como no podía ser de otra manera, esa
excelencia homenajeada es: la santidad.
- Para eso, primordialmente, estamos en la Iglesia, para ser santos. Y esa es
también la misión fundamental de la Iglesia: ayudarnos, con sus medios
sobrenaturales, a alcanzar la santidad.
- Con esta Festividad la Iglesia quiere que hoy celebremos, no sólo a los
Santos canonizados (los menos) que figuran en el catálogo oficial de la Iglesia ,
sino también, a esa otra multitud de santos anónimos a los que se refiere hoy el
Apóstol San Juan y que hemos recordado en la 1ª lectura: “Después ví una
muchedumbre inmensa que nadie podía contar.....”.
- Me ha parecido muy certero el original elenco de esos santos anónimos, (a
los que quiere hoy también celebrar la Iglesia), recogido de un comentarista de
esta Fiesta de Todos los Santos y que los relata así:
Esta Fiesta quiere celebrar:
A “San Sr. Martínez”, ese representante con su cartera debajo del
brazo que cada día, después de su frugal café con leche, se dirige a las tiendas
de comestibles, que ha de recorrer para sacar adelante a sus cuatro hijos.
Incluye, a ese otro “San José Gómez” que, a fuerza de ser honrado, no
pudo dejar a su mujer más herencia que el maravilloso recuerdo de su bondad,
de su alegría y su laboriosidad.
A hombres y mujeres que llevaron con paciente entereza la demencia
senil del padre o la enfermedad del hermano soltero.
Santos anónimos son esos hombres y mujeres que, sin perder su
confianza en la Providencia de Dios, lloran la muerte prematura del esposo,
la esposa o el hijo.
O esos hombres y mujeres, como los misioneros, que dan físicamente
sus vidas , (más de 20 por año, según las estadísticas) para amar sirviendo a
los hijos de Dios más desafortunados”.
- Es curioso que, cuando leemos las Bienaventuranzas, tenemos la sensación de
estar ante una utopía, y sin embargo, escuchando estas situaciones tan reales,
podemos llegar a la conclusión de que las Bienaventuranzas son un camino
andadero.
- Estoy seguro que, cualquiera de vosotros conocéis en vuestro entorno, a más
de uno de estos santos anónimos, personas buenas, que piensan poco en sí
mismas y que realizan esa santidad, que definió Juan Pablo II como, “la
alegría de hacer la voluntad de Dios”.
- No quiero terminar sin recordar que nuestra celebración no debe ser sólo un
recuerdo festivo. Los Santos deben también evocarnos:
- Que todos estamos llamados a esa santidad de la vida ordinaria.
- Y recordar que los Santos, además de estimularnos con sus vidas y su
ejemplo, pueden también ayudarnos con su intercesión.
Guillermo Soto